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GUILLERMO BALBONA
Jueves, 9 de septiembre 2010, 02:08
Es una de las artistas más respetadas y con mayor proyección internacional. La experiencia del exilio, la destrucción de la idea tradicional del hogar, el poder, las connotaciones políticas, la representación de estereotipos femeninos o las relaciones materno-filiales,enmarcadas por el sentimiento de pérdida, son elementos ligados a su trayectoria creativa. Mona Hatoum (Beirut, Líbano, 1952) es el nombre propio protagonista del otoño expositivo en Cantabria.
Tras su estancia en Villa Iris, donde dirigió el pasado mes de julio un taller internacional, la Fundación Botín organiza desde octubre una exposición individual de la artista, que estará integrada por una selección de obras realizadas en el curso de los últimos cuatro años (a excepción del dibujo). Abordada de acuerdo con la comisaria, Chus Martínez, la propuesta de Hatoum destinada a la institución santanderina está orientada a «la vivencia colectiva y a la reflexión conjunta sobre la naturaleza crítica de la producción artística».
Después de su estancia en Santander al frente de quince artistas de varios países, Hatoum se convierte en protagonista de una muestra que permitirá apreciar por qué esta creadora es hoy una referencia obligada en el arte de este principio de siglo.
La comisaria explica sobre Hatoum y las piezas seleccionadas que su trabajo se desarrolla en el ámbito de la escultura aunque «no se circunscribe al estudio de espacio y materia, sino que, a través de los elementos y las formas físicas, «conduce hacia una reflexión que atañe a la condición de lo propio».
Límites del lenguaje
Habitamos un mundo difícil de asir, «complejo y minado por lugares comunes que se superponen constantemente, palabras e imágenes que crean una cacofonía que hace muy difícil al individuo, y más aún a una comunidad, encontrar su lugar». En el núcleo de este proyecto se encuentra la cuestión de los límites del lenguaje.
Chus Martínez subraya que las obras, cada una desde un ángulo distinto, «interrogan la diferencia entre los conceptos que generan el lenguaje, el habla común, y aquellos que se producen a través de las propias obras». Aventurarse en la comprensión del mundo, a través de cada trabajo, es un ejercicio que «nos ayuda a conquistar una intimidad con lo real y un sentido de la precisión que parecía perdido».
Las dos piezas que ocuparán el centro de la exposición en la Fundación Botín son 'Hot Spot II', 2006, y 'Undercurrent (red)', 2008, que certifican esa forma de pensar. 'Hot Spot' es un globo terráqueo de grandes dimensiones en el que meridianos y paralelos son barras metálicas sobre las que la geografía de cada continente se dibuja en neón. El neón encendido nos devuelve una imagen del mundo incandescente. Las finas líneas de luz roja simbolizan conflicto. «Un conflicto imposible de localizar en un solo lugar, en una región del mundo. Está en todas partes, por igual, emerge con la misma intensidad es homogéneo.. La imagen nos sitúa en la paradoja que existe entre lo pensado y lo vivido».
De un solo golpe, la obra activa «una comprensión de la diferencia que existe entre saber que el conflicto existe, que tenemos acceso a múltiples formas de representación del mismo y la dimensión de lo que uno ha vivido, de lo que sabemos, de nuestra percepción, incluso dentro del caos, de que hay un orden». Al mismo tiempo, la creación no ilustra este segundo estadio de ninguna manera. Esta operación tiene que ver con un interés profundo por la relación entre representación y abstracción. «La imagen es clara, el globo aparece, el mundo está representado. Y, sin embargo, todo permanece en el ámbito de la construcción mental, más aún la total incandescencia. La perspicacia de una artista como Mona Hatoum tiende a «dramatizar los límites de la imaginación, los límites de nuestra comprensión al fin y al cabo». En sus propias palabras: «el arte no debería predicar. Intento hacer objetos lo suficientemente ambiguos y abiertos para que hoy sean esto y mañana otra cosa». La artista Mona Hatoum fijó su residencia en Londres en 1975, cuando la guerra estalló en Líbano. Este año logró el Käthe Kollwitz Prize, un reconocimiento anual que concede la Academia de Alemania. Ha expuesto en el Museum of Contemporary Art de Chicago, en el Pompidou de París y en la Tate Modern de Londres.
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