La Chopera se queda sin chopos

Los vecinos de Los Corrales de Buelna llevan dos días preguntándose a qué se debe la tala de chopos de una zona conocida en el municipio hace décadas, precisamente, como La Chopera, situada a las afueras del pueblo. A muchos ha llamado la atención la gran cantidad de esa especie de árboles que se ha talado en cuestión de horas. Hasta tal punto, que la Policía Local ha interpuesto una denuncia por haber derribado árboles en una zona para la que no se contaba con licencia. Incluso la alcaldesa, Mercedes Toribio, ha tenido que intervenir paralizando la tala en la zona urbana de la finca. Y es que ese terreno está dividido por la antigua Nacional 611, hoy vía muerta. Una parte, la mayor, está calificada como rústica, hacia la Autovía de la Meseta. La otra, es urbana edificable, junto a las viviendas de la calle Numancia.

Hace 46 años, la entonces propietaria, María Mazarrasa Quijano, decidió plantar los chopos que ahora se están talando. Según explicó el propietario actual, Juan Luis Mazarrasa, tras la caída de varios árboles se había solicitado, hace dos meses, licencia para talar. Tras obtener la licencia, se encargó el trabajo a la empresa Maderas Peña Lastra.

Con la caída de los primeros chopos, los vecinos se dirigieron a la Policía Local y se interpuso una denuncia por extender la tala a una zona calificada como urbana edificable, con licencia para construir 18 viviendas. Nunca se llegó a edificar porque la Confederación Hidrográfica del Cantábrico calificó ese terreno como inundable.

Tras las quejas vecinales, una patrulla de la Policía Local se presentó en el lugar y, al comprobar la ausencia de licencia, pidió la paralización de la tala en la zona próxima a la calle Numancia, además de advertir de la presencia de árboles que no eran chopos, entre ellos una hilera de robles. La propiedad respondió que se habían pedido y autorizado las licencias pertinentes ante la Dirección General de Montes y el propio Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna. Y continuó con la tala, alegando que era una finca privada y que una buena parte de los chopos cortados estaban podridos por dentro, con lo que eran potencialmente peligrosos. También afirmó que no se talarían otras especies.

Tras la petición policial y la negativa a parar la tala, intervino la alcaldesa, confirmando que la licencia sólo se había dado para la zona rústica de la parcela, no para la zona urbana. La propiedad insistió en que la intención de la tala es, en principio, evitar posibles accidentes. Explicó que el viento sur tumbó tres árboles en la última sacudida fuerte, cayendo los tres hacia la vía muerta, por lo que preocupa el estado de esos árboles. De todas formas, ratificó que la decisión es firme, se talarán cuantos chopos sea preciso.