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ISABEL AROZAMENA
Domingo, 22 de mayo 2011, 02:27
Cuando en 2004 se creó el primer Juzgado de lo Mercantil de Santander nada hacía presagiar que se estaba larvando una crisis económica que, cuatro años después, duplicó el número de concursos de acreedores planteados por empresas insolventes, la antigua suspensión de pagos, sobre todo en el sector de la construcción. Tal es la carga de trabajo que su titular, la magistrada María del Mar Hernández, lanza un SOS para que se cree un segundo juzgado o, al menos, llegue un refuerzo de medios humanos. Las once personas que trabajan en esta sección no dan abasto para dar salida a los expedientes. En lo que va de año se han declarado en Cantabria 24 concursos de acreedores, cuando en todo el ejercicio pasado fueron 26. Lo habitual antes de la crisis eran unos 15 al año. El Juzgado no solo tramita quiebras, aunque es la parte más relevante, sino también procedimientos societarios y de competencia desleal.
-¿Cómo ha irrumpido la crisis en la actividad del Juzgado? ¿Hay un antes y un después?
-Ha habido un punto de inflexión que yo situaría a finales de 2008 y a partir de ese momento el número de procedimientos concursales y de otro tipo como los societarios, muy vinculados con cuestiones económicas, sufrió una progresión y un aumento geométrico que continúa. Este año ha habido otro repunte de procedimientos concursales. La única explicación que puedo encontrar es que determinadas empresas que acudieron a financiación no han superado la situación de insolvencia.
-¿Era necesaria la creación de la sección de lo Mercantil?
-Lo era y el volumen de concursos que hay lo está demostrando porque se están superando las previsiones.
-¿Qué porcentaje de concursos termina en liquidación?
-Puede estar en torno al 80%. El objetivo de la ley era que la mayoría de los concursos acabasen en convenio y no en liquidación. Del derecho de quiebra se decía que servía para enterrar muertos y se esperaba que la Ley Concursal sirviese para curar enfermos, con la aprobación de una mayor parte de convenios frente a la liquidación. La realidad es que hoy en día sigue siendo la solución liquidatoria la mayoritaria y la convenida tiene un reflejo muchísimo menor. El motivo fundamental está en que se acude al procedimiento concursal tarde.
-¿Puede ser porque el Juzgado da mala imagen?
-En otros países, incluso de la UE, acudir a un procedimiento concursal no se valora como algo mancillador para el honor de cualquier empresa. En España hace falta un cambio de mentalidad y todavía muchas veces asociamos una situación de insolvencia como algo que desprestigia empresarialmente y se traduce, en ocasiones, en falta de confianza en el mercado.
-¿Qué ventajas tiene una empresa que no espera al último momento para plantear su insolvencia?
-La ley permite acudir al procedimiento concursal no solamente cuando el deudor se encuentra en situación de insolvencia, sino que le da la posibilidad de anticipar la solicitud cuando prevé que va a ocurrir de una manera inminente. El acudir en el momento adecuado, además de excluir la responsabilidad personal de los administradores, la mayor ventaja es que la situación de insolvencia será menor. Desde que apareció la crisis, se recurre al Juzgado cuando la situación es insalvable económicamente.
-¿Qué lleva a una familia a presentarse en quiebra?
-Mi opinión es que el procedimiento concursal no es el más adecuado para superar una situación de insolvencia en el ámbito estrictamente familiar, salvo en los supuestos en los cuales la insolvencia está muy vinculada a una actividad empresarial. Fuera de estos casos, no es el más adecuado. Es demasiado complejo, largo y costoso para conseguir atender las deudas de una manera más desahogada. Sería necesario articular cualquier otro sistema que se ajustase más.
-¿La mayoría de concursos son del sector de la construcción?
-Cuando comenzó la crisis, el mayor volumen provenía de empresas relacionadas con la construcción y la promoción inmobiliaria. Últimamente se está extendiendo a otros ámbitos de lo más variopinto.
-¿Se han incrementado los medios materiales y humanos de su Juzgado?
-La plantilla inicial era muy reducida y se produjo un refuerzo que en parte terminó el 30 de diciembre de 2010. El personal existente para la carga de trabajo actual es insuficiente. Ahora tenemos nueve personas en el Juzgado, más el secretario y la magistrada.
-¿En los momentos más álgidos de la crisis ha habido colapso?
-Soportamos una carga de trabajo elevadísima que se refleja en el volumen de escritos que entran y el de notificaciones que salen. Hay una diferencia muy elevada en relación con las que se producen en el resto de los juzgados. Hay que tener en cuenta que el concursal es un procedimiento muy elevado y de un solo concurso aparecen múltiples piezas, seis secciones distintas y todos los incidentes concursales. Es, sin duda, de los juzgados de Cantabria que más carga de trabajo tiene.
-¿Convendría crear un segundo juzgado?
-Eso sería la situación ideal, cuando menos haría falta un refuerzo con un juez de apoyo. El repunte que se ha producido este año es una realidad pero, aunque la situación económica mejorase, el procedimiento concursal es muy largo. La repercusión de los concursos que se han presentado en los últimos años se ha proyectado en el tiempo y seguirá haciéndolo.
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