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BLANCA CARBONELL
Sábado, 12 de marzo 2011, 14:51
La muerte del reinosano Eduardo Díez Rábago, de 43 años de edad, cuando esquiaba en Francia, produjo ayer una fuerte conmoción en la capital campurriana, donde el fallecido y su familia son muy conocidos. El accidente que le produjo la muerte tuvo lugar el pasado jueves por la tarde. Eduardo, junto a un grupo de amigos, se encontraba en los Alpes franceses, en la estación de esquí La Plagne. Junto a dos compañeros practicaba una modalidad de esquí denominada 'speedriding', un deporte que combina la práctica del esquí con la del parapente, una mezcla de esquí fuera pista y de vuelo. El speedriding nació en 2003 en los Alpes franceses del encuentro de parapentistas y paracaidistas que bajaron las pistas de esquí con las pequeñas vuelas que se utilizan en paracaidismo.
Cuando ya acababa la jornada de deporte sus compañeros vieron con preocupación que Eduardo Díez no acudía, como estaba previsto, al lugar de cita convenido, a pie de pista. Dieron entonces la voz de alarma y comenzó la operación de búsqueda a cargo de los equipos de rescate de la propia estación de esquí y de sus compañeros. La peor noticia llegó ayer, viernes, por la mañana, cuando encontraron el cuerpo sin vida del deportista.
Fuentes cercanas a la familia del fallecido apuntan a que el accidente pudo producirse cuando el montañero-esquiador posiblemente chocó contra la pared de una montaña.
Entrañable reinosano
Licenciado en Ciencias Empresariales, Eduardo Díez Rábago tenía negocios en Oviedo y en Reinosa, donde era copropietario del restaurante 'Octubre'. Deportista desde niño fue miembro del Club Alpino Pico Tres Mares-La Milana. Tenía mucha experiencia y una buena condición física y preparación técnica. Quienes le conocieron de cerca destacan en él su espíritu de sacrificio y el afán de superación y la búsqueda de aventura, lo que le había llevado a visitar muchos países, Era un buen conocedor de infinidad de culturas y personas, aunque su punto de retorno siempre era Reinosa, ciudad de la que siempre se sintió muy orgulloso.
A pesar de la tristeza y la desolación con la que ayer los amigos y familiares de Eduardo recibieron la noticia, destacaban de su personalidad cariño, el respeto y la admiración, sentimientos con los que impregnaban las palabras referidas a su compañero. Hombre cosmopolita se sentía atraído por las formas de deporte relacionadas con la montaña.
Sus hermanos se trasladaron ayer hasta la localidad francesa donde ocurrió el accidente para ocuparse de la repatriación del cadáver, por lo que aún no se ha determinado cuando se celebrarán las honras fúnebres que se celebrarán en la capital campurriana.
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