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Un grupo de vecinos de Cieza contempla una exposición fotográfica que recoge la intensa actividad en el valle. Eran otros tiempos. :: DM
Los valles de Iguña, Cieza y Anievas giran la vista hacia el turismo rural
Región

Los valles de Iguña, Cieza y Anievas giran la vista hacia el turismo rural

El notable descenso del padrón de habitantes por la pérdida de industria obliga a los municipios a pensar en sacar partido de sus recursos naturales

NACHO CAVIA

Lunes, 17 de enero 2011, 08:54

Los mandatarios de los cinco municipios de los valles de Iguña, Anievas y Cieza ven con preocupación cómo los padrones de habitantes descienden inexorablemente, a pesar de los intentos por mejorar los servicios y facilitar la vida en esas localidades. Los proyectos de creación de empresas se han estrellado contra la crisis y todos coinciden en que la solución a esa pérdida de población deben encontrarla en los proyectos de turismo rural.

Así, mientras Cartes, Los Corrales de Buelna o San Felices de Buelna siguen creciendo en población, los valles de Iguña, Cieza y Anievas se desploman, en la mayoría de las ocasiones perdiendo vecinos en beneficio de los primeros.

En cuanto a crecimiento, el caso más significativo es el de Cartes. En la última década el descenso de los padrones en los valles centrales se ha hecho cada año más evidente, corriendo paralelo a la pérdida de la poca industria que quedaba. El cierre de Hilaturas de Portolín (en Molledo), fue el detonante de la preocupación de vecinos, que ven cómo la población se ha envejecido porque los jóvenes se fugan a municipios donde se les ofrece una oportunidad laboral.

En ese proceso, los alcaldes, especialmente el de Arenas de Iguña, Ramón Morais, y la de Molledo, Teresa Montero, han propiciado proyectos de instalación de empresas para retener a las familias jóvenes. Pero esos planes no han cuajado, especialmente por la llegada de la crisis económica que, además de empeorar las condiciones generales del valle, se ha cebado con proyectos como la recuperación de los terrenos de Hilaturas para la instalación de otras empresas que ya habían adelantado su interés por situarse en Molledo.

Pero hay otra salida: el turismo rural. La gran riqueza paisajística, monumental, arquitectónica e histórica de los valles aún mantiene la esperanza de hacer de ese recurso la base para sostener la población. Eso y el regreso a casa de los hijos pródigos, que vuelven a sus orígenes desde las grandes ciudades, no supone tan caro rehabilitar las casas familiares y establecerse a esperar tiempos mejores.

Arenas y Molledo

Arenas de Iguña se había mantenido durante el siglo XX con un número de vecinos cercano a 2.300. La entrada en el nuevo siglo marcó el inicio del descenso, pasando en 2002 a los 1.900 empadronados y acercándose peligrosamente en 2010 a los 1.800. El ritmo de descenso es tan vertiginoso que, así, en medio siglo en Arenas de Iguña quedarán menos de un millar de habitantes.

A los problemas apuntados, se une el que la población es mayor, con lo que se cuentan con los dedos de las manos los nacimientos por año, igual que las bodas.

En cambio las cifras de defunciones triplican las de nuevos vecinos. Su situación es tal que si la tasa de envejecimiento general en Cantabria es de 18% en Arenas de Iguña es del 27%, y si la de juventud en Cantabria es del 13%, en Arenas es tan sólo del 7%.

Molledo adolece del mismo mal. Con algo menos de población, rondando los 1.700 habitantes, los índices de juventud y vejez son semejantes. Unas 200 personas residen y trabajan en el municipio. Y los números de nacimientos, bodas y defunciones se igualan también a los de Arenas de Iguña.

Bárcena, Cieza y Anievas

Cruzar la línea del millar de habitantes hacia abajo ya lo sufrió hace tiempo el tercer municipio del valle, Bárcena de Pie de Concha, que maneja cifras entorno a los 800 empadronados, manteniendo ese 10% de personas que residen y trabajan en el municipio.

En el cercano Valle de Cieza, la población no supera los 700 habitantes, con un índice de envejecimiento de los más altos de Cantabria, un 32%. Unas 30 personas residen y trabajan en este municipio. El problema en el valle es si cabe todavía mucho mayor , porque hace medio siglo su población era el doble de la actual.

Y en el Valle de Anievas pasó algo semejante. Con una población próxima a los 380 vecinos, los datos en términos generales son semejantes a los de Cieza, incluso en ese medio siglo de pérdida de la mitad de la población.

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