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JOSÉ CARLOS ROJO
Viernes, 20 de agosto 2010, 02:27
Su mirada carga con el sesgo del defecto profesional. Arquitecto de formación, el artista bogotano Antonio Castañeda se acerca a los edificios de otra forma, y los inmortaliza como nunca antes fueron vistos. En la imagen plasma su preocupación por la destrucción que están sufriendo los vestigios históricos inmuebles en su Cartagena natal. Dieciséis fotografías integran la llamada de auxilio para la preservación de la riqueza arquitectónica de una ciudad en la muestra 'La historia de frente. Arquitectura de Cartagena', que se puede contemplar en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria a iniciativa de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Allí imparte durante esta semana un seminario. 'La proyección de la imagen fotográfica en el coleccionismo de arte' lo ha titulado. Castañeda habla de fotografía, de arte, de mercado y de sí mismo; «de mi experiencia, más bien».
-Advierte a sus alumnos que llega un momento en la vida en el que uno tiene que decidir ser fotógrafo...
-Es importante, pero con esto no quiero cerrar puertas a nadie. Mis años dedicados a la arquitectura, primero como estudiante y luego en el ejercicio profesional durante cinco años, me aportan un modo de ver las cosas. Más bien me refiero a la terquedad que impulsa a uno a hacer lo que quiere hacer.
-¿En su caso lo ha logrado?
-Sí, especialmente con mis nuevos trabajos. Y se nota mucho. No se tiene la misma actitud ante un trabajo de encargo que ante algo que realmente te remueve por dentro.
-¿Eso crea cierto desfase entre lo que se hace y lo que se vende?
-Hay un cierto desfase al que hemos contribuido los fotógrafos.
-Eso no es bueno...
-Cuando un fotógrafo se afilia a las tendencias, se puede decir que está comerciando. Crea para comerciar. Cuando trabajas y peleas por introducir tu idea en el mercado, puedes tardar más en obtener rédito, pero cuando lo logras es muy satisfactorio.
-La dinámica de las galerías fija ahí los pasos...
-Y muchas veces se atiene a círculos de amistades. Pero no es la norma, muy rara vez una amistad va a ayudarte a que el galerista apueste por tu obra o te de una oportunidad y resuelva el problema.
-¿Fotografía profesional o artística?
-La vertiente artística es más elaborada porque tiene tras de sí procesos tortuosos. Tienes que identificar un objeto a desarrollar, un tema, conocer la técnica, elegir la más adecuada para expresar la idea, y al final lograr el resultado que estaba en tu cabeza. Eres tu, como creador, el único que sabe si el resultado está dentro de lo que esperabas. Si no induce a la completa satisfacción, será mejor que comiences de nuevo.
-Expone en Santander 'La historia de frente. Arquitectura de Cartagena'. 'De frente', ¿se refiere a la ausencia de subjetividad?
-Hay una correlación con el título si ves la muestra. Pero la idea de fondo es concienciar. Mentalizar al pueblo de Cartagena de que no puede seguir destruyendo el patrimonio histórico en pos de las nuevas construcciones. Si muestras al pueblo la riqueza y la historia que hay detrás de esos edificios, quizá lo piensen mucho antes de echarlos abajo. Es todo un problema de ignorancia.
-Dice que es un proyecto que nace de su corazón...
-Hace cuatro años que conocí a mi actual esposa, María Soledad Reyna (también presente en el curso de la UIMP). Fue una relación que comenzó por lo profesional y fue derivando a lo personal. Surgió la posibilidad de crear mis propios proyectos editoriales que había tenido guardados durante años porque todo el mundo los calificaba de disparatados. Decidimos hacerlo y hoy el resultado está teniendo un gran éxito.
-Ha dicho que convertirá este trabajo en una serie que recorrerá otras ciudades...
-Lo vamos a hacer igual con la ciudad de Santa Marta y también en España, en Cádiz. El año próximo se cumplen los 200 años de la primera constitución española y creo que puede ser un momento preciso para hacerlo.
-Construye panorámicas con la fusión de varias imágenes...
-He utilizado el lenguaje que me parecía más propio de la idea y he trabajado mucho también. Para este proyecto llegué a realizar del orden de 5.000 fotografías. Todas esas imágenes para seleccionar sólo 35.
-¿Trabajó en digital?
-Claro, sólo imaginar lo costoso que hubiera sido hacerlo en analógico me quita las ganas de continuar.
-Sin embargo, varias veces se ha mostrado reticente al uso de la fotografía basada en los píxeles...
-Reticente más con el modo de conservación que con otra cosa.
-¿Cree que lo analógico se conserva mejor que lo digital?
-Exacto...
-Hablamos del archivo electrónico, no de la copia sobre papel...
-Sí. Sólo hay que pensar en que cada dos por tres cambian los sistemas operativos. Quizá en unos años no exista ordenador capaz de leer un archivo fotográfico de hoy. Y luego hay que contar con las agresiones que sufren los dispositivos electrónicos: averías, campos electromagnéticos, etc. Yo tengo colgadas en mi casa fotografías de hace 30 años y se conservan como el primer día.
-A pesar de todo, su último trabajo fue realizado en digital.
-No hubiera podido hacerlo en otro formato. Además porque el retoque ofrece infinitas posibilidades. Hoy por hoy, lo que no imagines en fotografía es por pereza mental, no por falta de medios...
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