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Excelente reproducción de un hombre del Paleolítico tallando un útil lítico.:: JAVIER COTERA
La prehistoria de las cavernas
SOTILEZA

La prehistoria de las cavernas

La exposición 'Las cavernas de la región Cantábrica', en el Mercado del Este, conmemora el centenario de las excavaciones en la cueva de El Castillo

PPLL

Viernes, 6 de agosto 2010, 11:54

El descubrimiento de las pinturas paleolíticas en la cueva Altamira en 1879 por Marcelino Sanz de Sautuola -y su hija- fue el punto de partida para que Cantabria comenzara a figurar en el mapa arqueológico mundial. Hasta entonces, la investigación en este ámbito científico no había dedicado sus miradas en profundidad al periodo prehistórico; en Europa interesaban más las ruinas grecorromanas que permitían a los eruditos acercarse a la mítica y esplendorosa época clásica de Pericles y Augusto.

Aunque Sautuola murió en 1888 sin ver reconocido su trascendental descubrimiento, sus trabajos fueron una semilla que luego germinó regada con entusiasmo por otros inquietos estudiosos cántabros y franceses, porque las representaciones de los bisontes despertaron tal interés más allá de los Pirineos que incluso consiguieron promover el mecenazgo del príncipe de Mónaco.

Los primeros años del siglo pasado fueron, sin duda, el embrión de la investigación del Paleolítico en Cantabria y un periodo apasionante para quienes protagonizaron aquella aventura carga de misterio en un contexto sin los medios con los que actualmente disponen los arqueólogos. Un reflejo de aquella etapa se proyecta desde finales de junio en una exposición que se puede contemplar en los sótanos del Mercado del Este, en Santander. Bajo el título 'Las cavernas de la región Cantábrica', esta muestra de un marcado planteamiento didáctico, conmemora el centenario de las excavaciones en la cueva de El Castillo en Puente Viesgo y de la fundación del Instituto de Paleontología Humana de París por parte de la Fundación S.A.S. Alberto I de Mónaco.

La exposición, por la que ya han pasado aproximadamente unas tres mil personas, está organizada por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria con la colaboración del Instituto de Paleontología Humana y está previsto que se prolongue hasta final del presente año para que puedan contemplarla millares de escolares de los centros educativos de la región.

Visita de Cartailhac

A la confesión del investigador francés Émile Cartailhac entonando el de un escéptico en la que dejaba atrás su rechazo a las tesis de Sautuola y en las que confesaba su reconocimiento sobre la autenticidad de las pinturas de la cueva de Altamira, siguió en 1902 la visita del propio Cartailhac a Cantabria acompañado por el sacerdote Breuil.

Recibidos por insigne Marcelino Menéndez Pelayo, ambos pudieron visitar Altamira y contactar con Hermilio Alcalde del Río, un palentino que fundó la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega y que a partir de ese momento fue, junto con el sacerdote Lorenzo, pieza angular en el descubrimiento de numerosas cavidades con arte rupestre en los valles de la región.

Los descubrimientos de manifestaciones semejantes a las de Altamira en Francia despertaron la pasión por la arqueología, lo que se plasmó en una especie de fiebre exploradora. Uno de los hitos tuvo lugar en 1903, año en que en el que el propio Alcalde del Río halló en Puente Viesgo la cueva de El Castillo. Le siguen otros hallazgos como Covalanas, Hornos de la Peña, Ojebar, Cullalvera, El Mirón, Rascaño, El Salitre, El Truchiro, Santián, La Clotilde, El Pendo, La Meaza, El Pindal, Mazaculos o Las Aguas. Todos ellos entre 1903 y 1909.

Mecenazgo

Alcalde del Río mantuvo una relación fluida, con sus puntos de encuentro y discrepancias, con el francés Breuil. Pero el problema -algo que no cambia con el paso de las décadas- para proseguir con las investigaciones en diferentes puntos de la región, incluido Altamira, era la financiación.

Fue el propio Breuil quien le ofreció la posibilidad de trabajar conjuntamente en las grutas de la región bajo los auspicios del Príncipe de Mónaco, Alberto I. De este modo se firmaron sucesivos acuerdos por los que el antecesor del actual príncipe Alberto asumía gastos de las investigaciones a cambios de reservarse los derechos de las publicación, así como la titularidad de dibujos y fotografías.

Fue tanto el interés del Príncipe por los trabajos que en 1909 se desplazó en su yate hasta Santander, donde permaneció entre el 21 y el 25 de julio, para conocer personalmente las cuevas y los recientes descubrimientos. Breuil y su colaborador Obermaier, un sacerdote alemán, junto con Alcalde del Río y Lorenzo Sierra, entre otros, acompañaron al mecenas a las zonas de Ramales, Puente Viesgo y Santillana del Mar.

Probablemente en este contexto se cierra el acuerdo para que la excavación en la cueva de El Castillo se prolongase desde 1910 hasta el verano de 1914, fecha en la que el Príncipe regresa a la región. Este yacimiento se convirtió en una escuela internacional para prehistoriadores ya que su secuencia estratigráfica, como demuestras las fotografías y dibujos de entonces y los restos actuales, ofrecía grandes posibilidades de trabajo.

Precisamente esta exposición ha aprovechado la documentación fotográfica de principios del siglo XX que se generó por el Instituto de Paleontología Humana de París en el marco de sus trabajos arqueológicos en la región gracias a un convenio que firmó el consejero López Marcano y el profesor Henry de Lumley, director del centro francés. De este modo se han digitalizado unas dos mil placas fotográficas en las que se documentan excavaciones realizadas en aquellos años principalmente en cuevas cántabras, pero también en otros lugares del mundo.

Instituto de Paleontología Humana

Esta institución científica se creó en París en 1910 bajo la financiación del propio Príncipe Alberto I de Mónaco. En su momento fue el único centro del mundo dedicado al estudio del hombre fósil. Indudablemente, entre los factores que llevaron al mecenas a tomar la decisión debió estar la visita realizada a las cavernas de Cantabria el año anterior. De hecho aquí se desarrollaron sus primeros programas de investigación de campo -campañas de prospección y estudio de cuevas con arte y las excavaciones en las cuevas de El Castillo, Hornos de la Peña y El Valle-.

Al año siguiente veía la luz , una obra fundamental de la Prehistoria con 247 páginas, 250 figuras y un centenar de planchas que firmaron Hermilio Alcalde del Río, Henri Breuil y Lorenzo Sierra. La edición corrió a cargo del Príncipe, lo mismo que el nuevo volumen que motivó el descubrimiento el 23 de mayo de 1911 de la cueva de La Pasiega, en el mismo complejo del monte Castillo de Puente Viesgo; éste libro vio la luz en 1913 como si se tratase de un capítulo más de la trascendental y vasta monografía.

Cien años después, la publicación que respalda esta exposición se ha planteado como un 'símil' en cuanto al estilo de su portada y tipografías empleadas. Un detalle de gusto.

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