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LAURA L. CARO CORRESPONSAL
Viernes, 8 de octubre 2010, 02:37
Los no judíos tendrán que declarar lealtad a Israel como «Estado judío y democrático» si quieren obtener la ciudadanía. Así lo dice una polémica enmienda que el domingo será sometida a aprobación en Consejo de Ministros y que pronto se convertirá en ley, si la gran oposición que se ha suscitado en torno a ella no lo remedia. La más furiosa es la que han planteado los socios laboristas del Gobierno de Benjamín Netanyahu, que, podrían presentar una fórmula alternativa de juramento más acorde con «el espíritu liberal de Israel» o votar en contra de la propuesta para evitar que llegue al Parlamento. «Ésta es una decisión exasperante e irresponsable que sólo avivará la deslegitimación contra Israel en el mundo», advirtió el ministro de Minorías, Avishay Braverman.
Alrededor de la mitad de las personas que piden ser ciudadanos de Israel son palestinos musulmanes o cristianos que contraen matrimonio con árabe-israelíes. Imponerles la nueva declaración supondría, según la Asociación por los Derechos Civiles del país hebreo, obligarles a comprometerse «con un principio que fija la discriminación» contra ellos basada en motivos religiosos.
Más agrio ha sido el partido pacifista Meretz, que ha criticado que el juramento «representa un Israel xenófobo, preocupado y anticivil» que, en palabras del diputado Haim Oron, está inspirado en la figura del padre de la iniciativa, Avigdor Lieberman. El ministro de Exteriores y jefe del ultranacionalista Yisrael Beitenu ya despertó la indignación cuando, hace dos años, centró su campaña electoral en el eslogan «no lealtad-no ciudadanía». Y, según la prensa local, si su criterio ha prosperado ahora es porque Netanyahu le ha permitido imponerlo como parte de un «soborno político» para intentar salvar el proceso de paz.
«Incentivos» de EE UU
La ecuación sugerida por fuentes laboristas, y de la que ayer daban cuenta numerosos analistas, es que el primer ministro habría decidido impulsar la propuesta de Lieberman en previsión de que el ultranacionalista no se oponga a prorrogar dos meses la moratoria en los asentamientos, tal y como EE UU exige a Israel con el fin de que los palestinos no se retiren de la negociación.
En una entrevista a 'The Washington Post', Michel Oren, embajador de Israel en Washington, confirmaba que la Administración Obama ofrece «incentivos» para intentar inclinar a los ministros más reticentes del gabinete Netanyahu a favor de la nueva moratoria, aunque no dio más detalles. En julio, el primer ministro intentó suavizar la literatura del juramento original del Yisrael Beitenu al proponer una frase de lealtad en la que Israel se definía como «el Estado nación del pueblo judío que garantiza igualdad total a todos sus ciudadanos». Ayer subrayaba en un comunicado que la expresión «un Estado judío y democrático» es la que guía, como principio, la política de su Gobierno.
La adquisición de la ciudadanía israelí para una persona judía se ajusta a lo dispuesto en la Ley del Retorno. Sólo inmigrantes que tengan al menos un abuelo hebreo pueden acogerse a ella. En caso de que no se sea así, la sección cuarta de la Ley de Ciudadanía obliga hasta hoy a realizar un compromiso simple: «Declaro que seré un ciudadano leal al Estado de Israel».
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