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Antonio Cortés sentado junto a sus compañeras de trabajo. :: CAVIA
«Me voy porque me obligan; si no, seguiría trabajando encantado»
SAN FELICES DE BUELNA

«Me voy porque me obligan; si no, seguiría trabajando encantado»

Tiene 70 años y tras alargar su vida laboral los cinco que permite la ley después de los 65, ahora tiene que jubilarse a la fuerza Antonio Cortés Secretario del Ayuntamiento de San Felices jubilado

NACHO CAVIA

Lunes, 21 de junio 2010, 10:12

Después de 21 años fichando puntual y elegante como inglés en pleno centro de Londres, se hace extraño llegar a primera hora al Ayuntamiento de San Felices de Buelna y no encontrase con Antonio Cortés, el que hasta este mes de junio ha sido secretario municipal. Su marcha no ha sido por gusto, más bien al contrario, porque ha estirado todo lo que ha podido su vida laboral. Tiene 70 años y la ley le ha convertido en jubilado a la fuerza. Cuando hace cinco años cumplió los 65 se acogió a la normativa vigente para, con consentimiento de todos, ampliar su contrato otro lustro. Entonces, como ahora, no se cansa de decir que, por el, seguiría en el tajo.

-Vamos que por usted, mañana volvería al Ayuntamiento.

-Pues claro, me voy porque me obligan, que sino seguiría aquí encantado otros tantos años.

-Así que su paso por el Ayuntamiento de San Felices de Buelna ha sido bueno.

-Cuando me lo han preguntado los concejales actuales les he contestado con otra pregunta, sobre si conocen el ying y el yang, un concepto fundamentado en la dualidad de todo lo existente en el universo según la filosofía oriental. Pues bien, así describo mi paso por el Ayuntamiento, no se disfruta de lo bueno si no se ha pasado por lo malo. Ha habido de todo.

-¿Cuando comenzó su trabajo en San Felices de Buelna?

-Llegue un 29 de junio de 1989 y recuerdo que pensé que entraba en un edificio frío, tenebroso, mal distribuido, donde era difícil imaginar que alguien pudiera pasar buena parte de su vida. El edificio es el mismo, pero reformado absolutamente en 1996.

-Y desde entonces, muchos concejales, alcaldes, problemas.

-Es cierto que he sido centro de todas las trifulcas, pero es que es mi función, mi trabajo ha sido el solventar problemas, así que todo me ha pillado en medio, nada más. De lo que puede estar seguro es que nunca he perdido el tiempo pensando en si alguien me molestó o no, porque yo también pude molestarles a cualquiera de ellos tanto como pude ayudarles.

-¿Algún problema que le quitara el sueño?

-Cuando se hacen las cosas con arreglo a lo marcado por la Ley nada te quita el sueño. Igual por eso no tengo ningún mal o buen recuerdo especial en ese sentido.

-Dicen que le echarán de menos.

-Puede ser. Quizá por eso me han pedido que me quede a ayudar a la persona que ocupe mi cargo, pero debería ser como labor de asesoría privada y no me convence. Además, cada uno debe marcar su propio camino. Eso es lo que yo hice y lo que recomiendo a los demás. Dos secretarios se estorban si hacen lo mismo pero a su manera.

-Y consejos.

-Lo único que puedo decir es que trabaje, que trabaje y que trabaje dedicándose a lo suyo, que bastante tendrá.

-Como la canción, ¿a qué dedica el tiempo libre?

-De momento tengo trabajo en casa, algo a lo que siempre dediqué el poco tiempo que me dejaron mis tareas profesionales. Aunque reconozco que arreglar el jardín está bien como complemento pero no como ocupación del tiempo libre.

-¿Eso quiere decir que ya piensa en otras cosas?

-No descarto dedicar mis conocimientos legales a algún departamento privado pero aún es pronto para decidir cualquiera de las opciones que tengo en mente.

-¿Qué le pareció el homenaje de la Corporación?

-La distinción del Ayuntamiento corresponde en parte de mis compañeros, hemos trabajado en equipo y a ellos también les debo estos años. Ha sido una verdadera satisfacción.

Sus compañeros de trabajo y sus 'jefes' en el Ayuntamiento también desearían que continuara. El alcalde, José Antonio González Linares, dice de el que es un hombre «especialmente recto, de los que gusta, porque su eficiencia y legalidad ha hecho que no perdamos ni un juicio». Así que, por su forma de ser y de trabajar, era la tranquilidad del Ayuntamiento. Quizás porque una de sus pasiones es la filosofía.

En su último pleno la Corporación, a través del alcalde, José Antonio González Linares, le impuso la insignia de oro del Ayuntamiento. La recibió junto a los que han sido sus compañeros de trabajo en los últimos 21 años. Su caballerosidad hizo que no olvidará a los que estuvieron también en ese merecido homenaje, seguro, pero desde otras barreras, los que fallecieron en ese tiempo. Después se fue sin mirar atrás, que sabe que algún día volverá, por lo que sea. Y cogió, una vez más, su coche en dirección a Preyezo, donde tiene su casa.

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