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JOSÉ CARLOS ROJO
Lunes, 6 de junio 2011, 11:55
El horizonte de algunos jóvenes se llena de incertidumbre al terminar la Enseñanza Secundaria. Para los que no piensan ir a la universidad, ni tienen una vocación clara, nació Laboreso.
El programa se inició en el curso escolar 2005-2006, promovido por un grupo de orientadores en el que se encontraba Mely Marlasca, orientadora del instituto Las Llamas. «Copiamos el proyecto del modelo educativo inglés», explica. «Un compañero que había trabajado varios años en el Reino Unido observó que allí era obligatorio que los alumnos, antes de terminar la Educación Secundaria, realizaran una estancia de prácticas en empresas, y nos pareció una idea extraordinaria», resume.
Decidieron impulsar el plan en la región, con la colaboración de la Cámara de Cantabria. La directora de formación de la entidad, Isabel Cuesta apoyó la iniciativa. «Nosotros, como centro educativo, no disponíamos de medios de enlace con el mundo empresarial, y la entidad cameral entendió el programa y los beneficios que podía proporcionar tanto al alumnado como al empresariado». Desde entonces, el Área de Formación de la Cámara de Comercio de Cantabria se encarga de gestionar la búsqueda de empresas en las que los alumnos puedan realizar las prácticas.
Mely es consciente de que es un proyecto que puede despertar cierta controversia. «Tienen miedo porque los alumnos no acuden al instituto durante dos semanas», explica; pero quiere transmitir confianza a los padres y madres. «Están supervisados por un tutor de empresa y un responsable del centro formativo que va a visitarlos a mitad de la estancia para comprobar que todo funciona correctamente», insiste.
Oportunidades concretas
Laura Peña, estudiante de cuarto de la ESO en el Colegio Verdemar de Santander, ha acogido la iniciativa con mucho interés. «No conocía el proyecto y me pareció una gran oportunidad poder trabajar unos días en el sector que quería estudiar para saber si realmente era lo que me interesaba». Cuando el coordinador de Laboreso en Verdemar, Bernardo Moro, le explicó el programa, decidió participar y sacarle el máximo partido. «Elegí realizar las prácticas formativas en una peluquería, porque creía que era mi profesión de futuro; aunque tenía dudas con educación infantil, que marqué como segunda opción».
Durante dos semanas ha «trabajado» en una peluquería santanderina conociendo la realidad del mundo laboral y asegura haber clarificado su futuro: «me he dado cuenta de que no quiero dedicarme a la peluquería como profesión, sino solo como hobby», confiesa. «El trabajo es muy duro y no me llena. Por eso me alegro de haber tenido esta oportunidad. De no ser así, hubiese perdido el tiempo estudiando algo que realmente no me motiva». Por eso, asegura la joven, «a veces las expectativas que tenemos desde las aulas se alejan del mundo laboral real».
Laura ha decidido que seguirá estudiando, y optará por un módulo de educación infantil. Continuar con la formación es la decisión que toman casi la totalidad de alumnos que participan en esta iniciativa, ya que consideran que no están preparados para iniciarse en el mundo laboral «con los horarios, tareas y responsabilidades que conlleva», como argumenta Sebastián Ionut Andrei, Sebi, un alumno que acaba de terminar sus prácticas Laboreso en la Cámara de Comercio de Cantabria.
El joven, de 18 años y origen rumano, estudia cuarto de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) en el instituto de Las Llamas. Cuando su tutor le informó del proyecto, escogió como principales opciones cinco empresas relacionadas con comercio, transporte e industria. Finalmente «me ofrecieron hacerlas en el Área de Formación de la entidad cameral». «Al principio me dio un poco de miedo porque no sabía qué iba a hacer exactamente; pero en cuanto llegué, me sentí muy a gusto», recuerda.
Permaneció quince días en la Cámara de Comercio, una experiencia que describe como «muy positiva». «He aprendido cómo es el día a día en el mundo del trabajo, con sus horarios y las relaciones entre compañeros». Además, «he adquirido conocimientos de informática, enviaba mails, hacía mailing y ayudaba en todo lo que necesitaban».
También destaca la buena relación establecida con su tutor en la empresa, Pedro Rodríguez, que le explicó las tareas que debía asumir y se responsabilizó de él. «La estancia de Sebi ha sido muy positiva, ya que ha realizado un gran esfuerzo», afirma su tutor en la Cámara de Comercio de Cantabria. «Era muy responsable y se ha adaptado con facilidad al Área de Formación», añade.
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