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JESÚS FALCÓN
Domingo, 6 de marzo 2011, 01:02
En junio de 2009 las imágenes de una estudiante tendida en el suelo sobre un charco de sangre dieron la vuelta al mundo. Un móvil captó la muerte de Neda Salehi y a través de las redes sociales millones de personas visualizaron el drama que se vivía en Irán. El férreo régimen de Ahmadineyad consiguió que las protestas no fueran a más, pero otros dictadores de países islámicos no lo han conseguido. Hosni Mubarak, Ben Ali, Muamar el Gadafi... son las últimas víctimas de la capacidad que tienen las nuevas tecnologías para organizar a personas con intereses comunes.
«En Libia ha habido siempre conatos de protestas, rápidamente aplastadas por Gadafi», recuerda Idris Erdiwah, portavoz del colectivo de residentes libios en España. Sin embargo la convocatoria de una manifestación pacífica a través de Internet encendió la mecha. «Un grupo de jóvenes llamó a la movilización, hubo una protesta que fue reprimida salvajemente, con varias muertes, y cambió todo. El régimen siempre ha controlado la información que circulaba dentro del país y hacia fuera del mismo, pero no pudo impedir que la gente se enterara de cómo se estaba matando a la gente en la calle, ni de lo que estaba ocurriendo en Egipto o Túnez», relata.
Idris Erdiwah es uno de los participantes en la segunda edición del Congreso Internacional Ciudadanía Digital, que se celebrará en San Sebastián los próximos días 14 y 15 de abril. Durante el mismo diversos expertos de todo el mundo van a reflexionar sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el surgimiento de una nueva relación entre la clase política en general, los gobernantes en particular, y la ciudadanía.
Las revueltas sociales a las que hemos asistido en las últimas semanas son el mejor ejemplo de cómo puede usarse la tecnología como herramienta de presión y de organización. En el caso libio también ha sido determinante para la suma de fuerzas contra Gadafi desde el exterior. «Los libios en la diáspora hemos podido colaborar en difundir los vídeos de lo que el dictador está haciendo con los manifestantes, hemos podido organizarnos y comunicarnos con nuestro pueblo», explica Erdiwah.
Gadafi no ha podido con Internet, como no pudo Mubarak desconectando de la red a todo Egipto varios días. Otros países vecinos han intentado anticiparse. Siria ha perseguido y detenido a varios blogueros, con prioridad para los que difundían consejos para eludir la censura en Internet. La conexión es intermitente o más lenta en países como Bahrein o Irán, se ha bloqueado el acceso a determinadas webs y existen frecuentes cortes que llegan incluso a los servicios de SMS que ofrecen las operadoras de telefonía.
Es indudable el «efecto catalizador de Internet en estas revueltas», señala el profesor e investigador Enrique Dans. «Existe un gran descontento, jóvenes sin expectativas que van conociendo la realidad de su país y la de fuera, que ven que son un número suficiente como para montar un lío y se lanzan a la calle». Es decir, las nuevas tecnologías amplifican y facilitan las protestas pero no las generan. «En Egipto el índice de penetración de Internet era muy bajo, pero sí accesible para las pocas clases medias, que son las que inician el proceso; a partir de ahí se van sumando más y más personas que se dan cuenta de que comparten una misma sensación contraria al Gobierno».
Cables y claves
Los secretos difundidos en los cables de Wikileaks también han tenido un papel protagonista en estos procesos. «Los dictadores han quedado deslegitimados, su población ha visto claramente a qué se dedican y qué nivel de corrupción existe en sus países,.. y también los europeos lo vemos, por eso nuestros líderes han dejado de apoyar a Gadafi, la opinión pública no se lo permitiría ya», explica Dans.
Queda demostrada la nueva relación que las nuevas tecnologías provocan entre la clase política y los ciudadanos. El reto de ambas partes, aquí y en todo el mundo, es aprovechar la ocasión para profundizar en una democracia más transparente y participativa. De todo ello se hablará con profundidad en la cita convocada para abril en San Sebastián.
Jeremy Heimans
Nicolas Vanbremeersch
Enrique Dans
Bárbara Quílez
David Eaves
François Derbaix
Jean-François Fogel
Nagore de los Ríos
Ignacio Escolar
Marta Continente
Jose Antonio Rodríguez Salas
Ignasi Genovès i Avellana
David Cabo
www.congresociudadaniadigital.com
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