Jornadas de Ávila en el restaurante Al Natural

Una singular iniciativa para dinamizar la actividad en el restaurante Al Natural han puesto en marcha sus responsables Adrián Ruiloba y Alex Gutiérrez. Gracias a la colaboración del chef Álvaro Rodríguez y de Óscar Sánchez, que ha coordinado la adquisición del género en la ciudad castellana, ha sido posible organizar unas jornadas gastronómicas dedicadas a la cocina de Ávila, una ciudad con una gran tradición en este sentido y cuyas tapas son la envidia de media España.

Desde ayer y hasta el próximo sábado, día 26, el cliente que se acerque a este céntrico restaurante de Torrelavega tendrá la oportunidad de disfrutar con las mejores viandas abulenses, a partir de un planteamiento de cocina muy tradicional.

Las jornadas se concretan en un menú degustación con una muy buena relación precio/calidad. Su precio es de 35 euros y el vino recomendado es de Toro, un Gran Colegiata Lágrima, de Bodegas Fariña que distribuye en Cantabria Exclusivas Salán, firma que colabora con las jornadas, y que resulta muy apropiado para el menú que se propone. Éste comienza con unas patatas revolconas, con torreznos, elaboradas con el refrito de éstos y con un poco de picante. A continuación se surven unas judías del Barco de Ávila con matanza, es decir, acompañadas por un poco de chorizo y de oreja. Dos entradas, que no son incompatibles y que se presentan en medias raciones individuales para que el comensal pueda disfrutar el menú completo.

Cochinillo y chuletón

La segunda parte de la degustación está protagonizada por la carne. Primero llega el cochinillo cochifrito, presentado en pequeños trozos, muy sabrosos. Como explica Alex, se emplean cochinillos con un peso máximo de 4,250 gramos, para asegurar la calidad y la textura de la carne. Acto seguido se sirve el chuletón, de la D.O. de Ávila, troceado, con un corte y sabor excelente y acompañado de unos pimientos rojos y de unas pattas fritas.

De postre se ofrece un helado de membrillo, muy interesante y original, acompañado por una teja de almendra. Luego el comensal recibirá de obsequio una cajita con un par de yemas de Santa Teresa, dulce típico.

En definitiva, una jornada distinta que merece la pena probar.