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P. RÍOS
Domingo, 12 de septiembre 2010, 12:56
Confirmado: el Hércules es la 'bestia negra' del Barça. Le ganó los dos partidos en su última campaña en Primera, hace casi tres lustros años, lo que permitió a los de Capello arrebatar el título a los de Robson, y le dio un revolcón histórico este sábado, en plena celebración de la Diada. Una machada cimentada en un partido excelso de los alicantinos, sobre todo en defensa, en los goles del paraguayo Nelson Valdez y en el monumental atasco de los azulgrana, víctimas de los cambios, de esas giras de pretemporada tan dañinas y del 'virus' internacional que les dejó sin apenas jugadores en los últimos días.
Salvo Víctor Valdés, que en el tramo final salvó a su equipo de una derrota todavía más humillante, todos los azulgrana estuvieron muy por debajo de su nivel. Una caricatura en el Camp Nou. Es cierto que Guardiola pudo equivocarse al alinear un once sin varios titulares indiscutibles, pero tras el descanso, cuando entraron los mejores, su equipo jugó todavía peor. Estuvo lento, impreciso, ansioso, con enormes problemas para hacer circular el balón ante unos adversarios corajudos, solidarios, con dos líneas muy cerca del área que parecían muros. Y cuando los campeones se plantaron ante Calatayud, el veterano portero se mostró segurísimo.
El Argentina-España ha pasado factura a los blaugranas. Y muy cara. Seguro que habrá polémica. Messi fue un dios menor, descolocado, sin chispa y hasta sin desparpajo. Mascherano, su ilustre compatriota, firmó un debú paupérrimo. No aportó en la construcción y pudo ver la roja por sus faltas tácticas. Se marchó tras el descanso. Y los internacionales españoles fueron una calamidad, con Villa a la cabeza. Tan ausente estuvo el 'Guaje', primero en la izquierda y luego por el centro, que los oportunistas ya recordaron a Ibrahimovic. Y eso que la Liga acaba de empezar.
Por mucho que el Hércules sea un recién ascendido al que todo campeón debería ganar sí o sí, Guardiola alimentó el debate sobre la conveniencia de las rotaciones. La temporada es larga y hay que administrar los esfuerzos pero dejar fuera de un plumazo a Dani Alves, Xavi, Busquets, Pedro y Puyol, aunque el central estaba recién recuperado de una lesión, supone asumir un serio riesgo.
Sin chispa
Los azulgrana ensanchaban todo lo posible el campo pero sufrieron varios lastres en el primer tiempo. El principal, la falta de Xavi en la organización. Como quedó patente también en el amistoso de Buenos Aires, el de Terrasa es insustituible. Ni Iniesta, más conductor y driblador, ni el debutante Mascherano, ni tampoco Keita, pueden hacer su labor. Además, Messi y Villa sufrieron tirados a las bandas y Bojan no tuvo su día en el remate.
El Hércules acertó en su primera llegada, tras una acción en la que Mascherano se jugó la expulsión. Tenía una amarilla y entró a destiempo a Drenthe, quien ejecutó la falta que acabó en la red tras un despiste defensivo en cadena y un remate en semifallo de Valdez.
Guardiola movió ficha por partida doble en el descanso. Entraron Pedro y Xavi. Villa se colocó de '9' y todo parecía más lógico. Pero el mejor centrocampista del mundo perdió más balones que nunca, los desmarques brillaron por su ausencia y ni siquiera Pedrito estuvo incisivo. Faltaban frescura, rapidez, ideas y paciencia, sobre todo cuando el portugués Tiago Gomes se internó y Valdez definió con tino. Batacazo de los cules, que acumulaban 16 meses sin perder en casa y el curso pasado sólo perdieron un partido en toda la Liga. Fue en el Calderón, donde actuarán el próximo domingo.
Pobre espectáculo
Sin brillo, con un solitario gol de Carvalho pero sin que Casillas tuviera que ganarse el sueldo, lo que ya es noticia en el Bernabéu, el Madrid superó a un tímido Osasuna y aprovechó el 'boqueronazo' para dar un vuelco a su lucha con el Barça. Mereció ganar sin discusión y no amplió la renta porque Ricardo estuvo soberbio, pero seguro que Florentino Pérez no está satisfecho con el espectáculo presenciado. Fue un equipo a la italiana, típico de Mourinho. Es la segunda vez en 18 años que el Madrid acaba las dos primeras jornadas sin encajar gol y la primera que está 137 minutos sin marcarlo. No parece casualidad.
El técnico luso está feliz porque sabe que los grandes equipos se cimentan desde la defensa y porque, todavía en fase de construcción, ya está por delante de su rival directo. Le ganó la partida a un Osasuna blando y vulgar, raro para ser de Camacho. El gol de Carvalho, en el minuto 47 del partido, dejó los tres puntos en el Bernabéu.
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