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S.C.
Lunes, 12 de julio 2010, 13:13
Han pasado muchos años desde que las pizarras de tiza y el borrador dejaron paso a otras donde se pintaba con un rotulador que parecía de aquellos permanentes y cuya tinta, sin embargo, se conseguía quitar de la misma forma que la tiza. Con el paso de los años la educación no se ha estancado y ahora, también, se amolda a los tiempos.
Hoy en día, las Tecnologías de la Información y la Comunicación se presentan como un gran herramienta didáctica compuesta por diversos métodos de aprendizaje y evaluación.
Fátima Sánchez, directora del área de Educación de la Fundación Botín, institución que ha promovido el curso 'El aula de ayer, hoy y mañana. Espacios y Tecnologías que inciden en la comunicación, el aprendizaje cooperativo y el desarrollo de competencias', enmarcado en los Cursos de Verano de la UC, considera que el uso de las tecnologías en el proceso formativo «fomenta el desarrollo personal y social del alumnado siempre y cuando se conozcan muy bien las características de estas herramientas y se utilicen con responsabilidad», expone.
Retos y desafíos
Las pizarras digitales interactivas, «que ofrecen cientos de posibilidades y conocimientos al alcance de tu mano», según Sánchez, la implantación de videoconferencias y proyectores multimedia y el uso de son algunos de los recursos TIC que las aulas están empezando a implantar en su día a día.
Sin embargo, para la directora del área de Educación de la Fundación Botín un aula no es mejor cuanta más tecnología ponga a disposición de su alumnado. La calidad reside en la planificación de los espacios y la integración de los diferentes recursos didácticos. «El aula perfecta debe contar con tecnologías y recursos tradicionales ya que juntos funcionan mejor y facilitan el aprendizaje», señala.
Ante la implantación de todas estas tecnologías, ante la llegada de una posible aula perfecta, son varios los desafíos marcados desde instituciones, administraciones y centros educativos.
El primero de ellos es conseguir una adecuada integración de las tecnologías en las aulas, «deben ser un medio para aprender y no un fin en sí mismas», afirma Sánchez. A él se suma la necesidad de formar a los docentes, así como de desarrollar capacidades en el alumnado que les permitan ser «críticos» y entender el leguaje audiovisual «para no ser manipulados por los medios».
Un avance tecnológico, en cuanto a los recursos dentro de las aulas, requiere también un avance en cuanto a los contenidos educativos, especialmente, destinados a «fomentar el uso responsable de estas nuevas tecnologías, las cuales, además, deben servir para promover el crecimiento saludable del alumnado», expone la directora.
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