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'Mujer sentada', óleo de Quirós, fechado en 1979, incluido en la muestra. :: COLECCIÓN NORTE
Cien miradas al Norte
ARTE

Cien miradas al Norte

Santander, Casar de Periedo y Villapresente exhibirán obras de un centenar de artistas, que integran el trazo cántabro de la Colección de Cultura

Guillermo Balbona

Domingo, 27 de marzo 2011, 11:46

Revisión concebida como «necesaria e ineludible», itinerario selectivo del arte de vanguardia realizado por los artistas cántabros, una triple cita expositiva presenta, a partir de mañana, los cien rostros que sirven de relato, crónica y trayecto creativo desde los años setenta hasta el pasado año. Este acercamiento, a través de cien obras realizadas por creadores de la comunidad e integradas en la Colección Norte, pretende ser un reflejo de la «diversidad y calidad» de sus fondos. Esta es la primera vez que de una forma conjunta, monográfica y exhaustiva se reúnen para su exhibición las creaciones del arte cántabro de una colección que supera ya las mil piezas.

Santander, Casar de Periedo y Villapresente son los escenarios elegidos para esta panorámica del arte surgido en Cantabria en un cruce de generaciones, lenguajes y creadores que trata de transmitir con coherencia la pluralidad de caminos artísticos que se han sucedido en el final de siglo XX y en el arranque del nuevo milenio. Asegura el crítico y ex director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, quien ha abordado una radiografía de los fondos que ahora se presentan de forma conjunta, que «las cien piezas escogidas evocan las últimas décadas de creación artística en una tierra tan pródiga en pintores, en escultores, en poetas...». En su opinión, una muestra como la que mañana recala en las salas de la Biblioteca Central, la Casa Museo de Jesús de Monasterio y la Casa de Cultura de Villapresente, permitirá ver «qué tienen que ver entre sí los cien creadores -cien vidas, cien novelas- qué hay detrás de ellas, qué paisaje dibujan, qué perfil ha presentado a lo largo de estas cuantas décadas el arte cántabro».

Bajo el epígrafe 'Cántabros en la Colección Norte. Cien artistas y sus obras, cien miradas a la vanguardia creativa de Cantabria', las obras distribuidas para su exhibición en grupos cronológicos, a través de una representación de las diversas décadas repartidas en los tres espacios, se configura como una propuesta definida. «Una selección profunda, minuciosa y exhaustiva centrada en los artistas de nuestra tierra. Un enfoque que aspira a ofrecer una visión amplificada de nuestro arte».

El objetivo es acercarse a la diversidad y evolución artística de más de cuatro décadas del arte contemporáneo en Cantabria. A juicio de Javier López Marcano, consejero de Cultura, la muestra «es también el resumen de una andadura llena de dificultades en la que se pone claramente de manifiesto que el apoyo al arte contemporáneo ha sido y es una constante en la línea de trabajo de la Consejería».

La filosofía que subyace al propósito de la triple muestra es que en estos años «no sólo se han adquirido las obras de los mejores artistas cántabros, sino que además hemos sido testigos de la trayectoria y evolución de numerosos de ellos». Asimismo, algunos de ellos dieron sus primeros pasos en el seno de la Colección Norte, «preludio de un crecimiento y un posicionamiento posterior como creadores que les ha consagrado ya en el ámbito del arte contemporáneo a nivel internacional», según subraya Marcano.

En su opinión, el proceso de configuración de estos fondos demuestra que es «necesario el compromiso con lo local. Lo local entendido como sinónimo de genuino, de nuestra esencia, de denominación de origen característica y de una manera de hacer las cosas que nada tiene que envidiar a otras regiones en cuanto a calidad y creatividad».

Hasta esta exposición conjunta de la diversidad de creaciones cántabras, han pasado casi dos décadas desde que la Colección Norte de Arte Contemporáneo diera sus primeros pasos. Una iniciativa institucional que nació con vocación de coleccionismo público y perseguía el objetivo de constituirse, con los años, «en fondo de referencia en el arte de vanguardia y, como tal, con la intención de contener entre sus obras lo mejor y más innovador de las corrientes artisticas actuales».

Aunque no exenta de polémicas -por los criterios ocasionales de adquisición o por lo indefinido e incierto de su destino-, su construcción se ha caracterizado por la regularidad y ha atendido a todo tipo de lenguajes, extendiendo su nómina a creadores que han apostado por nuevas tecnologías y mestizajes, y también a nombres internacionales. El consejero considera que al «repasar la calidad y variedad de las más de mil obras que ya componen el fondo, «puede afirmarse que la Colección ha alcanzado una espléndida madurez y que los objetivos para los que fue creada se han cumplido con creces». Y añade que «el prestigio nacional e internacional que la Colección Norte ha ido adquiriendo no es sino el refrendo de que el esfuerzo inversor y las adquisiciones realizadas en los últimos años han sido fundamentales a la hora, no sólo de consolidar tan valioso patrimonio, sino de dotarlo de un carácter más heterogéneo, abierto y transversal».

Entre las señas de identidad de la Colección se destaca el haber hecho especial hincapié «en dar cabida a todas las nuevas manifestaciones artísticas y, en particular, a las obras creadas con las nuevas tecnologías como soporte, porque un mundo tan cambiante, y a veces tan dado a experimentar como el del arte contemporáneo, exige una tarea constante de actualización, de búsqueda y de sondeo de un sector siempre en evolución». La «heterogeneidad y versatilidad» de la colección permiten, dicen sus artífices, «establecer múltiples y sugerentes enfoques a la hora de su exhibición. Estos factores generan un dinamismo enriquecedor para todos, pero la magnitud del fondo obliga a establecer lecturas segmentadas por lo que pequeñas porciones de la Colección se van mostrando mediante discursos concretos».

En estos años han predominado las muestras de revisión de las últimas adquisiciones; otras veces se han mostrado al espectador las propuestas más emergentes; o bien se han abordado revisiones cronológicas con las piezas más selectas.

Las reflexiones personales de artistas plurales, y cada obra, insertada en el conjunto de la Colección, «abren una vía que nos conduce hacia un universo personal por descubrir que interactúa y se enriquece con el resto de obras: una excelente forma de lograr infinitas lecturas que quedan a disposición del espectador».

Pintura, escultura e instalación, fotografía y videoarte son los territorios abonados por los artistas presentes en esta propuesta. Bonet, en su ensayo introductorio para contextualizar esta muestra a tres bandas, evoca a una serie de nombres «fundacionales de la modernidad»: un recorrido integrado por José Gutiérrez Solana, María Blanchard y Pancho Cossío en pintura, por César Abín en caricatura, por José del Río Sainz, Gerardo Diego y José de Ciria y Escalante en poesía y por José María de Cossío en la erudición literaria. Acento cántabro tienen así el Café de Pombo, la España negra, la Exposición de los Pintores Integros, el 'rappel à l'ordre', el ultraísmo y el creacionismo, el 27 literario y el pictórico... Después, Ricardo Bernardo, Rufino Ceballos, Juan José Cobo Barquera, el ilustrador Eugenio Cortiguera, el escultor Jesús Otero, Ignacio Pisano, Luis Quintanilla, Antonio Quirós, el también escultor José Villalobos Miñor...».

Asimismo se hace eco de 'Proel' y 'La isla de los Ratones', la Escuela de Altamira, la pionera galería Sur de Manuel Arce, la proliferación posterior de galerías, la creación de la feria Artesantander, la revitalización del Museo de Bellas Artes, el incremento de las actividades expositivas de la Fundación Marcelino Botín o de Caja Cantabria, y la apertura de nuevos centros de arte. De la periferia destaca La Vidriera de Maliaño, el ya desaparecido Espacio C de Camargo, y, sobre todo, la veterana Sala Robayera de Miengo.

Las adquisiciones, becas, certámenes y premios, las ferias de arte nacionales e internacionales han sido las fuentes principales a la hora de forjar esta colección. Un itinerario en el que lo pictórico tiene más peso pero en el que asoma con fuerza la imagen y el videoarte en los últimos años. La exposición, estructurada en estos tres ámbitos de Santander, Cabezón y Reocín, acerca una visión múltiple y diversificada de lo que ha sido y es el arte contemporáneo en Cantabria. Una cita que precede al desembarco de obras de la Colección Norte al Museo de Bellas Artes, que trabaja ahora en la reordenación de dos de sus plantas y de los fondos de su muestra permanente, a la espera de que llegue a consolidarse el demorado proyecto de ampliación del centro santanderino.

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