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PPLL
Lunes, 6 de septiembre 2010, 01:57
«No lo tenía pensado, pero me surgió la oportunidad de venirme a España en el año 2001 y no la desaproveché. Soy madre soltera y tenía que sacar adelante a mis dos hijas, entonces de 11 y 19 años. Para el billete de avión utilicé lo poco que tenía ahorrado para que estudiasen el Bachiller y las dejé a cargo de mi padre en La Paz (Bolivia). Gracias a los euros que les he ido mandado estos años ya se han podido graduar y son niñas de provecho, con un buen futuro. Aun así, siempre me echo en cara que no les haya podido dar una buena orientación al no estar físicamente con ellas, sobre todo cuando llegó mi primera nieta, Camila, que fue un desliz de mi hija. En Madrid no tengo familia ni amigos, y eso no te lo suplen las llamadas telefónicas ni internet... en las que te tienes que dejar bastante dinero para poder mantener el contacto. Con la crisis ahora me cuesta llegar a final de mes al tener menos casas que limpiar. Por eso, hasta me quito de cenar con tal de mandarles más dinero para que vivan en condiciones. Y es que con lo que yo gano viven cuatro personas en Bolivia, por lo que no me puedo volver todavía. Al menos hace poco estuve allí visitándolos y cuidando a mi padre que estaba enfermo».
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