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Alí Syed, tercero por la izquierda, posa junto a los responsables de la seleccción nacional de Bahréin.
Alí Syed, al rescate del Racing y del Gobierno
CANTABRIA

Alí Syed, al rescate del Racing y del Gobierno

El 22 de noviembre de 2010, Alí Syed mantuvo en Santander el primer encuentro con los propietarios del Racing La operación de venta del club sólo está pendiente de que el magnate acepte las garantías que reclama el Ejecutivo

José Emilio Pelayo y Álvaro Machín

Domingo, 23 de enero 2011, 14:43

Ashan Alí Syed comprará el Racing por catorce millones de euros. Siete serán para Dumviro como precio por sus acciones. Casi otro tanto (6,7 millones) irá a parar al Gobierno de Cantabria para pagar su crédito y, con ello, levantar la pignoración de las acciones. A esa cifra se le añadirá un millón de euros para sufragar los gastos que ha generado la propia operación (entre otros, el pago a Credit Suisse). Esa es la realidad, dinero, que convertirá al magnate indio en dueño del club. 'Míster Alí' hará un primer pago, al contado, de un millón y medio de euros nada más llegar a Santander. Ese dinero se lo repartirán Dumviro y el Ejecutivo a partes iguales. Lo mismo ocurrirá con un aval inicial de tres millones. Y, a partir de ahí, avales sucesivos para liquidar las cuentas pendientes en un periodo de 18 meses. Con garantías, eso sí. Justo las que se negocian en este momento y que faltan por firmar para cerrar el trato.

Con esos catorce millones habrá cerrado la compra. A partir de ese momento y ya al frente del club, tendrá que asumir los gastos inmediatos de la entidad. Él ya conoce que Hacienda reclama con urgencia una deuda ya vencida de 1.800.000 euros. Esa cantidad es la ahoga la tesorería del Racing a corto plazo. Una cifra que también el Gobierno regional exige que se pague a la firma del contrato. Lo siguiente, en un orden lógico de gestión, sería convertir en capital sociel los créditos que quedarán pendientes (el de 1,3 millones de Dumviro y el de 6,7 del Gobierno). Con la estabilidad patrimonial ya conseguida, Syed acudiría a la primera de las ampliaciones de capital previstas con el derecho preferente que le otorga el 80% del accionariado. La segunda ampliación -también se aprobada en la pasada Junta General de Accionistas-puede que ni siquiera sea necesaria en función de sus decisiones como propietario de la entidad.

Habrá de hacer frente a otros trece millones más de deuda más con Hacienda, a otros dos con la Seguridad Social y a siete, en total, relativos a pagos pendientes a jugadores y clubes (plazos de los traspasos). Todo eso dependerá ya de su gestión.

Esas son las cifras. De lo que se habla en las últimas horas es de las formas. Ya hay acuerdo sobre el millón y medio que se pagará al contado como primer paso. La mitad para cada uno de los 'acreedores'. También sobre un primer aval de tres millones. Sin embargo, Alí presentó una propuesta en la que pediría nuevos avales tras el vencimiento de los anteriores. A Dumviro le pareció bien. Al Gobierno, no. Ahí empezó el intercambio de documentos y de garantías. El Ejecutivo quiere garantías para la totalidad de los pagos desde el principio.

Tras las negociaciones de los últimos días se cerró un plazo definitivo de 18 meses y avalado en su totalidad para que ni un euro quede pendiente de decisión. Es más, la Administración quiere asegurarse de que la estabilidad del club estará garantizada y se reserva un derecho de retorno de las acciones si no se cumplen los acuerdos. Una recuperación -que no se desea- con un precio simbólico. Lo que equivale a poner en el documento que se firme una garantía jurídica para que 'Míster Alí' no pueda 'echarse atrás'. Una operación de riesgos controlados. Esa terminología jurídica es la que resta para el sí definitivo. De hecho, creen que el 'arreón final' para el acuerdo se solucionará con la cercanía. Las negociaciones, hasta ahora, se han llevado a cabo en países distintos, con necesidad de intermediarios y hasta de traductores. Cuando Alí llegue a Santander, cara a cara, resolverán los últimos matices.

Y es que todos tienen prisa. Alí la tiene (como demuestra el comunicado del viernes, que dejó desconcertados al resto de implicados). Pero también el Racing. Y es que hay dos motivos de peso. El primero es el del cierre del mercado de fichajes. El segundo es el del pago a Hacienda de la cantidad que ya ha vencido (1.800.000).

La última parte del puzzle económico está reservada para la inversión pura y dura en un club de fútbol: el dinero que Alí va a poner para hacer del Racing «un club grande en España y en Europa», como daba a entender en su comunicado del viernes. Las cifras, en este caso, forman parte de un proyecto, no de una obligación. Es ahí donde aparecen esos tres millones que, en principio, viene dispuesto a gastarse en fichajes de forma inminente. Y también los cincuenta millones de inversión en los próximos cinco años. Pero eso dependerá de sus deseos y de su implicación con el que, en pocos días, será «su equipo». En definitiva, declaraciones y buenas voluntades anunciadas en la distancia por un Alí Syed cuyos movimientos han sido puestos en entredicho en Inglaterra y sus empresas, múltiples, apenas si tienen actividad. Un velo de misterio que abre dudas que se espera se resuelvan cuando el magnate indio recale, por segunda vez, en Cantabria. Y es que Syed conoció Santander el pasado 22 de noviembre de 2010

De ese primer y único encuentro en la capital cántabra quienes lo vivieron tienen recuerdos particulares. Vivencias que ahora traducen al presente... «Han transcurrido -rememoran- casi ocho horas». Frases y frases en inglés que Francisco Pernía, presidente del Racing, maneja pero no con fluidez. Le ayuda un experto de la consultora Deloite Abogados. Enfrente tiene a un empresario indio, de 36 años, al que esa misma mañana ha conocido en el aeropuerto de Parayas a donde ha llegado en su jet privado. Su nombre es Ahsan Alí Syed, del que nada se sabe en Cantabria aunque sí lo suficiente: ha sido propuesto por Credit Suisse, que lleva tiempo poniendo en el mercado al Racing. Es el primer contacto y ocurre en Santander. Es lunes, 22 de noviembre de 2010.

Desde aquella fecha a hoy ha pasado poco tiempo. Quizá demasiado para el Racing y para sus necesidades financieras, reo de una deuda con la Agencia Tributaria del Estado, con dificultades de liquidez y con una ampliación de capital anunciada. Syed quiere comprar el equipo y lo explica. «Es un hábil negociador, duro. Cuando trabaja, como ese día, no come. Apenas bebe, casi para mojar los labios... Es educado, está preparado y sólo se relaja cuando la reunión concluye». Así recuerdan la escena quienes se vieron envueltos en el primer encuentro celebrado en Santander, en las instalaciones del Racing, con el que ya parece el seguro nuevo propietario del equipo cántabro.

En aquella jornada, Pernía desgranó la realidad racinguista: cuentas, deudas, jugadores... Nadie comió. Pasadas las ocho de la tarde Alí Syed dijo un adiós respetuoso y retornó al espacio aéreo a bordo de su avión. Un medio de transporte privado y habitual para alguien que diceposeer una gran fortuna; para un magnate que dirige decenas de empresas, las principales con sede en Bahréin (la Western Gulf Advisory, instalada desde agosto de 2010 en la planta 27 de Bahréin Puerto) y Suiza. Syed se marcha pero ha dejado claro su objetivo: quiere comprar el Racing de Santander, su totalidad; incluidas las participaciones de los pequeños accionistas si estos así lo desean. Les devolverá el dinero, explica. Desea entrar con buen pie en Cantabria.

Pasado el tiempo, Pernía sólo puede decir que aquel contacto fue satisfactorio. La primera piedra de una venta de uno de los clubes históricos de la Liga Española, acuciado por las deudas. Tantas como quince millones de euros de débito a la Agencia Tributaria; tantas como casi 6,7 millones de euros de Cantur (a través de un crédito participativo que vence a mitad de año) y con varios 'picos' -millones- por otros conceptos. De ahí que el Racing exhibiera desde hace meses el cartel de «se vende». «Algunos inversores foráneos anunciaron que querían el club, pocos dieron un paso más», recuerdan en la entidad.

Alí Syed no ha sido el caso. Tras aquella primera reunión llega una segunda, 'obligada' desde Cantabria. Es el Gobierno cántabro, con intereses más que lógicos en la operación, quien mueve ficha. Descubre el contacto y quiere saber. Le insta a Pernía a que le ponga en antecedentes. Exige más. Reclama mantener un encuentro con quien dice estar dispuesto a comprar el Racing. Se negocia, se acuerda. Pasada la Nochebuena, todo está dispuesto. Sodercán cede una de sus oficinas para celebrar una videoconferencia. Se establece el contacto. Uno frente a cinco. Míster Alí aparece solo en pantalla. Los conferenciantes cántabros son Francisco Pernía, Ángel Agudo (consejero de Economía), Luis Egusquiza (director del Instituto Cántabro de Finanzas) ; Pedro López (responsable de la Agencia Tributaria regional) y un experto de Deloite Abogados. Vuelve el inglés. A medida que avanza la conversación, el empresario indio formado en Londres va aumentando el tono cordial. Pasan unos minutos y la conexión se interrumpe. Las nuevas tecnologías quiebran el diálogo. Todo intento de reanudar la videoconferencia fracasa. Se opta por cambiar de sede y los interlocutores cántabros se desplazan hasta la Consejería de Industria en la Finca Labat de la Avenida de los Infantes. «Se notaban las fechas navideñas porque casi no había nadie», recuerda uno de los presentes. Era el 27 de diciembre. Metidos de nuevo en conversación, Agudo interpela: «¿por qué Santander?». Alí contesta rápido: el fútbol le gusta y es una oportunidad de inversión, la Liga Española tiene fuerza, la operación es rentable, el Racing le sale barato y la marca 'Santander, tanto por el Racing como por el Banco Santander, tiene una gran potencial. Pernía revela más tarde otro dato: el Gran Premio de Fórmula 1 de Bahréin fue otro espaldarazo para que el término 'Santander' se fusionara como neurona más al cerebro del empresario indio.

Aunque no lo dice con esas palabras, el empresario echa mano de un credo que siempre usa cuando se trata de hacer negocio. Es el anticipo de cómo ve su nuevo proyecto: «Muy a menudo la gente comienza sus vidas y negocios sin haber desarrollado capacidades financieras para sostener la vida o los negocios. Nuestra misión es ayudar a transformar esas incapacidades en habilidades. Así los fracasos se convertirán en éxito». Es el anuncio de cómo será la gestión futura en el Racing para que la ya ese mismo día se empieza a intuir la posibilidad de que el nuevo propietario contará con Francisco Pernía y probablemente con el equipo que éste diga, incluidos algunos miembros del actual consejo de administración racinguista, amigos fieles del actual presidente. Hay sintonía.

El Ejecutivo de Cantabria ha puesto cara al comprador. Ve en él a «un hombre educado, muy inglés, conocedor del mundo de las finanzas y hábil e n la gestión empresarial». En ese análisis, los 'examinadores' cántabros coinciden. Pernía, el único que se ha reunido en persona con Syed, ratifica la teoría. En su curriculum también se avanzan esas capacidades: licenciado en derecho y finanzas, varios masters en Europa y la India.

En Doha

Ya es enero y la operación se va cerrando. Se desarrolla una segunda videoconferencia Bilbao-Doha sólo con los gestores del Racing y Syed. Se cierran flecos. El remate llega el fin de semana pasado (15-16 de enero). Francisco Pernía, Jacobo Montalvo (máximo accionista del club) y dos expertos de Deloite, viajan a Doha (Qatar). Veinticuatro horas después, ambas partes tienen rubricado un preacuerdo.

En Doha, Pernía ya sabe que seguirá al frente de la nave racinguista. El futuro comprador le asegura la continuidad. El que fuera consejero del Gobierno regional y hoy hombre fuerte del club cántabro ha tenido que conciliar dos realidades durante toda la negociación: defender los intereses del Racing y, al tiempo, los de quien le paga, la empresa que es mayoritaria y en la que trabaja desde hace años, mucho antes de llegara a pensar que iba a tener que gestionar un equipo de fútbol.

Tras el regreso a Santander en la noche del 16 de enero, todo queda supeditado al cumplimiento de dos premisas: poner dinero sobre la mesa y cumplir las condiciones que pueda fijar el Gobierno ya que tiene pignoradas las acciones, que debe liberar. El Ejecutivo pone negro sobre blanco y reclama que le devuelvan los siete millones de crédito participativo con cargo a Cantur y el pago de la deuda con la Agencia Tributaria del Estado. Y hay un plazo que parece no se cumplirá: mañana, día 24 de enero. Si Alí Syed quiere ser dueño del Racing ya, tal y como él mismo ha anunciado, deberá pagar al Gobierno los siete millones (de una vez o en plazos) o depositar un aval por dicha cantidad; y tendrá que depositar, también ya, 1,8 millones para evitar que la Agencia Tributaria estatal ejecute la deuda y proceda al embargo del club. Un peligro de ejecución que debía haberse hecho realidad hace tiempo pero que quedó en suspenso cuando se conoció que el Racing podía tener un comprador firme. Cuando se trata de cobrar, mejor tirar de pragmatismo aunque haya una cierta espera, debió pensarse desde Hacienda...

Las condiciones, en suma, hablan fundamentalmente de dinero, ese que parece que le sobra al magnate indio. Al menos Credit Suisse, en documento rubricado por Sebastian Schaefer, así lo certifica. Subraya incluso que la empresa con la que se hará la operación, la WGA, ganó el pasado año 102 millones de euros, una cantidad que supera a la cifra estimada que costarán los cinco primeros años del nuevo proyecto (más de 35 millones en pagos de acciones y deuda y acciones y 50 millones en inversión).La certificación de solvencia emitida por la entidad suiza no hace sino ratificar algunos datos que ya se sabían. Diferentes publicaciones económicas atribuyen a Alí Syed una fortuna personal cercana a los 8.000 millones de euros.

Educado y multimillonario

Fan del cricket, su verdadera pasión son los caballos (en Bahréin fundó los Establos del Golfo y adquirió los conocidos, selectos y caros caballos 'thorougbreds'). Una circunstancia que algunos sugieren que ha podido ser el origen de que la operación de compra del Racing tenga el apelativo de «Proyecto Furia» en los escritos de Credit Suisse; puestos a especular, otros asocian el citado nombre a la «furia» que siempre ha sido santo y seña de los futbolistas españoles. A la postre, solo teorías para el anecdotario.

Syed, casado y padre de tres hijos, reside entre el cantón suizo de Zug y en Bahréin, aunque el hecho de que su imperio tenga múltiples sedes le convierte en ciudadano del mundo. Pese a su anunciado poder económico, quienes han contactado con él hablan de un hombre «sobrio, elegante, trajeado pero casi siempre sin corbata, muy educado». De su historia vital se dice que a los 18 años ganó su primer millón de libras en un negocio. Luego llegarían más. Hoy su gran empresa matriz radicada en Bahréin es la Western Gol Advisroy, que cuenta con activos por importe de 8,5 millones de euros y de la que posee el 90%. En el informe anual interno de la propia compañía se aporta otro apunte económico mareante: es una de las multinacionales de mayor crecimiento en Oriente Medio al pasar de 64 millones de euros a 1,2 billones en un único ejercicio contable.

En Inglaterra, el cartel de Syed es distinto. Diversos medios hablan de deudas, de empresas que no tienen actividad. Dudas.

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