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:: J. IBARROLA
EN MANOS DE LA CIENCIA
CANTABRIA

EN MANOS DE LA CIENCIA

JOSÉ EMILIO PELAYO

Domingo, 14 de noviembre 2010, 01:10

Imposible. Así se plantea el sueño de reabrir la cueva de Altamira y permitir que pueda tener nuevos visitantes que se sumen a los científicos que de cuando en cuando la disfrutan en privado (los del 'corralito' propio, que diría un castizo, aunque su propósito esté preñado de buenas intenciones porque pretenden saber para preservar lo que es de todos). El informe del CSIC, se mire por dónde se mire, no deja apenas resquicio. Un jarro de agua fría, seguro, para las pretensiones y anhelos cántabros que se las prometían felices si la 'joya de la corona' se reabría. Es nuestro bien más internacional y tenerlo cerrado a cal y canto no beneficia a nadie. Al menos a los mortales de hoy, que los venideros siempre podrán decir que les dejamos en legado unas pinturas que quizá puedan llegar a disfrutar, porque las ciencias adelantan que es una barbaridad. Y conste que no estoy afeando desde mi ignorancia el veredicto de los científicos. Lo que me preocupa es que la respuesta inicial que ofrecen, sea de catón: como más segura está la cueva es cerrada. Claro, pero para eso no preciso mucho don ni demasiada ciencia. Lo peor es que nadie sabe determinar qué grado de daño inferiría a las pinturas la entrada de una, dos, tres personas al día, a la semana, a la... Que alteran la cavidad, es seguro, obvio. Con la entrada de visitantes sube la temperatura, se mueve al aire, las personas tienen la mala costumbre de respirar... No hay respuesta sobre un daño objetivo, aunque sí seguridad de que se causa. Mientras, los expertos también tiran de clínica médica para arrimar aún más el ascua a su sardina y seguir con la prohibición: la maldita bacteria que anidó en la cueva y la colonizó es patógena y quien entre en la cavidad puede infectarse y enfermar. Es más, no se descarta que se registrase un problema sanitario si los infectados salen de la cueva y propagan el mal. Una nueva losa, otra, para evitar la reapertura... y para cerrar locales comerciales, cafeterías, oficinas, cines, teatros, otras cavidades subterráneas donde las bacterias, polvos y humos (en enero dejaremos de fumar) campan a sus anchas. Los argumentos tendrán base científica, pero presentados así, en aislado y extrapolados, pueden ser peregrinos.

Depositemos, por tanto, la confianza en la ciencia. Ella vendrá al rescate y nos abrirá la puertas de los hipotéticos paraísos. Y si no es por la vía de lo real, que sea por del mundo virtual, que al parecer todo vale. En Japón nos dan el ejemplo: miles de personas acuden a los conciertos de Hatsune Miku y aclaman a su cantante favorita. Lo curioso, extraño y extravagante es que es la chica es de cartón pluma, un holograma, movido por ordenador y con voz preprogramada. De carne y hueso, nada; de alma, menos.

Pero algunos mundos quizá sean eso: holograma e infografía. En Cantabria, por ejemplo, ya las tenemos todas y con acuerdos entre las partes (tras riña de años y pérdida de tiempo clamorosa). Hologramas/infografías de proyectos de reunificación ferroviaria; dibujos de papel de desarrollos de las Llamas y museos; esquemas y más alzados sobre las viviendas que se levantarán en La Remonta... Son nuestros cánticos de futuro, con voz virtual de Miku. Pintamos en tornasol colorido y acaparando futuros y ensoñaciones, pero no hay dinero. Sonará a materialista, pero sin la tesorería llena o negociada se antoja difícil dar vida al papel, alumbrar grandes proyectos urbanísticos y desarrollar ideas brillantes. Imaginaciones que quedan arrumbadas en deseo, paseos históricos reconvertidos en efímeros rememorando 'Bienvenido mister Marshall'. Llegar, o no, pasear con boato y banda de música, y hasta la próxima. Y da igual Monzón de Campos y AVE con Fomento, que Valdecilla con Economía, y que antaño mil y un historias con partidos nacionales encadenados y sometidos a Madrid y formaciones regionalistas supeditadas a pactos.

Y por ahí me llega siempre la neura del 'cántabro-escéptico'. Casi todo se me hace cuesta arriba y lento y para una vez que alguien echa el acelerador, mira más allá de la punta de su nariz y amplía horizontes, siempre habrá alguien dispuesto a tirar de freno. El progreso racional (qué decir del arriesgado) es para algunos un monstruo, sobre todo si no es 'su progreso'. Dicen que ley humana. Y ojo, que hay progresos buenos y otros que no lo son tanto, sólo mentira y engaño. Si mejoras, en el colegio consideran que 'progresas adecuadamente'. Eso es lo que algunos quieren ver en las últimas afirmaciones de Otegui ante los jueces. Ahora resulta que es un Quijote de la paz y que Batasuna clamará contra la violencia. Aquí no soy escéptico. Sencillamente ni lo valoro. Los terroristas y sus compañeros de viaje y negocio son lo que son. El holograma de Otegui es menos que virtual. La realidad, para nuestra rabia, asco y dolor, es bastante más cruel. Cargada de años y víctimas.

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