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Dos ejemplares de esta raza, en su hábitat natural, en el puerto, junto a los barcos pesqueros. :: ALBERTO AJA
Larga vida al perro de agua del Cantábrico
CANTABRIA

Larga vida al perro de agua del Cantábrico

Un estudio científico elaborado por la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense avaló la solicitud El Ministerio de Medio Ambiente le reconoce como raza independiente

JOSÉ LUIS PÉREZ

Domingo, 1 de mayo 2011, 11:13

El perro de agua del Cantábrico, desde el pasado 22 de marzo, se puede considerar una raza independiente del español, francés, italiano o portugués. Así lo ha aprobado Comité de Razas dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y de Medio Rural y Marino, a instancias de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Biodiversidad del Gobierno de Cantabria. El departamento que dirige Jesús Oria suscribió hace dos años un convenio con el Laboratorio de Genética de la Facultad de Veterinario de Universidad Complutense de Madrid para disponer de un estudio científico que avalase la candidatura presentada desde la Dirección General de Ganadería.

El Perro de Agua del Cantábrico (antes también conocido como perro de lanas), como otras razas de la Península, constituye una población ancestral, cuyos orígenes pueden ser comunes a los del Barbet. En la mayoría de los pueblos del norte de la Península Ibérica se usaba en labores pesqueras y ha formado parte de su cultura, tradiciones y modo de vivir. Desde mediados del siglo XX declina progresivamente, siendo hoy escasos los perros embarcados, aunque son numerosos en los puertos como perro de compañía.

En general, se trata de animales más ligeros y de menor estatura que los de la raza española. Así, el 75% de los machos y el 38% de las hembras quedarían excluidos del estándar racial por la alzada a la cruz, mientras que si se utiliza el criterio del peso, quedarían excluidos del estándar racial el 91% de los machos y el 80% de las hembras.

El censo regional de animales de esta población según estimación de la Consejería de Desarrollo REural es de aproximadamente unos 1.200 ejemplares.

Funciones a bordo

Este perro de agua ha formado parte durante épocas del paisaje de los puertos del Cantábrico. Su presencia en los barcos pesqueros era habitual y allí, lejos de ser animales de compañía, jugaban ciertos roles. La primera y fundamental función era estar atento a los peces que se caían o se escapaban de las redes. Además, llevaban los cabos a tierra a la hora de atracar el barco o mensajes de una embarcación a otra. Eran empleados en el salvamento de náufragos, jugaban un papel decisivo en la desratización del barco, vigilaban el mismo en puerto e incluso eran capaces de detectar bancos de peces superficiales. También solía ser utilizado para llevar mensajes de un barco a otro.

Estas virtudes no pasaron desapercibidas para escritores como Pérez Galdós, Pereda, Pardo Bazán, Pío Baroja o Clarín.

Desde mediados del siglo XX se produce un progresivo declive de este perro. Las nuevas tecnologías les restan protagonismo en los pesqueros, pasando a ser únicamente perros de compañía.

En el año 2005, se inauguró un monumento al perro de agua del Cantábrico en Santoña.

Previamente, ya en 1992, se tramitó por primera vez la solicitud a la Real Sociedad Canina de España para el reconocimiento como variedad del perro de agua español del perro de agua del Cantábrico.

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