Revilla gana el órdago

El presidente Rodríguez Zapatero se hizo esperar hasta casi las nueve de la noche del 20 de julio, la fecha señalada con alfileres en el calendario político de Cantabria desde hace más de dos meses, pero lo cierto es que su respuesta ha colmado las expectativas de los más optimistas, desde luego, las de Miguel Ángel Revilla, no digamos ya las de los socialistas que lidera Dolores Gorostiaga. El presidente cántabro, nervioso e insomne durante estas últimas semanas de crisis, se había jugado la estabilidad del Gobierno de Cantabria y buena parte de su crédito político en un órdago a la grande del que, aparentemente, sale como gran triunfador.

La solución de Zapatero, revelada oficialmente anoche por el Gobierno de Cantabria, es inequívoca: el AVE conectará Cantabria con Madrid a través de la Meseta, no por Bilbao, las obras paralizadas en mayo, justamente cuando se preparaba su festejo en Monzón de Campos, se reanudarán a lo largo de este mismo año y el tren de alta velocidad llegará a Reinosa en el plazo fijado de 2015.

Así pues, Zapatero le ha dado a Revilla todo lo que pedía, no la simple salida airosa que muchos se temían, incluso en el seno del propio Ejecutivo cántabro.

En efecto, no resultaba fácil apostar por el presidente de Cantabria cuando su oponente en este trance era el todopoderoso ministro de Fomento y número dos del PSOE, José Blanco, tan consciente de su poder, tan displicente con la demanda de una pequeña comunidad autónoma de medio millón de habitantes. Por alguna razón, se ha producido lo inesperado: Rodríguez Zapatero ha desautorizado a su hombre de confianza para salvar el Gobierno de Cantabria.

La estabilidad de la coalición PRC-PSOE está asegurada hasta el final de la legislatura y Revilla intentará sacar la máxima rentabilidad a la reactivación del AVE, porque ha sido el líder regionalista quien ha jugado fuerte y ha ganado, con el PSOE a la expectativa y el PP al acecho.