Esclavos de la electrónica

Nunca se podrá sacar tanto provecho a dos músicos. Él, lo mismo tocaba la batería que los teclados, la guitarra, el bajo, hacía coros o daba paso a la música pre-grabada. Ella, tenía tiempo para cantar, transmitir y bailar como una posesa mientras golpeaba el bombo o el cencerro o mantenía el poso justo frente a la guitarra. Él, cambiaba de instrumento con sigilo, templanza, sin que se le movieran ni un centímetro las gafas de sol que llevaba como icono representativo. Ella, puro nervio, se convertía en una enérgica diablesa con cada canción y baile, como poseída, pareciendo que iba a resquebrajar sus llamativas y descubiertas piernas. Jules De Martino y Katie White, los Ting Tings, derrocharon talento multidisciplinar y dominio escénico en La Magdalena en la última jornada del festival 'Santander Music' con un concierto enérgico que calentó -y de qué manera- el ambiente de la fría noche. Desde el mismo tema inicial, 'Silence', el dúo británico tenía claro su objetivo: poner a bailar a los 3.000 asistentes a la campa. Ya lo anunció la descarada Katie White a través de una 'chuleta' que leyó como pudo en castellano. Y los aficionados contribuyeron a que la promesa se hiciera realidad dando el 'do de pecho' y sumándose al espectáculo que The Ting Tings desplegaba sobre el escenario. El electro pop más pegadizo y la energía positiva vertebraban el esqueleto de un concierto que no tuvo ni un momento de respiro: así, sonaron temas como 'Great dj', ' Hang it Up', 'Fruit Machine', 'Give it Back', 'We walk' o 'Hands', entre otros, sin freno ni respiro, nada más que para tener un sentido recuerdo a la recién fallecida Amy Winehouse de boca de Jules De Martino

El cierre a la descarga eléctrica que regaló durante poco más de una hora los Ting Tings se produjo con un prolongado 'That's not my name', tema con el que llegaron a ser número uno en las listas británicas hace tres años y que estaba incluido en su primer disco, 'We started nothing', del que vendieron más de dos millones de copias -además de más de 4 millones de descargas digitales- y por el que estuvieron nominados a los Premios Grammy. Un brillante broche a un concierto notable pero demasiado corto en duración.

La caricia de Russian Red

La actuación de The Ting Tings fue de lo más destacado de la última jornada, aunque no hay que olvidar la caricia musical que regaló Russian Red en forma de concierto. En plena forma y en boca de todos, Lourdes Herrnández regaló otro concierto sensible, cómplice, cercano, revestido de un carácter aún más especial debido a los recuerdos que guarda de sus numerosas estancias en Cantabria durante su infancia. Amparada por una escenografía que simulaba un cabaret y totalmente ajena a una estéril polémica surgida recientemente al declarar sus preferencias políticas de derechas, la Carla Bruni española viajó por los temas de sus dos discos 'I love your glasses' y 'Fuerteventura' con la seguridad y elegancia de quién sabe que su música enamora con naturalidad, sin excesos ni artificios, asentada sobre un indie tranquilo que navega por el folk y el pop.

Balance positivo

Completaron la segunda y última jornada en La Magdalena la excentricidad y eclecticismo indie de Hola a todo el mundo, el rock clásico de Jamaica y la histeria colectiva que causó James Murphy, ya bien entrada la madrugada, a los supervivientes en La Magdalena, que bailaron con la efectiva sesión house y dance ejecutada a los platos por ex líder de LCD Soundsystem, último protagonista de una nueva edición del 'Santander Music'. La organización del festival hace un balance positivo de la cita y cifra en más de 3.000 personas -la mayoría procedentes de fuera de Cantabria-, la asistencia a cada una de las dos jornadas desarrolladas en La Magdalena, a las que hay que sumar las 500 que fueron a la fiesta de presentación.