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De izquierda a derecha, el distribuidor cántabro Enrique González Macho, el guionista de 'Blackthorn', Miguel Barros, el director, Mateo Gil, el actor Eduardo Noriega y el productor del film, Andrés Santana . :: DANI PEDRIZA
Santander saluda el regreso del Western
CINE

Santander saluda el regreso del Western

La nueva película de Mateo Gil y Eduardo Noriega, 'Blackthorn. Sin destino', se estrenó en la capital cántabra con motivo del décimo aniversario de la Filmoteca Regional

Gema Martínez

Domingo, 26 de junio 2011, 17:39

Santander. 20.00 horas. El día se va consumiendo despacio, bajo un sol de justicia, y el Palacio de Festivales de Cantabria es el escenario elegido para el estreno de 'Blakthorn. Sin destino' del cineasta canario Mateo Gil. El director, el actor santanderino Eduardo Noriega, el guionista, Miguel Barros, y el distribuidor del film, Enrique González Macho posan en el 'photocall' del centro de Gamazo. Todo sonrisas, ya que después de tres años este 'western' inspirado en el forajido Butch Cassidy está listo para cabalgar por las salas de cine españolas a partir del próximo 1 de julio -según explicó González Macho se han distribuido 160 copias en todo el país-. La película recaló ayer en Santander de la mano de la celebración del décimo aniversario de la Filmoteca Regional de Cantabria, que dirige Enrique Bolado, y que reanudará su actividad el próximo viernes con una cita especial dedicada al director catalán Ventura Pons. Al acto asistieron, además de Eduardo Noriega y Mateo Gil, el guionista, Miguel Barros, Enrique González Macho -distribuidor- y el productor del film, Andrés Santana así como el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, el concejal de Cultura, César Torrellas, el director de la Filmoteca Regional y el pintor José Ramón Sánchez.

Rodada en el altiplano boliviano, 'Blackthorn. Sin destino' es el segundo largometraje de Gil (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) que, después de descubrir el lado más oscuro de la Semana Santa en 'Nadie conoce a nadie', se atreve ahora a resucitar a una de las leyendas del Oeste con una película «divertida, con aventura y momentos de tensión, pero que también plantea una cuestión político-social: la diferencia entre robar a los bancos -que es lo que hacía Butch Cassidy- y robar los ahorros de la gente, que es lo que hacen los bancos», según explica Gil. Para Noriega, que comparte planos con Sam Shepard, Stephen Rea y Magaly Solier, entre otros, 'Blakthorn. Sin destino' es «una mirada nostálgica sobre el 'western', sobre un tipo de vida que ha desaparecido».

Tras un primer momento de desconfianza inicial, pues el cineasta canario pensaba que el proyecto no saldría adelante por problemas de financiación, el equipo se trasladó al país latinoamericano para poner en marcha un rodaje que resultó complicado: «Bolivia no tiene una industria cinematográfica sólida ni infraestructuras, pensé que sería difícil levantar el proyecto, pero se consiguió» -explica Gil- «El rodaje fue complicado, tuvimos que flexibilizarlo en función de las circunstancias pero, al final, surgieron menos problemas de los que habíamos previsto».

Nueve meses de rodaje, postproducción y las consabidas presentaciones en Festivales -como Tribeca en Nueva York el pasado mes de abril, donde cosechó una buena acogida por parte de la crítica- hacen que 'Blakthorn. Sin destino' acabe con la sequía de 'western' en la que vivía inmersa la industria cinematográfica española. Además, las aventuras de Butch Cassidy han servido para un reencuentro: el de Mateo Gil y Eduardo Noriega. Amigos desde sus años universitarios, coincidieron en la ópera prima de Alejandro Amenábar, 'Tesis' -donde Gil firmaba el guión- y en el estreno del canario detrás de la cámara, 'Nadie conoce a nadie'. Once años después, Gil reconoce que los dos han cambiado: «Eduardo ha evolucionado, siento que ha aprendido a soltarse más. En cierto sentido, a mí me ha pasado algo parecido, he hecho proyectos muy variados y eso te amplía el gusto cinematográfico y las ganas de probar cosas nuevas». Y la novedad reside en este guión de Miguel Barros -que tras un viaje infructuoso a Bolivia para rodar un documental, consiguió la inspiración realizando la ruta que habría hecho el forajido- que tanto Gil, como Noriega o Shepard alaban, y una película que el realizador espera que «la gente que no está acostumbrada vaya a verla porque es un género que habla de cosas muy cercanas».

Reviviendo el 'western'

Un género, el del 'western', que vivió su apogeo desde los años 40 hasta la década de los 70 de la mano de, entre otros, tres realizadores: John Ford, Sam Peckinpah y Sergio Leone. Tres formas de retratar el Oeste que sirvieron de inspiración al director canario que confiesa que, antes de embarcarse en la aventura boliviana de 'Blakthorn. Sin destino', analizó muchos de los títulos que alzaron a figuras como John Wayne o Clint Eastwood; y que gracias a los hermanos Coen y su 'Valor de ley' se mantiene vivo: «Es un género que sigue ahí, cada dos años llega alguna película potente y aunque no creo que se vaya a poner de moda, sigue vivito, no termina de morirse», comenta Gil.

Con 'Blakthorn. Sin destino', Mateo Gil se distancia de su faceta de guionista, una labor que considera que «se valora mal» dentro de la industria española y que le ha permitido mantenerse lejos de los focos, algo que considera positivo para desarrollar esa faceta profesional -«Los guionistas deben ser anónimos para que puedan observar la calle sin llamar demasiado la atención»- y personal pues no le atrae demasiado la idea de hacer prensa, «pero no queda otra», afirma.

«Una doble crisis»

Esta nueva aventura cinematográfica permitió a Mateo Gil recuperar los ánimos después de que se viniera abajo un proyecto al que tiene muchas ganas: la adaptación de la novela 'Pedro Páramo' de Juan Rulfo. La crisis que azota al sector dificulta que se lleve a cabo. Esta situación es «importante porque están cambiando las formas de ver cine y la principal fuente de ingresos que era la taquilla está descendiendo muchísimo. Esto implica una doble crisis, porque los productores tienen miedo y se arriesgan menos y así creo que se pierde un rango de películas muy interesantes», según comenta el director. Sin embargo, pese a su fama de pesimista, le saca el lado positivo a la maltrecha situación que vive la industria cinematográfica: «Tiene una cosa buena y es que nos obliga a rompernos la cabeza».

Otra de las batallas con las que tiene que lidiar el cine es la piratería, sin embargo, Gil cree que se ha enfocado mal el problema pues se plantea «como una batalla entre el público y la industria, mientras se olvida que hay mucha gente que está ganando dinero con esto». Gil va más lejos y explica que «lo que ocurre es que los ingresos están yendo a manos que no corresponden». Por su parte, Noriega tampoco es muy optimista con la realidad de la cinematografía española: «La crisis y los cambios están derivando toda la industria no sé hacía dónde: la forma en que entendemos el cine con el que hemos crecido, está desapareciendo».

Asimismo, el director de 'Blackthorn. Sin destino' afirma que «se han confundido las cosas con el tema de la piratería, de la Academia y la Ley Sinde» porque la entidad que preside el santanderino Enrique González Macho, distribuidor del film es «una asociación gremial donde la gente del cine se reúne para defender su terreno. Pero no es un órgano ejecutivo, no tiene nada que ver con la citada ley y, sin embargo, mucha gente no lo sabe. Creo que en esta confusión tienen mucha responsabilidad los medios de comunicación».

Polémicas aparte, a las 20.30 horas, las luces de la sala Pereda se apagan, una pantalla gigante muestra los títulos de crédito de esta 'continuación' de las andanzas de Butch Cassidy. Una película de valientes y entusiastas que algunos considerarían una locura, según comentaron en el coloquio posterior a la proyección, pero con la que Mateo Gil vuelve a cabalgar detrás de la cámara.

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