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I. CUESTA
Viernes, 11 de junio 2010, 10:43
Sesenta Ferraris. Ni más ni menos. Entre ellos una de las joyas de la corona: el 458 Italia, el que tiene ahora Fernando Alonso para hacer los recados. Todos esos sueños inalcanzables para la mayoría se juntan desde anoche en el Hotel Cuevas de Suances.
Dicen los propietarios que no hay nada comparable al sonido del motor de un Ferrari, que enganchan y que, aunque eso es más difícil de aceptar, es un sueño menos inalcanzable. Vienen cada año desde hace ocho, para explicar que nada, o casi nada, es capaz de provocar ese efecto, de asegurar esa pasión inquebrantable.
Anoche llegaron los primeros. Unos quince lucían sus mejores galas ante el hotel en donde su anfitrión, Ángel Cuevas, había envuelto su negocio en estandartes. Según el programa, barbacoas marineras y fiestas años 60 al margen, hoy recorrerán las carreteras de Ampuero, Pontarrón de Guriezo, Laredo y Colindres para almorzar (marisco, claro) en Isla.
El sábado saldrán de Suances, pronto, hasta Cabezón de la Sal, Carmona, Puentenansa, Panes y Cabrales. Por la tarde, desde Asturias, llegarán a Puente San Miguel en donde sobre las cinco se abrirán las puertas de la casona familiar de los Botín y recorrerán el jardín... Los que no tenemos ni Ferraris ni jardín nos esforzamos en imaginarlo.
Ellos, los afortunados, los que mantienen que un Ferrari no es comparable con nada, que 'casi' ninguna otra cosa puede provocar esa pasión inquebrantable, han vuelto para recordarnos que hay algo casi perfecto.
Porque resulta que mientras a los demás se nos van quitando las ganas de casi todo, ellos están tan contentos como cuando los vimos por primera vez hace ocho años.
Uno de los que vuelve es Maximiliano Rodríguez, un madrileño nacido en Ciudad Real que ha sido presidente de Ferrari Club España y que habla, con esa desafectación arrebatadora de los que se saben guapos, de las bondades de su coche. «Yo siempre estuve loco por ellos, desde pequeño, y hace doce años que compré un 355, uno de los baratitos (100.000 euros)». Es probable que estos días nos crucemos con varios como el de Maxi, pero también habrá F40, F50, 'California' o 'Dino' y el flamante 458 Italia (500.000 euros) que es de otro madrileño que está como loco con su compra. 'El deportivo biplaza con motor central trasero digno sucesor del F430', que dicen los que saben de verdad de este tema o son amigos de Alonso.
Un año, uno de los invitados a la fiesta que organiza Ángel Cuevas, un ciudadano del Principado de Andorra, contó que tenía la bonita cantidad de ocho. Cualquier mortal puede imaginar que, si uno solo de estos coches puede producir ese efecto, qué será cuando todo se multiplica... Está claro que en el mundo sigue habiendo, al menos, un grupo de afortunados. Qué envidia.
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