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Dos agentes de la Guardia Civil aparecen junto a parte de los paquetes de cocaína hallados el miércoles y jueves en aguas de Gijón. :: JOAQUÍN PAÑEDA
Aparecen quince fardos de cocaína en playas cántabras
Sucesos | cantabria

Aparecen quince fardos de cocaína en playas cántabras

Los paquetes, de un kilo cada uno, hallados en Liencres y Cóbreces son de un alijo que se descubrió el miércoles frente a Gijón

TEODORO SAN JOSÉ

Domingo, 24 de julio 2011, 11:05

Al menos quince fardos de un kilo de cocaína cada uno han aparecido en varias playas de Cantabria. Y puede que aún estén por llegar algunos más. Arribaron el viernes por la tarde, empujados por las corrientes, con toda seguridad arrastrados desde aguas asturianas, donde el pasado miércoles se halló flotando disperso un alijo de droga de 280 kilos repartidos en trece mochilas. La Guardia Civil sospecha que lo que se ha encontrado en los arenales de Cóbreces y de Liencres forma parte de aquel contrabando, razón por la que vigila y rastrea con especial sigilo la costa y playas de la región pues cabe la posibilidad de que aparezcan desperdigados más paquetes.

Esos fardos llevan a la deriva, al menos, desde el miércoles. Aquel día, mientras realizaba labores de apoyo a una regata que partía de Gijón con rumbo al puerto francés de Crouesty, una patrullera de la Guardia Civil se topó con una bolsa de deporte flotando en el agua. Estaba a una milla de la playa de San Lorenzo. No tenía nada que ver con la competición. Tampoco guardaba ropa ni cualquier otra prenda. En su interior sólo había veinte paquetes marrones, veinte envoltorios que escondían una sustancia sospechosa. El primer análisis no ofreció dudas: cocaína de gran pureza.

El hallazgo causó sorpresa a los mandos policiales y de la seguridad. Se sabe que las rutas del narcotráfico de Sudamérica no dejan de buscar nuevas vías de penetración cada vez más alejadas de Galicia, cuya costa se halla bajo un fuerte control de vigilancia, por lo que no resulta extraño que los narcotraficantes se adentren en el Cantábrico. Es decir, que podrían haber intentado probar con esta operación una nueva vía de aprovisionamiento de droga para toda España.

Mar sembrado de bolsas

Pero no se trataba de un ensayo. Ni de un alijo cualquiera. Al poco, llegó un nuevo aviso. Dos jóvenes regatistas que realizaban un curso de vela habían localizado otra mochila flotando. Era como la anterior, una bolsa oscura de similares características. Y con el mismo contenido: veinte paquetes de la misma sustancia.

Ante la sospecha de que no se tratara de algo aislado, el grupo de estupefacientes de la Guardia Civil puso en marcha un amplio dispositivo de búsqueda, reforzado por un helicóptero, que se extendió a lo largo de toda la costa gijonesa. Nacía la 'operación marejada'.

Ese rastreo dio nuevos frutos pues el mar estaba sembrada de bolsas. La misma tarde del miércoles, tras arriesgados vuelos a 30 metros sobre el agua para poder detectar los bultos de pequeño tamaño que se buscaban, el helicóptero localizó cinco mochilas más. El jueves por la mañana, antes de que el Delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, ofreciera una rueda de prensa para dar cuenta de los hallazgos, el operativo localizaba otras tres mochilas. Y por la tarde, entre la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera, hallaron otras cuatro.

La 'operación marejada' contabilizaba ya catorce mochilas, con veinte paquetes marrones cada una, y un peso aproximado de 280 kilos de cocaína. La Guardia Civil estima que esa droga en el marcado negro hubiera podido alcanzar un valor de 15 millones de euros. Trevín explicó que como los cargamentos de narcotráfico suelen ser de 300 kilos, aún podría faltar una bolsa para completar el alijo. De modo que lo que apareció ayer en las playas de Cantabria se cree que es buena parte del contenido de esa bolsa de deporte, por lo que no se descarta que el resto de paquetes siga disperso por esta zona del litoral.

El alijo de cocaína hallado entre el miércoles y jueves frente al puerto de El Musel llevaba poco tiempo en el agua. No podía ser un cargamento que se alija desde una nave nodriza para que lo recoja una lanzadera y lo acerque hasta la costa. Las bolsas de deporte -de nylon permeable- y el propio envoltorio de cada paquete carecía de la protección adecuada para ser depositados en el mar. Y menos para resistir mucho tiempo en el agua.

Lo más seguro es que el propósito fuera desembarcarlo directamente en un puerto próximo. Y que, supuestamente, el alijo fue arrojado al mar por la borda desde un barco ante el temor a ser descubiertos debido a la presencia policial en la zona, una vigilancia marítima que ese día se reforzó con motivo de la regata Meaban Crouesty-Gijón-Crouesty para barcos de crucero.

Arrastrados por la corriente

Ahora, la atención de la Guardia Civil se centra, lógicamente, en descubrir quién y dónde se arrojó la droga al mar. Los agentes trabajan en varias hipótesis. Una teoría que cobra fuerza es que se trate de una banda organizada que decidió abandonar la droga a su paso por Gijón ante la referida vigilancia policial, línea de investigación que, aunque prioritaria, no descarta otras hipótesis.

De hecho, la Guardia Civil de la Comandancia de Gijón investiga en otro frente, en el de hallar algún vínculo de este caso con el del buzo fallecido hace una semana cuando supuestamente recogía algas frente a la costa gijonesa.

Las pesquisas apuntan también hacia lo que ahora se interpreta como sospechosa presencia, hace días frente al puerto de Gijón, de un barco panameño. Ese buque al parecer habría estado dando vueltas sin aparentemente ningún rumbo fijo por la zona marítima en la que luego aparecieron los fardos de cocaína.

Y como las corrientes siguen su libre curso, la 'marejada' con sus fardos a la deriva acabó llegando a Cantabria. Las mareas depositaron el viernes por la tarde en Luaña y en Valdearenas quince paquetes. Uno de ellos se recogía a las seis de la tarde en la playa de Liencres, y los otros catorce una hora después en el arenal del municipio de Ruiloba.

No hay noticias de un operativo especial en la costa de Cantabria. Sí de una vigilancia más concreta por parte de la Guardia Civil. Y es que, como mínimo, aún podrían estar flotando a la deriva otros cinco paquetes que completarían el contenido de la bolsa.

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