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JESÚS P. DEL RÍO
Domingo, 10 de octubre 2010, 11:26
Gran espectáculo presenciado por varios cientos de personas de distinta procedencia, el ofrecido ayer por el valle de Cabuérniga donde se celebró un año más la tradicional Campaná, en la que participaron más de 300 vacas tudancas, algunos sementales y recría, incluidos los bellos terneros que no se separaron de sus madres ni un centímetro a lo largo del desfile que realizó la caravana formada por cabañas conducidas por sus dueños: ganaderos, vaqueros y sarrujanes.
La Campaná es una manera de celebrar la bajada de los puertos de montaña de Sejos, donde han permanecido aprovechando los nutritivos pastos del verano en aquellos paradisiacos lugares donde el único ruido que se oye en verano son los campanos de vacas y zumbas de yeguas y caballos, por un número no inferior a 7.000 cabezas.
Este año, la organización, Ayuntamiento y ganaderos, optaron por escoger el ganado por edades entre todas las cabañas, desfilando una tras de otra, con la distancia correspondiente para que no se atropellaron los animales, un poco asustados ante gente apiñada, sobre todo en el tramo de Sopeña, y en el mismo Renedo de donde partieron para realizar el recorrido desde este pueblo hasta la entrada de Sopeña donde dieron la vuelta hasta el lugar de partida.
En el recorrido de ida, los animales iban embalados prácticamente corriendo. Casi todas las vacas y novillas lucían rosetas en la frente de sus cabezas y sonoros campanos colgados del pescuezo. se trató de una fiesta que duró algo más de una hora. Delante de una cabaña de Sopeña, luciendo trajes típicos regionales un grupo de mujeres y niños, que llamaron poderosamente la atención.
Feria anual de Merilla
Como estaba anunciado ayer sábado, se celebró en Merilla, en el término municipal de San Roque de Riomiera, la feria anual de ganado organizada por el Ayuntamiento en su segunda edición, de la mano del alcalde Antonio Abascal y dos jóvenes ganaderos de la localidad, uno de ellos cedió gratuitamente el prado donde tuvo lugar a orillas de la carretera general del pueblo.
Tomaron parte una veintena de ganaderías del propio Merilla la mayoría, del orden de 600 cabezas, entre vacuno de razas cárnicas: tudanca, asturiana, de los valles, limusina, y blonda aquitánea; caballar, ovino y caprino, de este último dos rebaños numerosos. En líneas generales, hubo un excelente mercado, bien manejado y de alta calidad de todas las especies.
Esta cita ganadera supuso para los pasiegos algo así como una fiesta, a juzgar por la cantidad de gente que congregó allí para disfrutar de unas imágenes del más rancio sabor rural, con el ganado asentado en la pradera, en cercados, cada cabaña, manada y rebaños en el suyo, y algunas vacas y yeguas en la ladera de la montaña. En ganado frisón hubo dos lotes de novillas.
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