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JULIÁN MÉNDEZ
Domingo, 6 de junio 2010, 02:21
Luis Ángel Valero Bernabé (Madrid, 1954) es un buscador de tesoros. Asegura Valero que los lingotes de oro y plata que cargan los más de 3.000 barcos hundidos en las costas españolas servirían para poner fin a la crisis de la economía española. Así, de un plumazo.
Sólo el 'HMS Sussex', un buque de bandera inglesa de 48 metros de eslora, 80 cañones y 560 marineros a bordo, naufragado frente a Gibraltar en 1694, podría darle una buena alegría a la Hacienda pública. El navío cargaba nada menos que 10 toneladas de oro y 100 de plata, en hermosos lingotes, destinados a comprar la fidelidad del duque de Saboya en la guerra contra Francia. El valor se estima en más de 500 millones de euros. Y, eso por no hablar de los famosos galeones de Rande, hundidos en 1702 frente a la bahía de Vigo con riquezas fabulosas. Tanta fama tenía aquel tesoro, tapado hoy bajo miles de toneladas de lodo, que Julio Verne hizo que el capitán Nemo enviara a Rande a los tripulantes del 'Nautilus' para aprovisionarse de oro en sus '20.000 leguas de viaje submarino'. La semana pasada, durante la presentación de una novela de ficción, el anuncio del improbable hallazgo en esas mismas aguas gallegas del galeón 'Santo Cristo de Maracaibo', cargado con el oro de la flota de Indias, volvió a colocar en el primer plano de la actualidad la riqueza del patrimonio sumergido español.
«Sólo en el interior de los galeones de la época colonial, de 1492 a 1898, calculamos que hay unas 800 toneladas de oro y 12.000 de plata, oro suficiente como para acabar con la crisis en España», insiste Valero apoyándose en los estudios de su colaborador Claudio Bonifacio, investigador en el Archivo de Indias y autor del libro 'Galeones con tesoros', obra en la que se ofrece una exhaustiva información sobre cientos de pecios, su carga y su supuesta posición.
Tratar de rescatar alguno de esos buques no sería tarea fácil. Aunque la mayoría, por no decir todos los naufragios, están bien documentados en los archivos. Eran barcos del Rey, llenos de riquezas de la Corona y de particulares, por lo que su pérdida era una cuestión de Estado. Lo cierto es que, pese a su número, no hubo demasiados naufragios si tenemos en cuenta que cada año, durante dos siglos y medio, atravesaban el Atlántico convoyes de una docena o más de galeones sobrecargados, que navegaban por estima y no disponían de más previsiones meteorológicas que la experiencia. Por eso mismo, los avatares del naufragio, los testimonios de los supervivientes, las posiciones, las circunstancias y el manifiesto de carga aparecen anotados por los escribanos de la Corona con su picuda letra cortesana.
Valero conoce la lista completa de pecios españoles. Y es como para ponerse a soñar de inmediato con lingotes, monedas, esmeraldas y cadenas de oro. Anoten: la nao 'Santa Cruz' se hundió en Zahara de los Atunes en 1555. En ese mismo año se fue a pique en la playa portuguesa de Buarcos y Carrapateira la 'San Salvador'. En 1563 se hundió en Bahamas la capitana de la Flota de Nueva España. En 1589, en la playa de Troia (Portugal), desapareció la nao 'Nuestra Señora del Rosario'. En 1600, el 'San Diego' zozobró en Cavite (Filipinas) ante el ataque de una flota holandesa (este barco ha sido excavado y parte de sus restos están en el Museo Naval).
Sigan apuntando: 'San Roque', 'Santo Domingo', 'San Ambrosio', 'Nuestra Señora de Begoña', 'Nuestra Señora de los Remedios' (en Zacatula, México), la nao 'San Antonio' (costa de Tabasco), el 'Nuestra Señora de Atocha', hundido por un huracán en Florida, la almiranta de la Flota de Nueva España, 'Nuestra Señora de la Concepción', la almiranta de la Armada de Tierra Firme, 'Nuestra Señora de las Maravillas'... Miles de millones de euros hundidos en el mar a la espera de rescate. Miles de millones de lecciones de historia a la espera de que alguien se ponga las gafas de bucear y se anime a leerlas...
Portugal y la campana de Colón
Entre esas naves, alerta Valero, se encontraría la famosa fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes'. Un navío que, según el Gobierno de España, es el supuesto pecio esquilmado por la empresa Odyssey Explorer tras sus prospecciones en aguas españolas. Sin embargo, Valero, al igual que otros buscadores, duda de que las 500.000 monedas de plata y el puñado de doblones de oro cargados por Greg Stemm en el aeropuerto de Gibraltar con destino a Florida procedan en realidad de esa fragata, hundida frente a las costas de Portugal. «Los portugueses, que pusieron el grito en el cielo cuando se subastó la campana que Colón dejó en Fuerte Navidad, no han dicho nada esta vez. Si fuera la 'Mercedes' habrían actuado. Pero es seguro que Odyssey se ha llevado restos de buques españoles. La Administración sabía lo que estaba haciendo el barco de Odyssey, porque la Guardia Civil del Mar los tenía vigilados, pero nadie hizo nada. Es desesperante», se duele Valero.
La Justicia americana ha determinado, en base a los razonamientos presentados por el representante de la Corona de España, el prestigioso abogado estadounidense James Gold, que el tesoro de Odyssey es propiedad de nuestro país. Gold también defendió los intereses españoles en los casos de las fragatas 'Juno' y 'La Galga de Andalucía', hundidas en las costas de Virginia. Y no deja de ser curioso que Valero posea los derechos de prospección de estas dos fragatas (dos buques de Estado), que la Justicia de EE UU ha declarado inviolables.
La arqueología submarina tiene muchos puntos oscuros. Demasiados, diría cualquier observador imparcial.
Los beneficios del 'Titanic'
No se entiende que, con la enorme riqueza potencial que atesoran las costas españolas, ninguna Administración acometa la tarea de investigar y, en su caso, rescatar alguno de esos maravillosos pecios cargados de historia. En España sólo hay una embarcación destinada en exclusiva al estudio del patrimonio sumergido, la 'Thetis', del Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya. Su labor, resalta el historiador Martín Almagro-Gorbea, «ha permitido localizar más de 800 yacimientos submarinos: 382 barcos, 8 aviones y 4 submarinos, 45 construcciones portuarias y 11 restos de asentamientos humanos. En las aguas del Golfo de Cádiz y del Mar de Alborán, donde trabajó la empresa Odyssey Marine desde 1998, se acumulan más de 500 pecios», advierte este integrante de la Real Academia de Historia, organismo que ha exigido al Gobierno una defensa clara de este patrimonio histórico.
Valero, criminólogo, inventor de muebles infantiles e investigador, clama también para que la Administración dé vía libre a los particulares en esas tareas. «Con la legislación actual, el que encuentra algo bajo el mar no tiene derecho a quedarse con nada. Y no tiene sentido vender esas piezas en el mercado negro. Mi idea es montar exposiciones con el patrimonio que localicemos, explicar la historia... ¿Sabe que las muestras con los restos del 'Titanic' han generado unos beneficios de 700 millones de dólares? ¿Lo sabía? En España hay un desinterés total. Trabajar de forma oficial, con funcionarios en los barcos, genera unos gastos enormes. No se pueden soportar. Pero cuanto más tiempo pase, más se esquilmará ese patrimonio. ¿Sabe que a las playas de Cádiz llegan cada año cientos de monedas procedentes de los naufragios? Vaya a cualquier bar de Andalucía y verá más ánforas que en un museo... Andalucía está llena de pecios, pero sometida, año tras año, a pequeños expolios, todo acabará por desaparecer», protesta. «No entiendo por qué no nos dejan trabajar, por qué un español no puede rescatar un galeón y un americano puede llevarse lo que le da la gana en nuestras narices. Mientras que en Reino Unido premian a quien encuentra un pecio, en España, hacerlo, te puede mandar a la cárcel».
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