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'Desde el sur del silencio', grupo simbólico que se inaugura hoy en el espacio portuario, fruto de un acuerdo entre el Puerto y la UC. :: JAVIER COTERA
«La autenticidad es lo más esencial del arte»
EXPOSICIÓN

«La autenticidad es lo más esencial del arte»

Compromiso y humanismo son los pilares de la nueva creación de Eloy Velázquez, que desde hoy se exhibe al público en el Palacete del Embarcadero

GUILLERMO BALBONA

Miércoles, 27 de abril 2011, 13:00

Su última obra es una ambiciosa instalación coreográfica de escultura y pintura, de compromiso y humanismo. Un viaje interior y exterior precedido de investigación y combate con los materiales. El artista Eloy Velázquez, tras una trayectoria densa, del grabado a la pintura, «se enfrenta a un reto plástico, pero también a uno de carácter humano». El Palacete del Embarcadero inaugura hoy, organizada por la Autoridad Portuaria y la Universidad de Cantabria, la muestra 'Desde el sur del silencio'. Una vez terminada la exposición, recorrerá este año diversos espacios nacionales. Posteriormente, será cedida por el artista en depósito temporal a la UC para que la ubique «en un lugar donde puedan verla los estudiantes».

-¿Cuál es el origen de esta creación y cómo ha planteado el vínculo espacio-obra en el Palacete?

-Hace más de dos años comencé a percibir en la imagen televisiva y cotidiana de la patera repleta de africanos, una de las representaciones más dramática y cruel de la falacia de la globalización. Me impresionaba la masa humana compacta de la que sobresalían múltiples cabezas cargadas de expresiones impactantes. Cuando inicié los primeros pasos del proyecto no podía pensar en otro espacio que no fuera el Palacete. La temática y los materiales empleados en la construcción de las esculturas están íntimamente relacionados con el espacio del embarcadero y con el mar. Las obras nacieron a partir de las viejas vigas que en su día fueron parte de nuestro puerto y la temática no dejaba de ser una historia de hombres heroicos, reconvertidos a su pesar en improvisados marineros. Por estas y otras razones, pensé que el Palacete era el espacio idóneo para la instalación.

-¿Cómo ha sido el proceso de trabajo de más de un año?

-La dureza de los materiales empleados me impuso un ritmo lento desde el principio. Las obras están realizadas en su mayor parte a partir de las astillas arrancadas a las viejas vigas de roble que siglos atrás formaron la primera línea del antiguo puerto de Santander. Paso a paso, astilla a astilla han ido configurando el paisaje humano que constituye la pieza central.

-De entre todos los hallazgos que ha encontrado en este proceso, voluntaria e involuntariamente, ¿qué es lo que más destacaría?

-La relación sería demasiado larga, pero si tuviera que destacar algo, tal vez tendría que señalar lo que me ha enriquecido el trabajo de documentación. Lo que me han aportado las personas que he tenido ocasión de conocer y tratar.

-¿Hay un sentido coreográfico, de movimiento implícito, que pide la instalación?

-Claro, la pieza central pretende captar el momento en el que los miembros de una patera llegan por fin a una playa europea. Sobre la elipse de arena del suelo, a modo de escenario, se alzan erguidos mostrando una combinación de gestos y actitudes que pretenden transmitir el movimiento contenido, la zozobra, la duda, el temor, la esperanza, la desesperanza.

-Su exposición en el Centro Cultural de Caja Cantabria marcó un punto de inflexión en su trayectoria. ¿Cómo ha sido su evolución?

-Aquella exposición fue precedida por la que hice en la Fundación Botín en la que confluían, unificados bajo un mismo pretexto, la pintura, la escultura y el grabado. En la exposición de Caja Cantabria el peso de la exposición descansaba sobre la escultura y los planteamientos eran más ambiciosos. A partir de esta muestra, la escultura ha tomado definitivamente el mayor protagonismo. Fueron exposiciones muy determinadas por el espacio. Los grandes espacios te obligan a plantearte proyectos más exigentes que te permiten evolucionar.

-¿Dejar la docencia ha representado una relación diferente, más intensa, con los materiales?

-Diferente no, más intensa tal vez, puesto que supone más horas en el estudio, más tiempo para la creación artística. Sin embargo, echo de menos la ilusión contagiosa de los alumnos, siempre ansiosos por experimentar cosas nuevas.

-En su trayectoria la pintura, el grabado, la escultura han tenido sus espacios independientes pero han terminado por confluir. ¿A qué responde este mestizaje?

-Todos los medios o técnicas utilizadas están en función del tipo de comunicación o la necesidad de expresión, por lo tanto los recursos utilizados vienen dados por su idoneidad con aquello que en cada momento estás intentando expresar. Su elección a veces funciona como algo más intuitivo que racional

-En la investigación previa que usted siempre subraya, ¿se pierde inevitablemente frescura?

-Nunca se pierde si a la hora de afrontar la obra dejamos que hablen los materiales con los que trabajamos. Por muy clarividentes que resulten los planteamientos a priori, resulta más interesante dejar que los materiales adquieran cierto protagonismo y dialoguen con el artista a lo largo del proceso creativo

-Genovés dijo no hace mucho que pintar (hacer arte) era antes vanguardia y ahora resistencia. ¿Comparte esa opinión?

-Plenamente. El arte contemporáneo en las últimas décadas se ha transformado, distanciándose radicalmente del arte moderno. Al principio el arte era todo aquello que imitaba la realidad. A partir de finales del siglo XIX otras cosas comenzaron a ser consideradas arte y finalmente, después de los años setenta del siglo XX, se ha evolucionado hasta considerar que cualquier cosa puede serlo; basta con que así lo decida el propio artista. Para bien o para mal, el pluralismo y la tolerancia más absoluta reinan en el ámbito del arte contemporáneo.

-En el trabajo íntimo de taller o estudio en San Celedonio,¿a qué concede más importancia?

-El estudio es como un traje hecho a la medida. Con el paso del tiempo te vas rodeando de cuanto necesitas y lo conviertes en una especie de caparazón-refugio en el que te encierras feliz. Un espacio, creado por ti y para ti, con el que te identificas totalmente, donde sientes la seguridad y la paz necesarias para crear.

-Marta Mantecón dice en el texto que, pese a su largo recorrido, usted es un artista que ha permanecido al margen de las corrientes de moda. ¿Cree que le hubiese sido más fácil dejarse empujar por las corrientes comerciales?

-Nunca me ha interesado dejarme arrastrar por la moda. Pasaría a ser un artesano de mí mismo. Por otra parte renunciar a la autenticidad sería renunciar a lo más gratificante y esencial del arte. No obstante, los que hoy siguen las pautas políticamente correctas, mañana pueden estar en la marginalidad más absoluta.

- ¿Teme que la agonía que vive el mercado y la inercia de la crisis, le reste independencia, y pueda llegar a mediatizar sus planes en plena madurez?

-En absoluto, la mayoría de los artistas vivimos con la crisis, pero a la hora de trabajar la ignoramos por completo. Los que cambian su independencia por un plato de lentejas dejan de ser artistas. La madurez, por su propia naturaleza, ignora las condiciones del mercado.

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