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Jueves, 20 de mayo 2010, 15:52
El ministro de Fomento, José Blanco, ignoró ayer al presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, y a su ultimátum al PSOE y al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero si no se cumple el compromiso de la llegada del AVE a Cantabria. Revilla no confiaba mucho en el ministro y las palabras de Blanco en el Congreso de los diputados confirmaron sus peores temores. Según Blanco, Cantabria es demasiado pequeña para dos trenes de alta velocidad. Es la conclusión de las palabras del ministro, ayer en el Congreso, tras más de cuatro horas de comparecencia en la que Cantabria apenas mereció cinco minutos. La crisis del AVE también se ha traslado ya al Parlamento de Cantabria.
José Blanco volvió a eludir hablar claramente de cuál es el AVE por el que apuesta el ministerio. La insinuación volvió a ser la de los últimos días: el más barato, es decir, el de Bilbao, aunque no citó ninguno de los dos.
Lo dijo claro ayer, pero tuvo que ser a preguntas del PP, porque en su primera intervención Blanco evitó cualquier alusión a proyectos concretos. «Desde el punto de vista de la eficiencia, ¿una comunidad, que con el debido respeto, tiene 500.000 habitantes puede tener dos entradas de alta velocidad?, ¿es sostenible eso?, ¿es el modelo que me pone sobre la mesa?, fue la pregunta retórica del ministro al portavoz del PP, Andrés Ayala.
«¿Con la que está cayendo mantendría un trazado que por un lado cuesta casi 2.000 millones de euros más que por otro?», concluyó Blanco su referencia a Cantabria en la línea de sus intervenciones de los últimos días tras conocerse la suspensión de las obras de AVE a Madrid por Palencia.
En contraste, el ministro si comprometió un impulso al AVE a Asturias: «habra que seguir actuando con celeridad sobre Pajares para darle rentabilidad pronto a la inversión ya realizada».
Ninguna alusión al ultimátum dado por el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, ni a las amenazas que pesan sobre el pacto de Gobierno en Cantabria o sobre los compromisos adquiridos hace apenas dos meses con el propio Revilla y la vicepresidenta regional, Dolores Gorostiaga, cuando se obligó a la comunidad a elegir entre el AVE a Bilbao y el de la Meseta. Cantabria prefirió este ultimo, pero ahora es cuestionado, aunque no directamente, por el propio Blanco. Eso sí, el ministro afirmó ayer ante la Comisión de Fomento que «soy una persona de palabra y suelo cumplir con mis compromisos». La frase no era en respuesta a la pregunta sobre Cantabria, sino a otra sobre el tren de alta velocidad hacia Galicia.
El portavoz popular, Andrés Ayala, le recordó que es el Plan de Infraestructuras del PSOE el que incluye dos AVE a Cantabria, por Bilbao y por Palencia, y por tanto es el ministro «el que se ha comprometido con los cántabros, no con Revilla». Ayala le recriminó que ahora le pida al PP que diga por dónde tiene que ir el AVE. Blanco le respondió que entonces las planificaciones se hicieron pensando en un crecimiento coyuntural que se creía que era estructural sin serlo, «y por eso se hizo una planificación que no se corresponde con la realidad».
La comparecencia adoleció de 'nombres y apellidos', ya lo avisó el ministro. Se van a repasar más de 3.000 proyectos, pero sí dio numerosas pistas sobre el camino que tomará el plan de ajuste, valorado en 3.200 millones. Y en base a esas pistas cualquier obra, no solo ferroviaria, puede verse afectada por los recortes: «Vamos a reprogramar la mayoría de las inversiones que estamos acometiendo y reconsiderar las que no son imprescindibles». Y ello significa «posponer nuevas licitaciones, demorar plazos de finalización, suspender actuaciones e incluso anular contratos en ejecución». Todo ello en un contexto en el que la media de retraso de todos los proyectos será de un año. Se va a revisar el Plan de Infraestructuras y Transportes (PEIT) y se priorizarán las que aporten competitividad a la economía o a la cohesión territorial; se utilizarán al máximo las existentes frente a las de nueva construcción, y se apostará por la colaboración público-privada.
De hecho, si alguna obra puede salvar su futuro o mantener los plazos, será si se incluye en el Plan Extraordinario de Financiación Público Privada diseñada por Fomento.
Y otro aviso: las consecuencias del ajuste en carreteras y ferrocarriles serán para todos: «Nadie debe sentirse excluido de este esfuerzo de responsabilidad. Sé que alcaldes y presidentes de comunidades, diputados y senadores, de todos los partidos, van a expresar sentimientos de agravio. Probablemente nadie se quede contento. Pero no es el momento para el victimismo, es el momento de la racionalidad, del sentido común y de la responsabilidad».
La comparecencia de Blanco tuvo una denominador común. La crudeza: «esta crisis es dura e impredecible, la planificación de las obras públicas ha estado por encima de la realidad de nuestro país».
«Es el momento de decir la verdad, de no generar falsas expectativas ni andar con medias tintas. El ajuste es una senda irreversible, se acabó la demagogia en las obras públicas. Puede ser que eso tenga un coste político, pero estoy dispuesto a asumirlo», sentenció Blanco.
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