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TERESA COBO
Miércoles, 6 de octubre 2010, 12:55
El nuevo informe científico en el que basará el Patronato de Altamira su decisión sobre la reapertura de la cavidad es «durísimo» y «muy estricto» sobre las consecuencias que la entrada de visitantes acarreará para las pinturas milenarias que han convertido a la gruta en Patrimonio de la Humanidad. Así lo adelantan fuentes del órgano gestor que se constituyó el 8 de junio, fecha de su primera y, hasta ahora, única sesión de trabajo, aunque sus integrantes no tienen aún en sus manos el documento.
El Patronato acordó reunirse de nuevo en otoño, una vez recibida la propuesta técnica del grupo de expertos. Los científicos «han acabado su estudio», pero los patronos tienen mucho debate por delante para acercar posiciones. Del 23 de septiembre al 22 de diciembre, todo es otoño, aunque noviembre es el mes «más probable» para la próxima cita.
El Patronato de Altamira partirá de cero en sus deliberaciones, ya que nada quedó decidido en la primera reunión. Aquella junta del 8 de junio sólo sirvió para ganar tiempo. No se acordó la reapertura de la cueva, pese a que medios de comunicación de todo el mundo coincidieron en interpretar lo contrario tras la lectura del breve comunicado remitido por el Ministerio de Cultura. Más allá de la discutible nota, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, comparecieron juntos ese día para anunciar que Altamira volverá a recibir visitas «con todos los requisitos y garantías para mantener este bien excepcional».
El primero en evidenciar que el Patronato no había querido ir tan lejos fue el director del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, José Antonio Lasheras Corruchaga. El 20 de junio dijo alto y claro que «el Patronato no ha acordado la apertura, sino analizar si se puede abrir y en qué medida, para después decidir». El 7 de julio, de visita en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), la propia ministra González-Sinde, presidenta del Patronato, explicó que esperaba contar en otoño con el nuevo estudio para, a la vista de los resultados, tomar una decisión «positiva o negativa» sobre la reapertura de la cavidad en el 2011.
Fuentes del Patronato afirman que ese estudio científico ya está terminado y que es «muy estricto» con las consecuencias de la entrada de personas en la gruta. Por pocos que sean los visitantes, las pinturas polícromas prehistóricas quedan muy expuestas a sufrir daños. Si se rompe la estabilidad microambiental por el intercambio de materia y energía entre el interior y el exterior, «el riesgo de proliferación de los microorganismos es muy alto, porque crecen exponencialmente», subrayan.
En silencio
El grupo de expertos designado para establecer en qué hipotéticas condiciones podría reabrirse la 'Capilla Sixtina' del arte cuaternario se reunió en dos fechas que se hicieron públicas, el 11 y el 23 de junio, pero después ha seguido su trabajo en la sombra con los investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a los que se solicitó cantidad de datos técnicos.
Las conclusiones del nuevo estudio no deben ser muy distintas de las que se recogían en el informe inicial del CSIC que se dio a conocer en enero. Los científicos ya advertían de que «las máximas garantías pasan por el mantenimiento de la cueva en un estado de máxima estabilidad microambiental» y que la presencia de personas «induce procesos de microcorrosión que afectan directamente disolviendo los soportes de las pinturas». El objetivo del nuevo informe es precisar el anterior y completarlo, ya que no incluía qué tipo de monitorizaciones permanentes y mediciones exhaustivas deben realizarse en la gruta para el control de las visitas.
El consejero de Cultura, Javier López Marcano, anunció el 9 de junio que los primeros visitantes entrarían en Altamira durante el verano, como experiencia piloto para ayudar a los técnicos a sacar conclusiones. Pero miembros del CSIC recordaron -y así lo recogían en su informe- que en 2006 ya se acordó un plan de visitas experimentales y se suspendió al comprobar, tras la primera y única que se realizó, que el impacto era muy perjudicial para las pinturas. El grupo de expertos del Patronato dejó en manos del CSIC la decisión sobre los hipotéticos ensayos. El 20 de junio, Lasheras explicó que ese comité, del que forma parte, «no ha llegado a plantear la posibilidad de visitas experimentales en los próximos meses». Dejó en el aire la posibilidad de que el CSIC propusiera primero un modelo de entradas a la cueva para, después, «aplicarlo experimentalmente».
Fuentes del Patronato admiten que «existe una gran preocupación» por garantizar la conciliación entre el deseo de mostrar las obras maestras del arte rupestre y el deber de preservarlas para las generaciones venideras. El otoño es largo, pero quizá no tanto como la distancia que todavía separa las posturas de los miembros del Patronato.
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