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El coleccionista Jaime Sordo ante una de las piezas, (de Louise Bourgeois), que se exhibe en el museo. :: JAVIER COTERA
«El gusto evoluciona con el mercado»
ARTE

«El gusto evoluciona con el mercado»

Jaime Sordo Coleccionista santanderino, propietario de Los Bragales

GUILLERMO BALBONA

Jueves, 9 de septiembre 2010, 11:15

La nueva etapa que afronta este otoño el Museo de Bellas Artes santanderino, desde la entrega de 'El puente de la visión' a la integración de fondos del Reina Sofía y del Prado, contempla la cesión temporal de una selección de piezas de la Colección cántabra Los Bragales. A modo de ejemplo para el camino futuro, esta primera colección que el museo acogerá (cesión de depósito estable de unas 50 obras), propiedad de Jaime Sordo, es un exponente de la tendencia hacia lo contemporáneo adoptada por el centro que dirige Salvador Carretero. Durante el presente verano, hasta el día 16, el museo de la calle Rubio exhibe una selección de piezas de los diferentes soportes de esta colección con visión internacional y con un perfil específico. Antes, Tenerife con una monográfica de fotografía, y Zaragoza, a través de la pintura, fueron otras citas nacionales de la colección de Sordo y Loli Benito.

-¿Qué definición hace de su propia colección? Y desde fuera, ¿cuál es la identidad de los Bragales?

-Se inició en 1990, aunque el primer cuadro fue comprado en 1968. El origen se sitúa en el ámbito local y con pintores básicamente montañeses y nacionales provenientes de la galería Sur, para posteriormente participar del conocimiento del mercado nacional e internacional. Por tanto, la colección se define como ecléctica, surgida de la emoción y pasión ante las nuevas obras en un intento en el tiempo de racionalizar, bajo parámetros de calidad , complementando artistas, escuelas y estilos. La identidad como Bragales (barrio de la Concha de Villaescusa), es joven, al dar título a la colección a finales del 2009, pero se identifica como contemporánea, contemplando los soportes de pintura, fotografía, escultura y vídeo.

-¿Qué ha cambiado para que el coleccionismo privado empiece a practicarse y verse con normalidad?

-Vencer las reservas de que es algo personal, intransferible y con dosis de privacidad en su difusión, ocultándole del conocimiento social. En mi caso reflexioné sobre lo útil y lo inútil de una colección cerrada a la visión familiar. Han sido los comisarios y directores de museo quienes han aportado un posible valor social y artístico en el conocimiento del arte contemporáneo y quienes definitivamente han posibilitado su aparición pública.

-Tras esa moda, ¿existe el peligro de convertir muchas colecciones en el escaparte social y pose de muchos nuevos ricos?.

-Rotundamente no, sólo deberá aparecer lo que tiene valor técnico y profesional como calidad de obra, asociado a una pasión sobre el arte, pues ambas forman el conjunto de una colección. Conozco obras compradas por personas influenciadas por terceros ante una cierta moda, con 'asesores', que ni saben lo que compran, de dudosa calidad y, en la mayoría de los casos, son productos de épocas económicas de bonanza acompañadas de un único valor: una inversión segura. Eso no es coleccionismo, ni el camino a seguir por el coleccionista, que debe de informarse.

-¿Que opinión le merece el proyecto de ampliación del Museo y su cambio de denominación?

-Muy positiva, pues es adaptar el Museo a los cambios actuales del conocimiento de la contemporaneidad y supone dar vida a nuevas propuestas ajenas a los fondos históricos, reiterativamente vistos, y en algunos casos de dudoso interés actualmente. Se trata de proyectar un museo hacia lo que marcan las tendencias internacionales. Además, con los fondos de la Colección Norte del Gobierno de Cantabria, más cesiones del Reina Sofía y Prado y con el apoyo externo del coleccionismo, supone dar aire fresco y globalizado a un museo y unos fondos. Si a esto añadimos un futuro nuevo espacio anexo, creo que se han puesto las bases para la contemplación y proyección del arte actual.

-¿No cree que la ciudad y la profusa creatividad artística de Cantabria merecerían la construcción de un Museo?

-Es cuestionable...Como siempre este tema está marcado por las prioridades y diferentes visiones del empleo del dinero público. Con independencia de ciertas tendencias, un Museo de Arte Contemporáneo en una autonomía de 500.000 habitantes, es como mínimo cuestionable.

-¿Como valora el proyecto Santander 2016?

-Tremendamente ilusionante una vez conocidos y ratificados los patronos de la Fundación y ello unido a la dirección del proyecto de Rafael Doctor. Inicialmente es duro pensar que había que competir con ciudades Patrimonio de la Humanidad. Hoy pienso que tenemos posibilidades y deseo que así ocurra.

-¿Se imagina la ciudad en un escenario 2016 con nuevas infraestructuras culturales, museos y el centro Botín en el muelle?

- Cierro los ojos y como conocedor de la geometría descriptiva, veo una ciudad totalmente diferente, con un traje cultural magnífico, que daremos la talla y sobre todo que ese traje de boda, nos va a quedar para ser usado en el futuros. No me la imagino, es que la veo.

-¿Cuándo y por qué uno decide ser coleccionista?

-En mi caso porque siempre me interesaron los aspectos asociados al arte plástico y a la música (pareja de hecho desde el punto de vista de las sensaciones). La decisión es una consecuencia de muchos y diferentes pasos en una dirección.

-¿Qué siente cuando se compra una pieza?

-Pues la descarga emocional positiva unida a una situación de incertidumbre y duda, con relajación y paz una vez tomada la decisión. Es quitarte de encima una situación de enamoramiento inicial, de incertidum-

bre, de comentarios y opiniones.

-¿Cómo se conjuga el gusto con el mercado?

-Difícil respuesta, pues es muy personal y con múltiples reflexiones. El mercado dentro del acceso a una obra es el medio. No hay otra solución. Además ese mercado a través de los galeristas, te ofrece alternativas, y, en muchos casos, un conocimiento más próximo y personal del artista. El gusto se retroalimenta y evoluciona con el mercado y se modifica con el tiempo y nuevas alternativas. Es verdad que el marketing asociado y la mercadotecnia crean tendencia y propician artistas que luego,con el paso del tiempo, no permanecen.

-Ha reconocido que esta colección debe mucho a galeristas históricos...

-Efectivamente, desatacando además la amistad por encima de la profesionalidad en dos personas: Manuel Arce y Teresa Santamatilde, asociadas a la histórica galería Sur; y a Miguel Marcos y Mirenchu con sus galerías en Zaragoza, Madrid y la actual en Barcelona. Ellas son las personas que con conocimiento importante general del arte me han arropado y enseñado.

-¿Qué consejo daría a quien desea convertirse en coleccionista?

-Que no cometan el error que hemos cometido muchos. Hay que primar la calidad a la cantidad y que la colección tenga un hilo conductor sobre algo que motive . Que se prepare en el conocimiento, que si es posible comparta la ilusión y las noticias con otros coleccionistas. Que sea constante y perseverante y que lo que adquiera le motive y se produzca, ante una nueva obra, el necesario latigazo de emoción.

-¿En este siglo XXI, ¿qué aporta al lenguaje del arte en lo social y en lo vital?

-No lo tengo claro, esta es una época, al igual que en la segunda mitad del siglo XX, donde el arte es ecléctico en su forma y mensaje y que los nuevos medios de expresión abren múltiples caminos, en muchos casos efímeros y pendiente de concretar. Siempre al arte de una época hay que verlo con la mínima perspectiva de 50 años.

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