Un vecino de Colindres, herido tras recibir una puñalada en el cuello

Sobre las siete y veinte de la tarde de ayer, un veraneante que se encontraba disfrutando de un paseo cerca del camping El Regatón, en Laredo, se dio de bruces con un hombre, vecino de Colindres, que pedía auxilio. Según ha podido saber este periódico, el paseante vio al hombre salir de un eucaliptal en dirección a la playa herido de arma blanca en el cuello que le explicó que habia sido atacado por una pareja. A partir de ahí, una llamada al 112 alertó a la Guardia Civil, Policía Local y Cruz Roja. Precisamente, un vehículo de este Cuerpo fue el encargado de trasladar al herido hasta el Hospital de Laredo en donde recibió los primeros auxilios. Anoche, a la hora del cierre de esta edición, continuaban valorando su estado.

Según fuentes de la Cruz Roja, el hombre, de 51 años, vecino de Colindres, que responde a las iniciales F.J.P. P., presentaba evidentes síntomas de nerviosismo. Aunque anoche seguía abierta la investigación para esclarecer lo ocurrido, el veraneante que encontró al herido dijo haber escuchado, minutos antes de llegar al lugar, una fuerte discusión.

Conducción temeraria

Siete meses de prisión y dos años sin carné. Eso es lo que ha conseguido un hombre condenado por conducción temeraria y denunciado por un policía libre de servicio testigo de cómo el automovilista infringía una a una gran parte de las normas básicas del conductor.

El encuentro entre ambos ocurrió el 2 de enero de 2010 cuando circulaban por la A-67 a la altura de la salida a Suances. El policía, de descanso, transitaba por el carril izquierdo adelantando a varios vehículos cuando apareció el condenado dando luces invitándolo a que se apartara y optando finalmente por adelantar por la derecha. Por si eso fuera poco, cuando el coche del policía se incorporó al carril derecho, el mismo individuo frenó bruscamente obligando también a frenar al agente y a los que le seguían. Tras varios kilómetros circulando a una velocidad que en la sentencia se describe como «anormalmente reducida», y ocupando los dos carriles, se retiró al lado derecho y dejó adelantar a todos salvo al coche del agente. No quedó ahí la cosa, porque, cuando éste pretendía pasarlo, el acusado cambiaba bruscamente de carril obligando al agente a volver donde estaba. En la sentencia se explica que fue entonces cuando éste optó por tomar nota de la matrícula «pensando en denunciarlo».