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NIEVES BOLADO
Lunes, 21 de marzo 2011, 22:59
Al principio parecían hechos aislados que la casualidad unía. En la calle Alta actuó en un par de ocasiones y, después, en Floranes y San Fernando: cada vez los bomberos habían tenido que acudir a casos de conatos de incendio en los portales. Siempre se habían quemado papeles y eran hechos de tan poca importancia que los profesionales ni tuvieron que actuar. Ahora se van hilando los incidentes y lo que parecía puro azar se ha convertido en una cadena de fuegos de los cuales, el último, ha estado a punto de costarle la vida a un ciudadano.
La Policía Científica se ha tomado muy en serio el caso y está pidiendo a los bomberos que aíslen las zonas chamuscadas para tomar huellas que puedan conducirles hasta el autor de las quemas, porque ya se sabe que son intencionadas. Han obtenido los primeros resultados y, según ha podido conocer este periódico, están tras la pista de un pirómano que, al parecer, actúa en solitario.
Entre noviembre y enero pasados se registró un caso similar, con decenas de contenedores que aparecieron quemados, siempre por la noche, y especialmente los fines de semana. Igual que ocurre ahora en los portales, el autor tuvo en jaque a la policía que, finalmente, no pudo dar con él. Quizás buscaba notoriedad pero, cuando el asunto comenzó a ser información diaria en los medios de comunicación, los incendios cesaron como habían empezado: sin que hubiera la menor idea de quien los provocaba.
Esta vez, los investigadores confían en mejorar su suerte. Les queda por saber si el obseso de los contenedores es la misma persona que lleva un par de semanas actuando en los portales con un ámbito de actuación por ahora reducido puesto que se ha centrado en el entorno de Cuatro Caminos y la calle Vargas. Casi todos los fuegos se inician a media tarde los fines de semana y quien los origina no usa sustancias combustibles. Se limita a prender papeles u objetos que estén a mano y que sean de rápida combustión.
Se le fue la mano
El pasado sábado se le fue la mano y las llamas que generó arrasaron por completo el portal número 27 de la calle Vargas al tiempo que puso en riesgo la vida de algún vecino. En ésta, y en otra ocasión, en la cercana calle San Fernando número 6, el modo de operar fue el mismo: incendió una silla de bebé. En el caso de la calle San Fernando la sillita quemada estaba en el noveno piso pero, además, se quemaron las gomas del ascensor y las cortinas de la portería. También en el número 10 de San Fernando se calcinaron varios efectos en el portal.
En el primer zaguán de Alcázar de Toledo, hace unos días, también fue pasto del fuego un armario, y ayer mismo, se registró otra 'víctima', también sobre las cuatro de la tarde. Esta vez fue el cuadro eléctrico del número 6 de esta misma calle. Dos horas más tarde ardía un contenedor de basuras situado en la calle San Francisco.
El siniestro más grave hasta el momento ha sido el del sábado en Vargas 27. En el piso principal vive José González Villanueva, la persona que dio la voz de alarma. «Estaba comiendo, sentí un ruido y por la mirilla vi que todo estaba en llamas». Ante la imposibilidad de abandonar el edificio por la puerta, el vecino aprovechó la baja altura de su vivienda y se descolgó hasta la calle con la ayuda de unos viandantes. «Si esto llega a ocurrir por la noche, morimos, porque toda la casa es de madera».
Una señora, presa del pánico, intentó saltar desde su balcón, aunque los bomberos la hicieron desistir. Los vecinos tienen miedo. Comentan en la panadería y en los bares de la zona que «hay algún desalmado» que un día de estos «va a causar una desgracia», explicaba Elena Eminescu, una chica rumana cuya madre vive en este portal.
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