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Viernes, 26 de noviembre 2010, 10:05
Deporte de machos donde los haya, la National Football League (la liga de fútbol americano) ha sobrevivido a una variada suerte de competidores deseosos de sacar tajada de su inmensa popularidad en Estados Unidos. Tras superar al béisbol hace apenas una década como el espectáculo deportivo más visto de la nación, no han faltado millones para crear nuevas franquicias y hasta los canadienses trataron de colar una ambiciosa propuesta para implantarse en los estados donde la NFL no tenía demasiado tirón, pero no terminó de cuajar.
El único proyecto que ha triunfado al final y que va ganando adeptos cada temporada desde su creación en 2004 es casi otra disciplina deportiva que echa por tierra los dos ingredientes principales del fútbol americano: su masculinidad y las altas dosis agresividad en el terreno de juego. Sus protagonistas no son otras que atrevidas mujeres vestidas con ligerísima ropa y sexys hombreras y rodilleras que además de protegerlas de choques y rozaduras están ahí para realzar todos sus atractivos corporales. Mientras jugar en la NFL requiere una especial combinación de fuerza, velocidad y coordinación, en la Lingerie Football League (algo así como Liga de fútbol de mujeres en ropa interior) a las chicas se les pide sobre todo que sean «atléticas, que tengan confianza en lo que hacen y que sean bonitas», detalla su fundador, Mitchell Mortaza.
Para ser más precisos, los diez equipos que participan en la LFL no es que se maten a jugar semana tras semana. La temporada, que se extiende de agosto a febrero, consta de cuatro partidos y concluye con la gran final, denominada Lingerie Bowl, que se emite en directo durante el descaso de la Super Bowl masculina. La idea surgió casi por casualidad, cuando en uno de esos largos intermedios de la gran final de la NFL se disputó un partido entre modelos y actrices famosas con la única finalidad de entretener al público.
«Ahora se saben mover»
«Hace seis años esto consistía en chicas impresionantemente guapas tratando de jugar al fútbol americano. Ahora, sin embargo, las chicas son igual de guapas pero realmente saben moverse sobre el campo», defiende en una entrevista a 'The Miami Herald' Bob Hewko, entrenador las Miami Calientes.
Claudia Gómez, una jugadora de origen colombiano en la plantilla de Miami, intenta resumir cuáles son los requerimientos básicos que debe mostrar toda mujer que quiera triunfar en esta modalidad deportiva. «Nos piden que seamos 'sexys' pero que también seamos agresivas. El público tiene que sentir que está viviendo un partido de verdad».
Como en el fútbol europeo, el juego de las mujeres desarrolla los mismos tics que el de los varones, aunque no siempre la intensidad de los placajes, empujones, patadas y rodillazos habituales en los partidos de la NFL están cargados de tanta violencia en el universo femenino. En cualquier caso se adivina un deseo casi teatral de reproducir los golpes de efecto de los jugadores del otro sexo. Y, ahí sí, las chicas no dudan en lanzarse insultos y provocaciones que a veces terminan en peleas entre las escotadísimas jugadoras.
Para que los rigores de los cuatro tiempos de un partido normal de la NFL no acaben por agotar a los equipos, los partidos se juegan en un campo de dimensiones más reducidas que lo habitual y en lugar de once jugadores por equipo sólo hay siete. «Los días después de los partidos no me puedo ni mover, me llevo muchísimos golpes», se sincera Claudia Gómez.
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