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SARA TORRE
Viernes, 29 de julio 2011, 03:31
El Sardinero, fiel reflejo del resto de playas de la región, estaba ayer, como quien dice, hasta la bandera. No hacía falta llegar hasta allí para saberlo. Encontrar aparcamiento en las inmediaciones era casi una utopía. Tampoco fue necesario verse inmerso entre los cientos de conductores que daban vueltas y encendían el intermitente cada vez que atisbaban algún hueco libre, por imposible que pareciera la maniobra.
Es normal este lleno si se tiene en consideración que la lluvia ha visitado Cantabria cada uno de los 19 días anteriores a la tregua de ayer, un descanso de tanta agua que, además, coincidía con el Día de las Instituciones, jornada festiva en la región.
Belén López, veraneante habitual de Santander, fue a la playa de El Sardinero. Era la tercera vez que se atrevía a acercarse -«y una de ellas forzando», sonríe-, desde que hace quince días llegó a Cantabria. «En julio no suele hacer muy bueno, pero tan malo como este año, nunca».
Bien lo sabe Rosario Merino, dueña de uno de los quioscos cercanos a la playa, que ayer notó la afluencia de los bañistas como no lo percibía desde hace tiempo. Guarda la esperanza de que la tendencia meteorológica dé un giro, pero también teme que el tiempo continúe igual que días pasados. «Como sigamos así, este año, entre la crisis y el mal tiempo, el verano se nos va».
También lo puede contrastar José María Díaz, encargado de uno de los restaurantes ubicados a pie de playa: «Estos días el negocio ha estado flojo. No ha venido gente a la playa y aquí se trabaja cuando hay días buenos, porque si no, los turistas se quedan por el centro o se van para su casa. Estar en un hotel viendo llover no les compensa».
Mónica Suengas llegó el sábado de Madrid y ayer fue por primera vez a tomar el sol en sus vacaciones. «Ya era hora de que pudiéramos venir a la playa».
Los que no faltan a la cita son los jugadores de palas. La zona reservada para este deporte no pasa ningún día sin ser pisada. Para Ricardo Lombana y su esposa, acudir a jugar es «como una terapia» que les hace sentir bien. «Si no llueve mucho, venimos todos los días». Además, Lombana ve el lado positivo en esta racha de mal tiempo. «Santander es así. Hace malo y luego hace bueno, y lo agradecemos mucho más que si hiciera bueno todo el verano».
Manuel Soto es el más veterano de los aficionados a las palas. Cumplirá noventa años el 16 de agosto y puede hacer comparaciones con veranos bastante lejanos. «Hacía mucho que no venían tantos días malos seguidos, pero en tiempos hacía peor que ahora». Lo mismo opina Marcelino Gutiérrez, que aprovechó para salir a pasear a su nieto en el cochecito. «Años atrás, esto era peor», corrobora.
Según la Agencia Estatal de Meteorología, durante los próximos días continuará el buen tiempo en Cantabria. Las previsiones son a corto plazo, pero los que quieran consuelo pueden pensar que la turista madrileña Beatriz Calvo va a pasar dos semanas en Santander y esto es un buen síntoma. «Siempre he tenido suerte. Cada vez que venía, todo el mundo comentaba que había hecho muy malo y que cuando yo llegaba hacía buenísimo. Espero que este año pase lo mismo», dice.
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