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'Mujer y niño' (1933).
El espíritu de México
FOTOGRAFÍA

El espíritu de México

Un libro reúne la producción fotográfica y cinematográfica que Paul Strand realizó en los años treinta en este país

GERARDO ELORRIAGA

Viernes, 14 de enero 2011, 01:33

Cruzó la frontera del Río Grande en 1932, cuando amainaba la violencia que había sacudido el país durante más de dos décadas. El fotógrafo Paul Strand (Nueva York, 1890-1976) siguió la estela ideológica del periodista John Reed, el autor de 'México insurgente', y casi veinte años después, recorrió el territorio norteamericano con la intención de realizar una serie de reportajes y, posteriormente, embarcarse en un proyecto cinematográfico. Fruto de aquella experiencia fue un portafolio de imágenes y la película 'Redes'. El volumen, recientemente publicado por La Fábrica y Fundación Televisa, reúne ambas obras y, además, aporta documentos visuales y escritos en torno a esta iniciativa pionera de la fotografía documental.

'Paul Strand en México' constituye un homenaje crítico a uno de los grandes pioneros de la disciplina. El autor perteneció a la galería 291, el espacio promovido por Alfred Stieglitz para impulsar el arte moderno en todas sus facetas, y su rupturista propuesta subyugó a contemporáneos como Ansel Adams o Georgia O'Keefe. El latinoamericano fue el primero de una larga serie de proyectos que le llevaron a lugares tan dispares como Nueva Inglaterra, Francia, Egipto y Ghana, y a trabajar con personalidades de la literatura, el periodismo o el cine como Leo Hurwitz y Cesare Zavattini.

El éxito obtenido por la edición original del portafolio entre la élite intelectual mexicana y estadounidense refleja la sintonía con el presupuesto teórico de Strand, adalid de una imagen documental empeñada en captar la esencia de colectivos, «una especie de retrato de una tierra y de su gente», según sus propias palabras. Frente a la influencia pictórica y la tentación de la construcción dramática, su apuesta se focalizó en lo que se vino a llamar la 'fotografía directa', un intento de realizar una crónica visual desprovista de recursos efectistas.

Como su predecesor en tierras aztecas, el postulado formal se encontraba ligado a una intención política, la simpatía por la revolución de 1910 y su ambición de transformación social. La incursión en México está guiada por esa vocación y también delimitada por tal propósito. Strand fue contactado por Carlos Chávez, músico y entonces director de Bellas Artes de la Secretaría de Educación Pública, un organismo muy comprometido en la renovación cultural del país. Posteriormente, también por encargo administrativo, llevaría a cabo la filmación de 'Redes', titulada 'The Wave' en inglés, en torno a una huelga de pescadores. Había de ser el primero de una serie de documentales en torno a la realidad social local, aunque el propósito no tuvo continuidad.

La arquitectura autóctona, tipos campesinos e indígenas y la imaginería religiosa constituyen los motivos recurrentes de la colección de instantáneas. El ojo del creador rehúye la modernidad y el ámbito urbano en pos de lo que él considera el verdadero espíritu del país, tesis apoyada por los estamentos oficiales, también interesados en esa presunta búsqueda de la identidad como argumento para sostener una ambiciosa misión regeneracionista.

Mirada politizada

El texto reflexiona sobre la divergencia entre esa pretendida 'fotografía directa' y la ideologización que subyace en el proyecto, debate que se puede extender al trabajo de colegas contemporáneos como Tina Modotti, aún más politizada. También expone su trayectoria, iniciada en los estudios en torno a la evocación abstracta y desembocada en proyectos de índole social y antropológico que lo llevaron por todo el mundo. Su primera experimentación en el ámbito de la abstracción le dotó de recursos creativos posteriormente aplicados tanto en sus imágenes de la Gran Manzana, ya plenamente deudoras de su arraigada conciencia social, como en posteriores incursiones en el suroeste de Estados Unidos y otros ámbitos geográficos.

Según el estudio que acompaña la edición española, el viaje al país vecino coincide con un alejamiento con el círculo neoyorquino y de Stieglitz, y una paralela radicalización de sus posturas políticas, pero también con el abandono del marco urbano del capitalismo y la búsqueda de otros lugares con cierto halo de primitivismo. Además, cronológicamente, la incursión por el sur se produce en tiempos de la Gran Depresión, cuando la protesta social y la miseria se expandían por todo el continente, incluso lejos de los grandes centros urbanos. Su estancia en Nuevo México también supuso una etapa intermedia entre sus visiones de la vida en las calles metropolitanas y las sobrias instantáneas de las tierras meridionales, áridas y fundamentalmente campesinas.

El análisis revela fascinantes características que consiguen trascender un proyecto a priori lastrado por su objetivo político. Strand supera esa aparente limitación, pero también rechaza el peligro del pintoresquismo gracias a una exquisita sensibilidad y el poder de su intuición. Las fotografías evidencian una curiosa equidistancia entre el fin documental y la sugerencia formal, producto de sus detalles arquitectónicos, los juegos derivados de los fondos paisajísticos o el uso de luces y sombras.

Por otra parte, su acercamiento a la iconografía católica carece de cualquier intención desmitificadora. El respeto y la voluntad narrativa recorren su mirada por las figuras, quizás como símbolo de la vida y creencias de la población. El ensayo señala que el fotógrafo tan solo quiso publicar aquellas piezas que acentuaban el tono sombrío, quizás como trasunto de la propia tragedia de los mexicanos, atrapados por la pobreza, el creciente autoritarismo y la corrupción de todos los estamentos del poder.

Nostalgia

Una hipótesis aventura que esa percepción dramática estaba condicionada por problemas personales, fundamentalmente el fracaso de su primer matrimonio y el alejamiento de Stieglitz, o que su segunda estancia en México en los años sesenta, pequeño apéndice del proyecto, evidencia cierta nostalgia. Sin duda, resulta curiosa la posibilidad de que el artífice de la fotografía más objetiva haya sido víctima de sí mismo, que sus sentimientos se proyectarán inconscientemente sobre un trabajo que tiene como premisa fundamental aprehender algo tan lejano como el espíritu de un colectivo completamente ajeno a su realidad como individuo.

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