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GONZALO SELLERS
Domingo, 21 de noviembre 2010, 09:36
Uno de los temas tabú en los debates políticos está empezando a perder su condición de intocable por culpa de la crisis. ¿Tiene Cantabria demasiados municipios? ¿Es necesario reducir el número de ayuntamientos para recortar el gasto público? Hace sólo dos días, la vicepresidenta del Gobierno regional, Dolores Gorostiaga, aprovechó la asamblea de la Federación de Municipios para poner el tema sobre la mesa. «Hay que repensar si la organización administrativa actual es la adecuada para el siglo en el que vivimos. Cada vez se agrupan más los consistorios para hacerlos más óptimos desde el punto de vista económico», dijo.
De momento, las juntas vecinales son el único daño colateral de la crisis. En San Vicente de la Barquera, seis de los siete pedáneos y el propio Ayuntamiento ven con buenos ojos la disolución obligada de estos organismos locales por la escasez de ingresos. Este cáncer financiero se ha extendido también por Castro Urdiales, donde las dificultades del Consistorio para pagar las subvenciones y ayudas que concede cada año han dejado a las juntas al borde del precipicio, sin dinero con el que afrontar los pagos de la luz, el agua, las basuras, el teléfono o el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI).
Este problema que salpica a la mayor parte de las pedanías de la región ha puesto ahora en el punto de mira a los ayuntamientos, que pueden convertirse en víctimas de los planes de austeridad y recorte de gastos. Los números, una vez más, no engañan. En Cantabria viven 589.000 personas en 102 municipios. Es decir, cada consistorio atiende, de media, a 5.775 personas, una cifra muy baja en comparación con otros países de la Unión europea que ya se han atrevido a dar el paso de reducir ayuntamientos y centralizar la gestión de servicios para ahorrar.
En algunos casos, esos 'adelgazamientos' han sido radicales: en Gran Bretaña se pasó de unos 1.500 a 400; en Alemania de 25.000 a 8.400; en Bélgica de 2.359 a 596, y en Grecia de 5.300 a poco más de 1.000. España aún no ha dado este paso, y cuenta con 8.112 municipios, tantos como Alemania con poco más de la mitad de su población.
El debate sobre la conveniencia o no de poner en marcha esta medida en España ya está en marcha. El líder del PP, Mariano Rajoy, dejó caer el pasado mes de mayo que hay «demasiados» municipios, y que estaría dispuesto a reducirlos «si hay consenso». Y es que los primeros estudios apuntan a un ahorro de más de 16.000 millones de euros si se consiguen unificar ayuntamientos para que ninguno dé cobertura a menos de 20.000 habitantes.
Cantabria es un caso especial dentro del país. Es la única región que no ha cambiado su mapa administrativo en los últimos doscientos años. Otras comunidades han restado o sumado municipios, pero Cantabria como comunidad autónoma o como Provincia de Santander siempre ha mantenido los 102.
Estudio de la universidad
Pero la crisis trastoca hasta las tradiciones. El presidente Miguel Ángel Revilla también se mostró partidario, el pasado mes de junio, de reducir el número actual de municipios porque es «un disparate que haya un entramado administrativo en zonas con una población como la de Tresviso, con 60 vecinos, Pesquera, con 86, o Aguayo, con 92 habitantes».
En todos ellos, precisó, hay un secretario municipal, administrativos, personal de limpieza, ordenadores, edificios y luz. Revilla admitió que es un tema complicado ya que «a ver quién le pone el cascabel al gato» y «le dice a uno de Pesquera que tiene que ser de Aguayo, con una carretera en medio». Aun así, «alguien tendrá que hacerlo», reconoció.
Sin embargo, el portavoz del PRC, Rafael de la Sierra, quiso restar contundencia a las palabras de Revilla y aseguró que el Gobierno no se plantea «de ninguna manera» una reducción de municipios. «No se dan las condiciones para hacerlo ni hay estudios al respecto», aseguró.
Sin embargo, este periódico pudo saber que el Ejecutivo cuenta con un documento que encargó hace tres años a la Universidad de Cantabria (UC) en el que se detalla un plan inicial sobre el que apoyarse para debatir una división de la región en diez o doce comarcas, y que todavía no ha salido a la luz.
El estudio, dividido en dos tomos, analiza en detalle cada una de las variables que afectan a la población, como los partidos judiciales, las escuelas, los centros de salud y hospitales, los accesos a la carretera y las barreras montañosas, entre otras. Así consigue distinguir las áreas de influencia de cada localidad para una comarcalización racional.
Ese estudio está pensado como una 'hoja de ruta' para que el gobierno de turno se guíe. Así, este documento no dice que sólo deba haber doce ayuntamientos en Cantabria, sino que cada comarca, por ejemplo, tendría un núcleo de cabecera y varias localidades con delegaciones administrativas.
El director del Departamento de Geografía, Urbanismo y Ordenación del Territorio de la UC, Pedro Reques, tiene claro que el municipio es «una institución del siglo XIX que no da respuestas a las necesidades del siglo XXI». Para Reques, las comarcas son el modelo ideal, ya que es un punto intermedio entre el municipio, «a veces demasiado pequeño para resolver problemas que se le quedan grandes», y la región, «demasiado grande para dar respuesta a cuestiones pequeñas».
Para poner en marcha esa comarcalización y reducción de ayuntamientos, el Parlamento o la Federación de Municipios deberían desarrollar el estudio para que se materialice una Ley de Comarcas estancada desde hace años. La presidenta de este último organismo, Blanca Rosa Gómez Morante, no quiso realizar ninguna declaración sobre este asunto, ni como representante de la Federación ni como alcaldesa de Torrelavega. Lo que sí confirmó es que ya se han reducido juntas vecinales, aunque no confirmó ni cuántas ni dónde.
Algunos portavoces parlamentarios de los partidos políticos de la región se mostraron muy cautos a la hora de afrontar una disminución del número de consistorios. Reflexión y consenso fueron las palabras más utilizadas tanto por el del PSOE, Francisco Fernández Mañanes, como por la encargada de Administración Local del PP, Isabel Urrutia.
El primero quiso dejar claro lo complicado de materializar la medida, ya que cada municipio quiere «mantener su identidad», y defendió que los problemas de gastos «no están precisamente en los ayuntamientos más pequeños». Urrutia, por su lado, abogó por una propuesta «seria y prudente para no dañar sensibilidades».
Pero no sólo los políticos se están planteando estos cambios. El debate también está en la calle. Esta misma semana, la plataforma por la defensa de la sanidad rural en Iguña y Anievas salió a la calle para pedir la centralización de servicios públicos en un único ayuntamiento «ante la falta de funcionalidad de la mancomunidad y para mejorar los servicios que ahora gestionan cuatro consistorios», según explicó su portavoz, Carlos González. En la pancarta que encabezó la marcha se leía: 'Cambiamos tres alcaldes por un médico'. La crisis puede hacerlo realidad.
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