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Teodoro San José
Sábado, 26 de marzo 2011, 10:02
El almacén flotante logístico que es el 'Cantabria', una mole gris de unas diez mil toneladas que va a multiplicar el poder de las fuerzas navales españolas, ya dispone de la insignia que en el futuro le distinguirá como buque de guerra. Ayer, en Santander, recibió la bandera de combate y una vez que zarpe de la bahía quedará al servicio de la Armada. La entrega se celebró en el transcurso en una ceremonia solemne que presidió la ministra de Defensa, Carme Chacón.
La madrina del buque, Aurora Díaz (la esposa de Revilla), se encargó de confiar la enseña al comandante de la nave, Ramón de Leste, quien luego ordenaría enarbolar la bandera en la driza del palo de proa, donde lucirá mientras dure su estancia en Santander. En el futuro quedará guardada en una vitrina a bordo. Este acto se desarrolló ayer en la explanada del muelle de Albareda, ocupada por unas carpas para autoridades e invitados, e incluyó un pequeño desfile militar.
El buque de aprovisionamiento de combate (BAC) que en sus costados luce la marca A-15, va a ser el primer navío de la Armada que lleve el nombre de Cantabria. Obtener esta designación para una embarcación de la Armada y entregarle la bandera de combate ha supuesto para el presidente de Cantabria cumplir una «obsesión», que Miguel Ángel Revilla equiparó a la que le movió hasta lograr recuperar para esta tierra el nombre de Cantabria o la constitución de la región en Comunidad Autónoma.
Refuerzo para la Armada
La ministra reseñó que el BAC 'Cantabria' «ya está al servicio de España» tras tener a bordo la bandera de combate, y destacó el efecto «multiplicador» logístico que supone para las fuerzas navales el apoyo de un buque como el 'Cantabria' «pues los buques de aprovisionamiento distinguen a las mejores flotas del mundo», como la norteamericana, la británica o la francesa.
Y es que el buque permite abastecer de combustible, munición, víveres y repuesto, además de apoyo sanitario, a una fuerza naval en altamar. Este apoyo lejos de sus bases posibilita que los demás buques pueden alargar su estancia y retardar su regreso a puerto. Como explicó la ministra, con el apoyo de un BAC como el 'Cantabria', una fuerza naval con cinco buques y sus unidades aéreas puede permanecer durante cinco días en altamar en tiempo de paz y 10 en caso de combate.
Y si Carme Chacón indicaba que «los cántabros van a tener ocasión de sentirse orgullosos de este barco», el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, consideró que la Armada había saldado su cuenta pendiente con la región porque entendía como «asombroso que una tierra con mar, que dio origen a la Armada, tierra de insignes marinos» careciera de un navío con su denominación. Ahora, con este «impresionante buque» el presidente regional aseguro que los cántabros van a sentirse aún más identificados con la Armada. «Cantabria lo necesitaba», aseguró Revilla antes de desear buena mar al barco y a su tripulación.
Las intervenciones de Chacón y Revilla fueron el preámbulo del la protocolaria entrega que daba sentido al acto de ayer. La esposa del presidente regional y madrina, Aurora Díaz, fue la encargada de ofrecer la bandera al comandante del navío, Ramón de Leste, «un honor que significa el compromiso de los cántabros con su historia», señaló en su breve discurso, «al tiempo que Cantabria recibe la honra que se merece». La madrina enumeró también las constantes aportaciones de Cantabria a la marina española, desde bosques, ferrerías o astilleros, a marineros, cartógrafos y embarcaciones, una histórica contribución, dijo, que se ve honrada con la entrega de la bandera.
Con la enseña en sus manos, el comandante aseguró a la madrina que la dotación del 'Cantabria' custodiará la bandera «con cariño, entrega y lealtad», y que si las circunstancias lo demandasen la defenderán «hasta la última gota de su sangre».
Programa
El izado final de la bandera de combate en el palo de proa estuvo rodeado de enorme simbolismo y bajo el protocolo de este tipo de ceremonias. Cuando la bandera subió a bordo se lanzó una salva en su honor. Y una vez colocada en la driza, comenzó a deslizarse y a flamear bajo los acordes del himno nacional. También se entonó el canto de la Armada.
El desfile militar que realizaron dos compañías de honores de la Escuela Naval, una escuadra de gastadores y la Unidad de Música de la Escuela naval fue el colofón de esta ceremonia, que se abrió unas dos horas antes con la llegada de las autoridades militares, encabezadas por el Jefe del Estado Mayor y del Almirante de la flota, y de la ministra de Defensa, que pasó revista al batallón de honores. En cuanto a autoridades civiles, y además del presidente de Cantabria, asistieron, entre otros, el delegado del Gobierno, Agustín Ibáñez; la vicepresidenta del Gobierno regional, Dolores Gorostiaga, y el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna.
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