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LAURA L. CARO
Miércoles, 23 de marzo 2011, 01:04
El que fuera presidente de Israel entre 2004 y 2007, Moshe Katsav, ha sido condenado a siete años de cárcel por un doble delito de violación del que fue hallado culpable el pasado mes de diciembre. El tribunal le imponía ayer también dos años de libertad condicional por acoso sexual a otras dos mujeres y a indemnizar con 125.000 shekels (25.000 euros) a sus víctimas.
Tras la lectura de la sentencia, Moshe Katsav increpó entre lágrimas a los jueces defendiendo su inocencia de los cargos por los que fue condenado al grito de «¡es un error, son todo mentiras!». Sus abogados dieron a entender que apelarán el fallo ante la Corte Suprema, lo que no retrasará el ingreso en prisión del político, lo que en principio estaba previsto para el próximo 8 de mayo.
El largo proceso contra el exjefe del Estado, una institución que es respetada en Israel como símbolo de moralidad y de unidad nacional, ha conmocionado a un país que está acostumbrado a ver a muchos de sus políticos pasar por el banquillo.
Singularmente grave fue el veredicto final del tribunal, emitido por unanimidad tras cuatro años de investigaciones, y que consideró como hechos probados que Moshe Katsav violó a la funcionaria identificada como A. dos veces cuando ostentaba el cargo de ministro de Turismo (1996-1999). Asimismo, la sentencia ve probado que el procesado también abusó y acosó sexualmente a L. y H., ambas mujeres trabajadoras al servicio de la Residencia Presidencial.
En el mismo escrito, la sala reprochó al exjefe del Estado haber intentado «fabricar pruebas en todo momento», haberse «aprovechado de su autoridad» para forzar a sus subordinadas y haber manipulado testigos, por lo que se le condenaba por obstrucción a la Justicia. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se refería al de ayer como un día «de tristeza y vergüenza, pero también de orgullo por el sistema judicial israelí».
Nadie por encima de la ley
«Ningún hombre está por encima de la ley (.), debido a la severidad del crimen, el castigo debe ser claro y preciso», concluía el martes el juez árabe cristiano George Karra que presidió el tribunal encargado del caso, y que subrayaba que Moshe Katsav «no es la víctima, sino el agresor». Con este mensaje, el magistrado se dirigía a todos aquellos que creen que el expresidente israelí ha sido objeto de una «caza de brujas» despiadada y de un juicio paralelo en los medios de comunicación.
Incluso horas antes de conocerse la condena a prisión, el diputado David Azulai, miembro del partido ultraortodoxo Shas que forma parte del Gobierno de Benjamín Netanyahu, pedía directamente «indulgencia» para Moshe Katsav por entender que «ya ha recibido suficiente correctivo por el hecho de que el asunto se hiciera público».
Respecto al cumplimiento de la condena, los siete años de cárcel, según algunos expertos, podrían traducirse en apenas cuatro años de reclusión. Una pena muy por debajo del máximo de hasta 16 años de privación de libertad a los que, según el ordenamiento israelí, se enfrentaba el político por cada delito de violación.
La víctima del exjefe del Estado declaraba tras conocer el fallo del tribunal que lo importante no es el tiempo que Moshe Katsav pase entre rejas, sino que se ha demostrado que fue autor de «aquel despreciable acto» y que «será por siempre un villano». «Aunque no es un día feliz para mí, -añadía la mujer-, me siento definitivamente satisfecha con la sentencia».
Analistas del diario 'Jerusalem Post' apuntaban ayer a la posibilidad de que la pena impuesta a Moshe Katsav pudiera ser conmutada por servicios a la comunidad en virtud de los largos años de dedicación a la vida pública como político, su edad, su diezmado estado de salud y la ausencia de antecedentes penales. No obstante, en los círculos judiciales se insiste en que el sistema israelí es rotundo ante los delitos contra la libertad sexual, como lo prueba el reciente encarcelamiento del antiguo guardaespaldas del jefe de los Ejércitos, que fue condenado a ocho años por una agresión a una mujer en grado de tentativa.
Hombre de profunda religiosidad, nacido en Yazd (Irán) en 1945. A los cinco años emigró a Israel junto a sus familia y sus nueve hermanos como colonos del nuevo estado judío. Moshe Katsav está casado y es padre de cinco hijos. Su primer cargo público fue el de alcalde de localidad de Kiriat Malaji, en 1969, con apenas 24 años., el más joven del país.
De la alcaldía pasó a ser diputado, para luego ocupar los ministerios de Trabajo, Transportes y Turismo en distintos gobiernos del Likud. En 2000 fue elegido por el parlamento como presidente del país.
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