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25 millones de rebote a Cantabria
Los corrales de buelna

25 millones de rebote a Cantabria

El primer premio llega de rebote a Cantabria gracias a la empresa de transportes Castellet San Miguel de Los Corrales de Buelna

MARIO CERRO

Jueves, 23 de diciembre 2010, 14:26

Pensaban que el de ayer iba a ser, un año más, el 'Día de la Salud', pero se equivocaban. Lo fue para la gran mayoría de cántabros, menos para ellos, un grupo de privilegiados que se repartió 25 millones de euros del Gordo de la Lotería. El premio llegó de rebote a Cantabria gracias a la empresa de transportes Castellet San Miguel, que, con sede en Barcelona, tiene oficinas en el polígono industrial de Barros (Los Corrales de Buelna), pero, como decía alguno de los agraciados, lo de menos es que llegara de rebote después de 40 años, «lo importante es que ha llegado y que, para nosotros, hoy no es el Día de la Salud».

No se lo creían ni ellos. «Me enteré por la televisión, dije que ese número (79250) era el mío y nadie me hacía caso, hasta que me vieron que me ponía pálido», decía Ricardo, uno de los trabajadores de la empresa, mientras celebraba su suerte en el restaurante 'El Refugio', de Tanos, con otros premiados a los que él había llevado la suerte. Y es que Ricardo se convirtió ayer en todo un héroe para una veintena de trabajadores de Adif y algún que otro de las empresas Tramesa y Gamesa, a los que había llevado la fortuna en forma de décimos.

En concreto, fueron treinta los que llegaron -también de rebote-, al pueblo torrelaveguense de Tanos, el lugar donde hace quince días cayó un primer premio de la lotería, curiosamente, repartido entre los trabajadores del mismo restaurante al que acudieron ayer los agraciados para celebrar el Gordo. Todos son clientes de Manolo Blanco. A él ayer no le sonrió la fortuna, pero estaba tan contento que el cava que descorcharon los agraciados corrió por su cuenta. «Ha sido una sorpresa muy grande porque algunos de ellos vienen al restaurante varias veces al día», decía rodeado de felicidad. La que contagiaba, por ejemplo, Luis, uno de los trabajadores de Adif, que fue premiado con 300.000 euros, lo que correspondía a un décimo. Una cantidad que se llevaron la mayoría de los afortunados. Natural de El Astillero tampoco se lo podía creer al principio: «Vas a Internet, buscas el número, lo miras una y otra vez y piensas que te has equivocado». Pero no era una alucinación. Era real. Allí estaba Luis con su mujer celebrando el Gordo de la Lotería. Pero no estaban solos. También le acompañaba su compañero Eduardo, que tenía claro que iba a compartir el premio con sus dos hijas. Saray, una de ellas, explicaba, aún emocionada, la llamada de su padre. «Me llamó y le pregunté en bromas que si me llamaba para decirme que le había tocado la lotería. En ese momento, me dijo que cómo es que lo sabía y cuando ya me lo repitió otra vez, me puse a llorar directamente».

De Barcelona a Barros

Transportan todo tipo de mercancías, pero, por primera vez, los trabajadores de Transportes Castellet han llevado por toda España a la Diosa Fortuna. Desde Barcelona, fuentes de la empresa confirmaron a EL DIARIO que habían repartido entre 440 y 450 décimos del número 79250, a través de los empleados de Cataluña y de los transportistas que trabajan para las filiales de Madrid, Huelva y Cantabria. A Los Corrales de Buelna, en concreto, a sus oficinas del polígono industrial de Barros, trajeron 83 décimos, como confirmaron los dos trabajadores de esas oficinas. Algunos -no especifican cuántos- se quedaron en esas sedes. El resto para sus camioneros y los autónomos que trabajan para ellos. Y otros doce para las oficinas de Transportes Buelna, empresa corraliega propietaria de las instalaciones que albergan las oficinas de Castellet.

En las grandes instalaciones de Transportes Buelna, en la entrada sur del polígono, se alquiló el segundo piso de oficinas a la empresa catalana, la encargada de hacer de correo entre Barcelona, donde se compraron los décimos, y Los Corrales de Buelna.

En las empresas, pocos minutos después de comprobar que tenían el Gordo, no quedaba nadie. Únicamente llegó, al mediodía, uno de los camioneros que trabajan para Transportes Buelna, que no sabía nada. Eso sí, tuvo que dejar el camión fuera porque el cierre era total. En el domicilio del propietario de la firma corraliega, Eduardo González Pedrero, también había hermetismo absoluto. Entendible. Nadie sabía cuánto había tocado ni cuántos décimos se habían traído desde Barcelona.

Por la tarde, visita rápida de los trabajadores de las dos empresas de transportes, recogida de bártulos y, rápidamente fuera, que la noche prometía.

De todas formas, no soltaban prenda. En la oficina se han quedado con algunos décimos, pero no dijeron cuántos. Eso sí, reconocen que suficiente para vivir mejor, pero no para jubilarse. Tampoco se hacían a la idea de lo que estaban viviendo. Con ellos también estaban antiguos compañeros de trabajo que también fueron agraciados con el Gordo.

En Transportes Buelna reconocen que el pellizco fuerte, el de verdad, se le ha quedado la empresa Castellet. Una docena de los 83 décimos agraciados se ha quedado en la empresa corraliega, repartida especialmente en la oficina. Dos décimos se han ido para un almacén alquilado en las instalaciones de Transportes Buelna y otros dos a camioneros de la empresa que suelen trabajar en contacto con Castellet. El resto de camioneros de Buelna parece que no han gozado de tanta suerte. En total trabajan en esta empresa 16 personas.

Cada décimo, una historia

Cada décimo premiado en transportes Castellet encierra una historia distinta, alegrías con diferente apellido y dirección. Es llamativo el caso de la familia Toribio Ruiz, que reside en La Penilla. El padre es camionero en esta empresa de Los Corrales, la madre trabaja en la fábrica de Nestlé de La Penilla de Cayón. Ella se llama Almudena y ayer le dieron la tarde libre «porque se le iba a salir el corazón», señaló una compañera de la mujer, que comparte la alegría de esta familia tocada por la suerte por partida séxtuple.

Y es que el marido llevó a casa seis décimos hace unos días. Dos de ellos los repartió entre sus dos hijas, ya mayores y con sus propias familias. Otros dos se los regaló a un familiar y el matrimonio se quedó con los dos restantes. Almudena se enteró de que le había tocado el Gordo de la Lotería de Navidad mientras trabajaba en el laboratorio de Nestlé. «Se puso toda nerviosa», contó su compañera. La familia decidió celebrar su suerte en la intimidad.

Fue el de ayer un sorteo caprichoso con un 'Gordo' altísimo y remolón, un segundo bajísimo -147-, la pirueta erótica del 69069 que se llevó un quinto y con el número 7 como el rey de la jornada: seis de los trece grandes premios comenzaron con este dígito. A 11,14 horas de la mañana, justo en el ecuador del sorteo -el sexto alambre de la quinta tabla-, Andreas e Iván cantaban el 79250, el Gordo más alto en toda la historia, ya casi bicentenaria, del tradicional sorteo de Navidad, un récord que hasta ahora ostentaba el 78294, premiado el año pasado.

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