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José Ramón Pardo Maza tiene ahora 54 años. :: J. DYSART
«La eutanasia debería estar permitida»
REINOSA

«La eutanasia debería estar permitida»

José Ramón Pardo Maza Tetrapléjico tras sufrir un accidente de tráfico«Por la noche no dormía, lloraba y me preguntaba qué pintaba yo así; si entonces me lo hubieran propuesto, hubiera dicho que sí»

JAVIER DYSART

Lunes, 31 de mayo 2010, 23:22

José Ramón Pardo Maza, de 54 años y residente en Nestares, lleva dos décadas afectado de tetraplejia, una parálisis que padece como consecuencia de un accidente de tráfico. Ha pasado varios años en la cama, aunque, con el paso del tiempo y gracias a un plan de rehabilitación, ha recuperado parcialmente la movilidad en los brazos, lo que le permite permanecer sentado en una silla de ruedas. En todo este tiempo, su esposa, María del Carmen, ha sido la fiel escudera encargada de cuidarle, consolarle y animarle con gran cariño. A pesar de su dolorosa situación, José Ramón es una persona llena de vida y dispuesta a disfrutar de lo que esta le dé.

-¿Cómo ocurrió aquél accidente?

-De la forma más tonta. Mi compañero y yo volvíamos del trabajo. Conducía él. Al incorporamos a la carretera nos percatamos de que venía un coche a gran velocidad, pero no nos dio tiempo a esquivarle. La culpa fue nuestra. Y el resultado, éste. Me quedé tetrapléjico.

-Lleva 20 años en esta situación. ¿Cómo vive el día a día?

-Hago una vida normal adaptada a las limitaciones lógicas que tengo. La verdad es que es duro, muy duro. No puedes hacer lo que quieres en el momento que quieres, pero, bueno, con el tiempo me he ido acostumbrando y asumiendo que tiene que ser así.

-¿Qué papel representan ahora en su vida su esposa y su hija?

-Lo son todo. Son lo que tengo. Especialmente mi mujer. Ella ha sido y es la que tiene que tirar de mí. Me dedica mucho tiempo y gracias a su ayuda y a sus ánimos he podido superar los momentos difíciles. No tiene precio lo que hace. Mi hija también me apoya, pero ella está casada y vive fuera.

-¿Sus amigos de antes son sus amigos de ahora?

-Pues alguno ya no lo es, la verdad. Me han dicho que les daba corte verme así. Pero, bueno, continúo teniendo buenos amigos.

-Para afrontar su situación con la entereza con la que lo hace, ¿qué prima más, la resignación, el optimismo o las ganas de vivir?

-Creo que todo, pero especialmente la resignación. No te queda más remedio, tienes que pensar lo que tienes y que hay que avanzar. Las ganas de vivir, pues también, aunque no puedes hacer lo que quieras, me gustaba cazar y pescar y eso ya es sólo recuerdo. Las cosas vienen como vienen y no sirve darlo vuelta, por eso soy también bastante optimista. El pesimismo no conduce a nada.

-¿Es creyente?

-Sí, soy creyente y, a pesar de todo, sigo teniendo fe. Las circunstancias son las circunstancias y lo que me pasó a mí es terrenal.

La eutanasia

-¿Qué opina del derecho de las personas a una muerte digna?

-Creo que todos tenemos derecho a una muerte digna. Hay casos y casos, pero cuando llega un momento que es irreversible e imposible, la persona debe de morir sin sufrir.

-¿Qué significa para usted la palabra eutanasia?

-Yo defiendo por encima de todo el derecho a la vida de las personas. Sea cual sea su situación o la circunstancia en la que pueda encontrarse todas tienen derecho a vivir. Dicho esto también estoy de acuerdo con la eutanasia. Creo, sinceramente, que una persona que se vea afectada por una enfermedad grave o por una situación irreversible, como es mi caso, tiene derecho a elegir el momento de su muerte, pero siempre teniendo en cuenta que tiene que ser ella, la persona afectada, quien decida que sea así.

-¿Está a favor de la eutanasia?

-Sí. Personalmente pienso que la eutanasia debería de estar permitida. Hay gente en mi misma situación que no tiene quien le atienda, que está abandonada y sufriendo. Pasan por un auténtico calvario. Y en esas situaciones de angustia, soy de los que piensan que aquí no pintas nada.

-¿Usted se ha planteado la eutanasia en algún momento?

-Hace 20 años, cuando tuve el accidente, la eutanasia no se conocía. La verdad, me costó mucho asimilar mi situación tras el accidente. Hubo momentos que pensé que tenía que haberme matado en vez de haberme quedado como me quedé. Al principio estuve más de tres semanas inconsciente en cuidados intensivos. Cuando desperté en el hospital de tetrapléjicos de Toledo empecé a darme cuenta de la nueva situación. Por las noches no podía dormir, lloraba y me preguntaba qué pintaba yo así con 34 años. Si entonces me hubieran planteado la eutanasia hubiera dicho 'si'. Ahora, en cambio, estoy contento de que eso no pasara.

-¿Alberga alguna esperanza de que la ciencia y las nuevas técnicas descubran un día un remedio para su parálisis?

-No, ninguna. Para mí no. Después de 20 años... ¿qué me iban a hacer? Pues nada.

-Qué aconsejaría a esas personas que soportan situaciones similares a la suya?

-Que no se coman mucho la cabeza. Cuanto menos piense en ello, mejor. Hay que pensar en positivo, distraerse con lo que sea y asumirlo con entereza.

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