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NACHO GONZÁLEZ UCELAY
Lunes, 14 de junio 2010, 09:47
La construcción de una residencia de mayores que generará unos 40 puestos de trabajo, y de una planta de biomasa que contribuirá a la limpieza de los bosques, al aumento de los pastos y a la disminución de incendios forestales, van a acelerar, de aquí al año 2011, el paso de un municipio que camina firme hacia el futuro desde que se montó en la autovía del Cantábrico: Valderredible.
«Nos ha tocado la lotería», reconoce el alcalde, Fernando Fernández, que ya en abril se refirió al «giro 'copernicano'» que ha dado el paso fronterizo hacia Castilla. «Estos dos proyectos van a dinamizar la actividad de nuestro municipio y, desde luego, a ayudar a que nuestra población se rejuvenezca». Dos viejas aspiraciones de un enclave que hace tiempo que quiere dejar de ser, aunque sea para bien, el pueblo de las patatas.
La residencia para mayores, que se habrá de construir en Polientes, acogerá todos los servicios de atención social del municipio, prestados hoy en un centro «en precario». «Tenemos el terreno y el compromiso de la empresa que se hará cargo de la gestión», dice Fernández, que cree que antes de que termine este año «dispondremos de los permisos necesarios para empezar a acometer la obra». Si todo va bien, «la residencia estará terminada en el verano de 2011».
Y, si todo va mejor, dará trabajo a 40 personas, mujeres la mayoría, lo cual supone un aliciente más porque «eso fijará la población», afirma el alcalde, que luego se explica: «Si no hay trabajo o el trabajo es para hombres, las mujeres se van. A Reinosa, a Aguilar, a Santander. Donde sea, pero se van. Pero si hay, se quedan y con ellas permanece el resto de la familia». De ahí que la construcción de la nueva residencia suponga, además de un verdadero aliciente laboral, un empujón poblacional para un municipio en el que conviven nada más que 1.150 vecinos y que tiene nada menos que 300 kilómetros de extensión.
En compensación a sus prestaciones, el Ayuntamiento de Valderredible ha pensado 'obsequiar' a la residencia con un paraje bucólico «a la orilla del Ebro». Nada que ver, dice Fernández, «con esas que se construyen en pleno casco urbano de una localidad». Ubicada en un terreno situado en el cruce de Polientes y Rocamundo, «la nueva residencia ofrecerá mucha tranquilidad».
Planta de biomasa
Muy pendiente de los avances que se producen en ese gran proyecto, el alcalde está ahora, sin embargo, más atento a lo que ocurre con otro cuyos beneficios serán todavía mayores: la instalación de una planta de biomasa en Villanueva de la Nía. El alcalde asegura que, hoy por hoy, es «el proyecto estrella».
Primero, porque también generará no pocos puestos de trabajo. «La planta empleará a 28 personas que trabajarán en dos turnos de 14». Segundo, porque ejercerá una impagable función de limpieza de los bosques, donde se abrirán, por ello, más zonas de pasto para el ganado. Y tercero, porque con esto anterior se minimizarán los riesgos de que se produzcan incendios forestales, lo cual agradecerá especialmente un municipio con un 95% de monte de utilidad pública.
Es «una jugada 'redonda'», confiesa el alcalde, que luego aporta algunos detalles sobre el proyecto: «La planta va a producir pellets». (Los pellets son unos cilindros hechos por la comprensión de virutas, serrines y astillas procedentes de restos de poda que se usan como combustible para calderas de calefacción y ACS). «Es un producto nada contaminante que conlleva un sencillo proceso de secado, triturado y, por último, compresión». Luego, «se introduce en sacos y se lanza al mercado», generalmente al Norte de Europa.
La construcción y puesta en marcha de la planta de biomasa supondrá 10 millones de euros provenientes del capital privado. El Ayuntamiento -como la Consejería de Desarrollo Rural- aportará al proyecto «todas las facilidades posibles», afirma Fernández, que calcula que la planta empezará a construirse «en otoño de este año» sobre un terreno que reserva 1.500 metros cuadrados a la nave principal y seis hectáreas a la zona de almacenaje. Con su puesta en funcionamiento y la apertura de las puertas de la futura residencia de mayores, Valderredible tendrá el futuro en sus propias manos de aquí a un año. «Nos ha tocado la lotería», insiste Fernando Fernández, entusiasmado con dos proyectos que, seguro, «van a impulsar el progreso» del pueblo de las patatas.
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