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Guillermo Balbona
Viernes, 1 de julio 2011, 10:06
Sus imágenes revelan otra manera de acercarse al mundo y la naturaleza. Y en ellas prima una misión especial: La necesidad de mostrar y plasmar la diversidad, riqueza y atractivo diferencial del patrimonio natural de Cantabria a través de la emoción estética. La imagen y el entorno vuelven a estar imbricadas este verano en una cita que se adentra en ámbitos como la mirada documental, la macrofotografía y la fotografía de aproximación en la naturaleza. Un itinerario de sesenta imágenes en gran formato que componen el universo de la exposición, 'Cantabria minúscula', del fotógrafo Gustavo Gutiérrez en el Palacio de la Caja en Santillana del Mar.
Hasta finales de septiembre, la nueva muestra se integra en la serie que la entidad viene desarrollando en los últimos años al fundir el apoyo a creadores de Cantabria con la programación de muestras divulgativas en las que lo visual, el impacto y la defensa del patrimonio natural y el medio ambiente sean protagonistas absolutas. El pasado año, con gran éxito de visitantes, el edificio de la Caja en la villa exhibió la muestra de Alejandro Díaz Díez, una propuesta de acercamiento a la vida íntima de la naturaleza bajo el epígrafe de 'Una mirada en Alta definición', que invitó a realizar un recorrido por la naturaleza de distintas comarcas de Cantabria, esencialmente Liébana, a través de reproducciones escenográficas y diez vídeos en alta definición.
Ahora, bajo esta nueva mirada 'macro' caben lo mismo una abeja solitaria que la densa cabellera de una polilla esmeralda, los escarabajos de las hojas o las plantas parásitas. Caja Cantabria inaugura esta nueva propuesta, a modo de recorrido por la fauna y flora invisible de la región, a través de estas sesenta instantáneas y un audiovisual en alta definición. Las impactantes imágenes son fruto de una selección de entre las 70.000 obtenidas por el fotógrafo ambientalista Gustavo Gutiérrez durante su trabajo en los dos últimos años. Junto al director de la Obra Social de Caja Cantabria, Juan Muñiz, el autor desveló las señas de identidad de esta mirada especial sobre «un legado ambiental que debemos conservar».
Gustavo Gutiérrez sostiene que pese a que no existen animales peligrosos para el ser humano en Cantabria, «algunas personas conservan un miedo instintivo a las formas y movimientos de ciertos invertebrados». Los tres grandes espacios que estructuran su selección visual apelan a la mirada múltiple, los tonos, aromas y texturas o los códigos de la naturaleza. Los epígrafes que acercan y nombran su recorrido gráfico, los objetivos de sus cámaras y la luz, hacen referencia a la 'lascivia vegetal, la hermandad del color y los acorazados del suelo y el aire'. Este singular álbum fotográfico comprende las orquídeas que adoptan las formas voluptuosas y olores sexuales característicos de las hembras de algunos insectos; la larga vida clandestina de los hongos; las mariposas que decoran sus alas amplias con pelos transformados en escamas; la extremada versatilidad de modelos corporales de algunos insectos...
El fotógrafo recordó que su querencia y pasión por este mundo ya se fraguó desde la infancia entre costumbres y el entorno familiar. «El trabajo en un ámbito natural permite vivir sensaciones muy especiales pese a que es extremadamente complejo obtener imágenes de animales de tan pequeño tamaño».
Las imágenes, explicó, fueron captadas con ópticas y focales que permiten gran aumento y, en ocasiones, utilizando luz artificial ya que «se puede plasmar mejor la textura en imágenes en las que además se trabaja con muy poco campo de profundidad». Las imágenes de seres diminutos pero de gran fuerza estética se acompañan en la muestra de unos textos explicativos que unen lo científico con lo literario. Tres espacios diferenciados permiten otros tantos perfiles singulares en los que se juega con las formas, dimensiones y puntos de vista de los animales, vegetación y detalles retratados.
En paralelo, la pieza audiovisual 'Inversión de Escala', incluida en la exposición, que cuenta con un atractivo y cuidado montaje, es fruto de una colaboración entre Gustavo y Diego Gutiérrez. Este «ejercicio experimental es una invitación a mirar hacia dentro». Una mirada introspectiva que va en doble sentido: «sumergirse dentro de la naturaleza para descubrir y contemplar esa 'Cantabria Minúscula'».
La pieza audiovisual juega con el cambio de escala espacial y temporal, de modo que, «al contrario de cómo se piensa comúnmente, la especie humana está a la altura de estas especies minúsculas. Y es precisamente mediante esta Inversión de Escala que emerge una conciencia renovada, cuya mirada no está puesta sobre lo que está al alcance del género humano, sino que hace necesaria una pausa, una contemplación placentera».
Gustavo Gutiérrez es ambientalista de profesión, naturalista y educador de vocación. Durante su trayectoria ha explorado de forma intensiva el papel fundamental de la imagen en la sensibilización y transmisión de valores ambientales, o como suministradora de un placer estético que nos devuelva una porción del vínculo emocional perdido con la naturaleza del lugar en el que vivimos. «Trato de algún modo de conseguir estimular a través de las imágenes esa capacidad de asombro infantil que todos llevamos dentro, y de ahí, indirectamente, favorecer una compensación de las escalas de valores y un cambio en las percepciones, opiniones y actitudes». Gustavo Gutiérrez propone un acercamiento sin prejuicios a un entorno natural que va más allá de los tópicos. El fotógrafo acepta los retos técnicos, caso de las otras necesidades de iluminación y comunica una «reinterpretación del patrimonio natural» a través de bloques temáticos.
El autor, conocido por sus trabajos sobre estudios de masas de agua que se plasmaron en la muestra itinerante 'El latido del agua', considera que a la hora de la verdad la mayor dificultad, «lo mas complicado y arduo es el trabajo de selección de las fotografías». Las imágenes que se incluyen en la cita de Santillana abarcan diversas comarcas y lugares de una comunidad que por su patrimonio natural sólo puede calificarse como un «lugar privilegiado».
Juan Muñiz, por su parte, subraya que esta exposición profundiza en una nueva línea expositiva dentro de la acción de la Obra Social de Caja Cantabria, dedicada a las muestras con la naturaleza como protagonista, como una herramienta de concienciación y defensa del patrimonio natural.
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