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EFE
Martes, 22 de marzo 2011, 01:03
Jóvenes con Síndrome de Down solicitaron ayer en el Congreso de los Diputados que se respete su derecho a decidir sobre su propia vida «como cualquier otro ciudadano», ya que se entienda que ellos no son «inferiores» y pueden ser «útiles» para la sociedad.
Así, a través de un manifiesto, con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down, Jordi Balcells y Blanca Sansegundo, dos jóvenes con esta discapacidad, reivindicaron ante diputados y presidentes de asociaciones de personas con discapacidad que son ciudadanos de «pleno derecho». «Soy una persona con síndrome de Down y no puedo ocultarlo, pero tampoco me avergüenzo de ello (...) Tener síndrome de Down no es una suerte, pero tampoco es una desgracia. Somos distintos, pero no inferiores; podemos ser nosotros mismos, ser felices, amar y ser amados, y ser útiles para nosotros y para nuestra sociedad», advirtió Balcells a los diputados presentes, que estuvieron encabezados por el el presidente de la Comisión del Congreso de Políticas Integrales para la Discapacidad, Jesús Caldera.
De esta manera, pidió que se les considere como «unos ciudadanos más», con sus derechos y también con sus obligaciones. «Queremos que nos dejéis tomar nuestras propias decisiones y que nos apoyéis cuando lo necesitemos», solicitó este joven.
Por su parte, Sansegundo reiteró la necesidad de que España adecue su legislación para adaptarla a la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que el Gobierno español ratificó hace ya cuatro años. «No queremos ser diferentes, tenemos el derecho a hacer las mismas cosas que los demás y queremos que la Convención se aplique ya», aseveró.
Derechos «vulnerados»
Sansegundo señaló que las personas con síndrome de Down quieren que se reconozcan sus capacidades no solo por la sociedad, sino también «por los jueces y tribunales», y reconoció que «hasta hace muy poco» los derechos de estas personas eran «vulnerados» sin que ellas lo supieran y, por lo tanto, sin que pudieran hacer nada para remediarlo
«Que nadie nos discrimine cuando vayamos a una tienda o a disfrutar nuestro tiempo libre, estudiar con nuestros compañeros con y sin discapacidad, un puesto de trabajo, ganarnos la vida como los demás, que se nos permita tener una vida afectiva plena y que no se limite nuestra sexualidad, así como vivir de la forma más independiente posible», subrayó la joven.
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