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La Accademia del Piacere, en la Sala Pereda. :: DANIEL PEDRIZA
El esplendor del primer barroco
MÚSICA

El esplendor del primer barroco

RICARDO HONTAÑÓN

Miércoles, 29 de diciembre 2010, 10:59

Hay que calificar de espléndido el singular concierto brindado por la Accademia del Piacere en la Sala Pereda del Palacio de Festivales de Cantabria, organizado por el Aula de Letras. Fue una velada de peculiares características porque lo que con razón se ha denominado primer barroco brilló con toda su luz en un programa, breve y bien estructurado, presentado con la etiqueta de 'La Lacrime d' Eros' con los inteligentes arreglos de Fahmi Alqhai.

Como bien señala Juan Ramón Lara en sus notas al programa, no sorprende que la mezcla de dolor y de placer fuese del gusto de la Italia de inicios del siglo XVII, exuberante y reprimida, fastuosa, pero decadente. Todo esto y mucho más se reflejó admirablemente en la sugestiva traducción de piezas que se fueron sucediendo, la mayoría firmadas por autores infrecuentes en repertorios trillados como lo son, por ejemplo, Salamone Rossi, cuya Sinfonía Grave abría el programa, Francesco María Basani o Stefano Landi, junto a otras de Monteverdi, con un sensacional 'Lamento', Frescobaldi o Luca de Marenzio, el gran madrigalista. Si el contenido musical en esta ocasión fue de muy alto nivel, lo mismo se puede afirmar de este conjunto de puro y refinado concepto que contó además con Mariví Blasco, soprano de lujo y timbre bellísimo, amén de su encanto y gracia en su decir.

Los de la Accademia del Piacere, los viola de gamba Fahmi Alqhai y Johanna Rose, el guitarrista Enrique Solinís, Pedro Estevan en la percusión, y Jesús Fuentes, como recitador, son artistas completos como instrumentalistas y como músicos, oírlos en expresiones del primer barroco italiano, todavía poco conocido, es una gozada.

Está siendo muy apretada la oferta musical en estas fechas. Y si el Palacio de Festivales ponía broche brillantísimo al ciclo pianístico dedicado a Chopin con el recital de Josep Colom y por imponderables haya tenido que posponer el Mesías de Hendel, en paralelo la Catedral santanderina ha sido el precioso ámbito de un concierto navideño de excepción auspiciado por el Ayuntamiento santanderino y Eon España en el que la gran música del barroco ha tenido unos intérpretes de lujo.

Y en este sentido alegra constatar que la Camerata del Instituto internacional de Música de Cámara de Madrid, perteneciente a la Escuela Superior de Música Reina Sofía que dirige Paloma O'Shea, es ya una de las agrupaciones que traduce con muy alto nivel partituras de tan rico periodo musical que siempre nos aporta y nos descubre. Tal fue el caso de la bellísima Cantata pastorale de Alessandro Scarlatti que abría el programa perfectamente comprendida por Hansjór Sellenberger, quien supo dar pleno sentido a sus recitativos y a sus arias y que además contó con la voz apropiada de la soprano Sofía Mara que cantó con especial encanto.

Seducción que dio paso al hermoso concierto para fagot, cuerdas y bajo continuo de Antonio Vivaldi, traducido con pureza estilística y que tuvo en Adolfo Cabrerizo un solista de gran clase y recursos. Fue sutil y versátil en uno de los mejores momentos de la tarde al que hay que sumar la formidable traducción del Concierto grosso op.6 nº 8 de Arcangelo Corelli con la precisa y cuidada construcción de todos sus tempi. Fue un broche redondo, largamente premiado.

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