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M. JOSÉ TOMÉ
Jueves, 5 de agosto 2010, 12:03
Begoña Olabarri apuraba la tarde con su pareja en la playa cántabra de Langre. De repente, observó que algo no iba bien en la orilla. Un socorrista trataba de ayudar a salir de las aguas a un joven enfundado en un traje de neopreno que «se veía que no estaba bien». No se lo pensó dos veces y acudió a echar una mano. Entre los dos consiguieron sacar al chaval que «no reaccionaba, estaba como borracho». Había sufrido la picadura de una 'carabela portuguesa' en una mano que le provocó una grave reacción alérgica. «Nos llevamos un susto tremendo», relataba ayer Begoña.
La peripecia vivida por esta pareja ocurrió a última hora de la tarde del martes. Un joven madrileño de 24 años practicaba el surf aguas adentro de este arenal cántabro, cercano a Somo, cuando se sintió indispuesto. El chico trataba de llegar a la costa cuando un socorrista se lanzó a ayudarle. «Se veía que estaba mal, muy mal», relataba ayer Begoña. Entre ella y el voluntario de la Cruz Roja consiguieron tenderlo en la orilla. «Aunque no llegó a estar inconsciente, no reaccionaba, estaba mareado, con el iris muy pequeño. Había entrado en shock».
A duras penas, el chico consiguió explicarles que una medusa le había picado en la mano derecha. Begoña se quedó acompañando al joven surfista mientras el socorrista se fue en busca de ayuda «porque en el botiquín no tenían nada». Entretanto, la mujer trataba de tranquilizarle. «Yo estaba nerviosísima, pero le decía que no pasaba nada, que estas cosas duelen pero que pronto le iban a curar», relata.
Begoña permaneció en la orilla con el joven, cuidando de que el agua de mar le tocase en todo momento la mano porque «dicen que es bueno para combatir los efectos de la picadura». La ambulancia no acababa de llegar porque «había acudido a otra urgencia en alguna playa cercana». Después de un rato que se les hizo una eternidad, llegaron las asistencias. Inmediatamente aplicaron oxígeno al joven surfista, que tenía dificultades para respirar, y una bañista que se identificó como médico de urgencias le administró una inyección de adrenalina que trajeron los equipos de emergencia porque, al parecer, entre ellos «no había ningún sanitario». «Si los propios socorristas hubiesen tenido en su botiquín el tratamiento, el chico no lo hubiese pasado tan mal», apuntaba Begoña.
Tras los primeros auxilios, la ambulancia trasladó al joven surfista al hospital de Marqués de Valdecilla, en Santander. «Los socorristas nos comentaron que ya estaba más recuperado».
El caso de este joven surfista fue el más grave de los 26 bañistas atendidos ese día en siete municipios de la costa cántabra, que está experimentando una ofensiva de 'carabela'. En otro de los casos, fue necesario evacuar a la víctima a un centro sanitario: se trata de un socorrista de 24 años con picaduras en el brazo y una mano que le provocaron calambres y precisaron de su traslado al hospital de Sierrallana. En Santander, por otro lado, un ejemplar de esta especie picó a un piragüista que participaba en los Juegos Náuticos Atlánticos en el espigón del Club Marítimo de Santander.
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