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MIGUEL PERAL
Martes, 26 de julio 2011, 02:06
La parte restaurada de la Universidad Pontificia de Comillas muestra en estos días la exposición de la Bienal de Arquitectura. Y digo muestra porque hay que ser caritativo de vez en cuando, ya que los diseñadores de la exposición merecen un suspenso en toda regla. Han sido capaces de perpetrar un montaje que impide la contemplación de los proyectos. Y no ya una contemplación sosegada y tranquila, ni siquiera una mera visualización. La muestra se articula en una especie de castillo de naipes de tal forma montado que algunos de los proyectos, con fotografías, planos y texto explicativo, están situados a casi tres metros de altura y en la cara interior de los paneles-baraja que forman el castillo. Y otros, situados más abajo, tambien se observan con notables dificultades y obligados escorzos del sufrido visitante. Resultado: frustración, cabreo general y quejas unánimes. Un desastre sin paliativos.
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