Borrar
EL SUEÑO 2016 INCLUÍA PROMESAS URBANÍSTICAS
ARTE

EL SUEÑO 2016 INCLUÍA PROMESAS URBANÍSTICAS

El documento recogía que la inversión en nuevo equipamiento cultural sería de 131 millones La memoria del proyecto con el que la capital cántabra defendió su candidatura no sólo detallaba la programación de actividades sino que además definía plazos e inversiones para hacer realidad compromisos que transformarían la ciudad

JOSÉ EMILIO PELAYO

Domingo, 10 de octubre 2010, 11:05

Madrid, tarde del jueves, 30 de septiembre. Íñigo de la Serna exhibe una mirada perdida. A su izquierda, Javier López Marcano, serio, fija sus ojos en el alcalde. Carlos Hazas también pierde la vista al frente. El cuarto, el responsable de la Fundación 2016, Rafael Doctor, extiende brazos y manos como reclamando explicaciones a un cielo/jurado que no contesta. Fue la instantánea que representaba el despertar de un sueño, la imagen del día en el que Santander quedó apeada de la carrera por ser Capital Cultural 2016.

¿Qué se ha perdido? ¿Qué se iba a hacer? ¿Qué presupuesto se pensaba invertir? Las respuestas a las preguntas que se encerraban en el proyecto Santander 2016, «El sueño de Europa», se guardaban con celo en una caja azul que albergaba la memoria explicativa con la que la capital de Cantabria se presentó ante el jurado de Madrid. Un contenido al que ahora ha tenido acceso este periódico y del que en el último año sólo se han ofrecido datos parciales y puntuales, pero mínimas concreciones, pocas cifras y escasos datos.

En los documentos de Santander 2016 se define con exactitud el camino que quería recorrer la capital. De entrada, la Fundación cifró en 82,6 millones de euros el presupuesto para desarrollar la programación y las actividades de la futura capitalidad europea. Una inversión plurianual y por fases. En la previa, la de la candidatura ahora ya extinta (entre 2009 y 2012), el gasto se estimaba en 12,6 millones; en la preparación de la capitalidad (2012-2015), 19,7 millones de euros; en la eclosión del proyecto, cuando Santander ya tuviera el título de Capital Europea en 2016, la inversión era de 28 millones de euros. Y había plurianuales de continuidad hasta el 2023, presupuestados globalmente en otros 26 millones de euros.

Esas eran las matemáticas del sueño que hasta ahora no se habían revelado. Las cuentas de la gran capital que se repartirían entre programación (74% del total), plan de medios/publicidad (15%) y personal y gastos corrientes (11%). Ese reparto fue precisamente una de las piedras de toque, dudas, que planteó uno de los miembros del jurado. Se lo explicó directamente a la delegación que defendía la candidatura y cuestionó el exceso de dinero destinado a publicidad. Se le informó. No hizo más comentarios.

La memoria relacionaba más dineros. Añadía el compromiso de invertir 131 millones de euros en equipamientos culturales, cantidad de la que «el 51% correría a cargo de las administraciones locales». Es en este epígrafe de inversiones en infraestructuras en el que el proyecto incluyó uno de su valores tangibles: la decisión de la Fundación Botín de alumbrar un gran centro multidisciplinar junto a la bahía de Santander, un edificio/contenedor cultural que hará realidad Renzo Piano y que de no rolar el viento en la dirección opuesta será una de las realidades que queden tras el maltrecho sueño europeo. En la memoria, la inversión programada se cifraba en 60 millones de euros.

Equipamientos

¿Más equipamientos? El proyecto se ponía deberes y duros. Porque la relación de «nuevos centros culturales» es extensa en la memoria. Y todos ellos bajo el paraguas de 'nuevos'. Un listado que se abría en la memoria con el Centro Botín y al que seguían el Espacio Sociocultural de Las Llamas (40 millones de presupuesto), la ampliación del Museo Municipal de Bellas Artes, el Museo de Prehistoria, la ampliación del Centro de Documentación de la Imagen (885.000 euros), el Centro Pronillo (1,8 millones), el Centro de la Imagen del Mercado de Miranda, la Casa de Oficios Artesanales, el Centro de Creación Musical, el Forum Albéniz y el cine Los Ángeles (se apunta que las conversaciones con la propiedad para la compra del inmueble están avanzadas). Y había más: la creación de un Museo de Deporte, la puesta en valor de la Fuente de Cacho, la rehabilitación de diversos monumentos urbanos, la recuperación de los restos arqueológicos de La Porticada... Una sucesión de iniciativas que Santander se comprometía a hacer realidad. Deberes incluidos en el sueño pero al mismo tiempo asignaturas pendientes e independientes de la marca 'SantandEuropa'.

Infraestructuras

¿Y las infraestructuras generales previstas hasta 2016? Era otra de las preguntas que todas las candidaturas debían responder. En el caso de Santander se apuntó el desarrollo de tres grandes planes de transformación de la ciudad: el frente marítimo, la integración del espacio ferroviario y la expansión del Parque de Las Llamas y el Campus Universitario. Tres macro proyectos en fases dispares, en unos casos con preacuerdos y buenas intenciones, y en otros, Campus Universitario, en ejecución. Aquí el proyecto se mojaba y ponía cifras sobre el papel, negro sobre blanco: «la corporación municipal junto al resto de las administraciones prevé invertir en total 1.073 millones de euros, de los cuales 823 millones se invertirán hasta 2016». Una parte complementaria del sueño que discurre ajena a la Fundación 2016 y que debe materializarse si finalmente hay voluntad política entre las administraciones implicadas. El metro ligero o la construcción de un túnel entre Las Estaciones y Los Castros, eran otros de esos compromisos urbanísticos de futuro.

El jurado también puso reparos a otra de las fases del sueño... Consideró demasiado ambicioso y por tanto cerca de la irrealidad que el proyecto asegurara que iba a ser capaz de «hermanar» primero a 122 ciudades europeas (hasta 2015) y a 366, una por día, en el bisiesto 2016 hasta confeccionar un 'santoral europeo' de ciudades. Quienes juzgaron la candidatura vieron en esta propuesta un «mundo virtual» de difícil ejecución. El proyecto también echaba números para ese desarrollo: la idea era destinar 50.000 euros para cada ciudad (en tres aportaciones hasta 2023) y se daba por hecho que las invitadas también aportarían su granito -dinero- de arena. Con esa convicción, la memoria planteaba que un día cualquiera de 2016 tendría como protagonista a una ciudad europea que se exhibiría ante la sociedad cántabra mediante diversas actividades (conciertos, exposiciones, publicaciones...) o una sola. «Demasiadas orquestas», objetó uno de los miembros del jurado.

Y vuelta a los dineros: ¿quién lo pagaría? El proyecto mantiene que de los 82,7 millones presupuestados, un 43,5% correría a cargo de los patronos (Ayuntamiento, Gobierno y Fundación Botín). El resto era el resultado de un ejercicio posibilista que debería ser obtenido por la Oficina de Patrocinios Santander 2016, encargada de captar dinero de empresas locales, nacionales e internacionales. Colaboraciones que tenían precio y título: por 100.000 euros año se pasaba a ser de Santander 2016; por 10.000 euros al año, y por las aportaciones no dinerarias, .

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes EL SUEÑO 2016 INCLUÍA PROMESAS URBANÍSTICAS