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NIEVES BOLADO
Jueves, 25 de noviembre 2010, 09:26
No es una oficina bancaria cualquiera, porque está en uno de los edificios emblemáticos de Santander y una de las joyas del entramado arquitectónico urbano. El Banco de España anunció ayer el cierre de su única sede en Cantabria, situada en la avenida Alfonso XIII número 4 después de 136 años de presencia activa, y lo hace por falta de rentabilidad. Frente al empaque aristocrático del inmueble, un escueto comunicado de la institución financiera informó de que cierra «por poca actividad». Junto a esta sede corren similar suerte las sucursales de Ceuta, Logroño, Melilla, Pamplona, San Sebastián y Toledo. Dejarán de estar operativas el día 31 de mayo de 2011. La Comisión Ejecutiva del Banco de España arguye que las siete sucursales que cerrarán el año que viene representan apenas el 9,3% del total de la red formada actualmente por 22 oficinas.
Una vez anunciada la clausura, el primer interrogante es saber cual será el destino de este elegante edificio, con valor no sólo en su estética exterior, sino también por la importancia de su rico e histórico interior. Con seguridad se abrirá un debate sobre cual puede ser su próximo uso.
Máxima protección
El inmueble en cuestión goza de la mayor protección urbanística en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) con Protección Integral 1, lo que no permite trocar la volumetría, ni la altura, y mucho menos, su derribo. Además, en cuanto a su uso, está vinculado, exclusivamente, al Banco de España hasta tal punto que no podría modificarse, ni siquiera, para ser utilizado por otra entidad bancaria. Hasta para este cambio de uso, que no de actividad, necesitaría una modificación del PGOU.
Ayer mismo hubo una petición pública para el destino del edificio: ADIC (Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria) además de «lamentar» el cierre de la entidad, reclamó que «se ceda el edificio al Gobierno cántabro y no se pretenda hacer caja con él».
Siete trabajadores
Actualmente en esta oficina trabajan siete personas. El director, dos administrativos, dos auxiliares de caja y un ordenanza (el interventor se jubiló recientemente). Además, presta servicio allí un destacamento de la Guardia Civil. Cinco de los empleados están en edad de prejubilación y otros dos tienen menos de 50 años por lo que podrán trasladarse a una oficina cercana (Oviedo o Bilbao), si existen vacantes, o bien integrarse en la oficina central en Madrid.
El Banco de España informó que ya ha abierto un diálogo con los representantes sindicales «sobre las modalidades precisas de esta adaptación laboral» y que toda la actividad comercial se centralizará en Bilbao.
El edificio, aparte de las instalaciones bancarias en la planta baja, y de las cámaras acorazadas, dispone de viviendas y trasteros en los dos pisos superiores, donde actualmente viven el director, el ordenanza y el interventor, a pesar de estar ya jubilado.
En algunas localidades de España, donde se cerraron hace años las sucursales, los inmuebles fueron donados pero actualmente, se venden. No se ha detallado el valor económico del inmueble pero, por estructura, historia, conservación y ubicación, no es arriesgado aventurar que estará entre los más codiciados y valorados de la ciudad.
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