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Lo de Javier Salas es un amor por la fotografía bien correspondido.
«Con los famosos, la clave es tratarlos como si no lo fueran»
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«Con los famosos, la clave es tratarlos como si no lo fueran»

Retratista de 'celebrities' como Jennifer López o Penélope Cruz, colabora con Pablo Hojas en la próxima cita de 'Polientes Foto' Javier Salas Fotógrafo

JOSÉ AHUMADA

Domingo, 5 de diciembre 2010, 01:04

Javier Salas (Cabezón de la Sal, 1965) está más que acostumbrado a la gente famosa; Penélope Cruz, Jennifer López, o Kate Moss han posado para él. Colaborador habitual de revistas como 'Vogue', 'Elle', 'CQ', o Rolling Stone', marcó un hito al convertirse en el primer español en adjudicarse la portada del 'Time'. La amistad con su colega Pablo Hojas ha bastado para dejar plantadas unos días a las 'celebrities' de Hollywood mientras participa en el taller de 'Polientes Foto', del 10 al 14 de enero, donde mostrará cómo trabaja.

-Lo primero que llama la atención de su biografía es que abandonó el ejercicio de la Medicina por la fotografía...

-Antes de estudiar la carrera ya tenía como afición la fotografía y el cine. Hice un curso de cine, me aficioné y hasta conseguí algún premio con películas de Súper 8. Fue mi primera toma de contacto con el mundo de la imagen. A los 18 años, que es cuando tienes que decidir una carrera, es muy difícil tenerlo claro. Entonces pensé que era lo que me gustaba. Tres años después vi que no era lo que quería y tuve intención de dejarlo, pero en casa me insistieron en que acabase la carrera y luego hiciese lo que quisiera. Cuando acabé ya tenía clarísimo que quería hacer fotos: eso me gustaba y lo otro no. Aunque me decían que de una cosa se podía vivir y de la otra no, decidí hacer lo que me gustaba. Lo de abandonar la Medicina es algo que me resulta muy antiguo y que tengo completamente olvidado.

-Pues parece que acertó con la decisión. ¿Cómo recorrió el camino hasta el éxito?

-Empecé haciendo fotos a nivel amateur en Cantabria, y como todas las revistas y las discográficas estaban en Madrid, fui allí, porque pensé que podía ir a trabajar directamente. Al llegar me di cuenta de que era todo más complicado. Entonces no sabía ni que hubiese asistentes de fotógrafo, pero es a lo que me dediqué. Aprendí un poco de todos, de cómo se trabaja en un estudio, de fotos de interiores... y empecé a hacer las cosas por mi cuenta cuando vi que ya no tenía lagunas. Después tuve la suerte de apostar por el retrato, por intentar hacerlo digno en un momento en que en España estaba menospreciado, al contrario que en otros países con más tradición fotográfica, como Estados Unidos o Inglaterra. La verdad es que entré en ese momento en que se requerían buenas imágenes de actrices y cantantes, cuando estaban cobrando importancia en el mundo de las revistas, donde antes sólo aparecían modelos. Hubo una sucesión de buenos trabajos, y unos llamaban a otros. Un buen trabajo realizado te va a dar otros tres más. Empiezas una rueda y llega el momento en que incluso te puedes permitir algún fallo.

-Su trabajo en 'El País de las Tentaciones' fue su gran plataforma.

-Empecé a trabajar en lo que más se veía. En un semanal con una tirada enorme se ve más el nombre que en una revista. Tenía un formato muy innovador, que fue muy copiado, y daba mucha importancia al retrato. Y salía todas las semanas. Empecé a trabajar desde el principio, y no sé si en el primero o en el segundo la portada ya era mía. Y casi todas las semanas. Fui de los afortunados que dimos imagen a esta revista poderosa. Y sigo manteniendo relación con 'El País'.

-'Vogue', 'Elle', 'Rolling Stone'... ¿cómo se llega a estas publicaciones?

-Después de estar unos años trabajando, son cosas que van surgiendo. Empiezas con una revista en España, un día contactas con Estados Unidos-, sigues trabajando... Las publicaciones se van moviendo, las fotos tienen vida muchas veces: se distribuyen en agencias de prensa, alguien las ve y te llama. No puedes decir cómo fue una a una, pero va surgiendo.

-Hasta que llegó la portada del 'Time'.

-En el momento en que salió, cuando fue la primera portada de un fotógrafo español, sí me pareció algo muy importante, un punto de inflexión o como quieras llamarlo. Con el tiempo resulta un poco anecdótico. Fue una buenísima publicación, también por el hecho de que no se había hecho nunca. Pero, al final, pesa más la trayectoria. No es lo mismo subir que mantenerse. Cuando te llaman, esperan algo bueno de ti y se lo tienes que dar.

-Ha fotografiado a mucha gente famosa. ¿Quién se lo ha puesto más difícil?

-Es difícil de decir porque ha sido tanta gente... Generalmente lo paso peor con las personas que no son muy conscientes de su imagen y tienen pánico a las fotos; es gente para quienes la imagen no es determinante en su trabajo. Un futbolista, por ejemplo, le da mucha más importancia a meter goles que a una buena foto, y esto es fundamental, porque sabes que estás haciendo algo que es secundario en su vida y en su actividad, y te lo hacen sentir. Sucede también con políticos. Te hacen sentir que lo que quieren es acabar ya, aunque luego hay otros que son muy vanidosos... Nada es nunca ni blanco ni negro; todo tiene matices.

-¿Cómo se maneja a un famoso?

-Yo, primero, observo. Planteo cosas y después corrijo, en el momento en que estoy disparando. Con los personajes famosos la clave del éxito es tratarlos como si no lo fueran, que es como más cómodos se sienten. Si siempre estás pensando en eso y te sientes por debajo, se rompe la relación. La manera de tratarles es ésa, que ellos estén cómodos sean lo que sean. Les dirijo cuando hay que dirigirles, como a cualquier otro.

-Nueva York, Hollywood,... ¡Polientes!

-Voy porque me llamó Pablo (Hojas), que está metido en esto y nos conocemos desde que me propuso exponer en su galería. Desde entonces mantenemos relación. Además, me apetece hacer algo en Cantabria, que es mi tierra, y me gusta que la gente tenga la oportunidad que tuve yo. Normalmente no me suelo prodigar en cursos y seminarios. Alguna vez he ido a algún taller: lo hice una vez y no es algo que me apetezca hacer normalmente. Esta vez es una historia planteada por Pablo, con un estilo más de convivencia que de academia, y me gusta. En el fondo, no soy nada técnico. Tengo mi técnica, pero no soy nada docente. La técnica es importante, pero más lo es el sentimiento. A alguien que tenga algo que le salga de dentro siempre le va a salir bien. En fotografía o haga lo que haga.

-¿Tiene algún proyecto para dar envidia?

-Voy a hacer dentro de un par de semanas la presentación del perfume de Carolina Herrera. Va a haber un montón de gente y una especie de sesión aparte con Gwyneth Paltrow y otras así. Eso es lo más próximo... y más cosas que no se pueden contar.

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