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Foto: Daniel Pedriza
El nuevo MAS: un debate aplazado
ARTE

El nuevo MAS: un debate aplazado

La falta de espacio complica la convivencia de los fondos clásicos y contemporáneos del Museo | La ampliación de las instalaciones y la constitución de un patronato pueden conciliar a partidarios y detractores de la exposición

JOSÉ AHUMADA

Lunes, 15 de agosto 2011, 10:36

Tres meses ha tardado en aparecer la primera crítica a la nueva configuración del Museo, la que ha determinado su transformación de Museo de Bellas Artes en Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander. Hasta entonces todo había sido un runrún ante el cambio radical experimentado por este espacio, que reflejaba sobre sus paredes el mayor porcentaje del arte moderno y contemporáneo en sus fondos, derivado de la progresiva adquisición de trabajos, respecto al más clásico. Fotografía, vídeo, escultura y, por supuesto, pintura, conviven -dialogan, como se dice ahora- y comparten salas y paredes, con un orden marcado por la filosofía de la exposición y no tanto por la temática o su orden cronológico.

En una tribuna publicada a finales del pasado julio en EL DIARIO, Juan Martínez Moro, en nombre de Cantabria Nuestra, denunciaba el «escamoteo» de la obra de pintores regionales como Gran, Cossío, Riancho o Blanchard, que considera representantes de la «singularidad autóctona», en favor de una apuesta por el arte contemporáneo abocada, en su opinión, al fracaso, en tanto no se cuente con el planteamiento y el presupuesto adecuados.

El director del MAS, Salvador Carretero, con el que se ha puesto en contacto este periódico, no ha querido dar más explicaciones sobre los cambios que las que ya dio en el momento de la inauguración, a finales de abril. Entonces ya habló de descentralización, versatilidad, atemporalidad y transversalidad, nuevos parámetros, fruto de la investigación, que conformaban la nueva muestra. Entiende que cualquier aclaración ofrecida ahora puede avivar una polémica en la que no tiene interés.

Mientras, el alcalde, Íñigo de la Serna, ha adelantado su intención de retomar la idea de constituir un patronato del Museo, un órgano que generalmente tiene por función el gobierno de la institución y que incluso elige a su director. Queda por conocer las características que tendrá y las funciones que desempeñará en su versión santanderina. Juan Silió, presidente de la Asociación de Galerías de Arte de Cantabria, ha aplaudido públicamente la iniciativa municipal. En otra opinión aparecida en este periódico, ha vinculado la creación del patronato con una forma de hacer las cosas «más profesional».

Toda esta discusión -si es que puede llamarse así- en torno a los criterios que rigen la marcha del Museo, no debe distraer del principal condicionante a que se enfrentan sus responsables: la falta de espacio.

«Lo ideal es que hubiese dos edificios -opina el artista Luis Bezeta-; si no se hace eso, no hay manera. Lo que hay ahora en el Museo es un híbrido, pero quizás no haya otra que tener ese espacio híbrido, por más que resulte chocante ver mezclados el siglo XVIII con el XXI».

«Comprendo que en estos momentos de crisis es difícil realizar una gran inversión para ampliar espacios. Por eso digo que lo que hay tampoco está mal: en Santander necesitamos un poco de caña. Parece como que es Goya y nada más, pero después de él ha habido muchas cosas. Goya es importante, y lo demás también».

Un espacio para todas las cosas

También se refiere a esa necesidad de sitio el pintor Juan López. «A mí no me parece mal el cambio, aunque entiendo que lo que estaría bien es que hubiese espacio para todas las cosas: conservar el Museo de Bellas Artes y contar con otro espacio nuevo. Es cierto que la mezcla es un poco extraña, pero como solución de momento me parece bien. Entiendo que una colección de un Museo debe cambiar la exposición con los fondos que tiene. Ir toda la vida a ver el mismo cuadro en la misma pared tampoco es interesante».

Otro pintor, Eduardo Gruber, recuerda ese gran proyecto del Museo de Cantabria -«me parece que la maqueta debe de estar en el MOMA»-, ideado en los años no tan lejanos en que parecía que había dinero para gastar incluso en cultura. «Ese proyecto entonces tenía un sentido: Ahora hay que ser realista, vivimos en la época que estamos viviendo, y quizás haya que tratar de hacer cosas más modestas pero con un fondo tan profundo».

No le apetece ponerse a opinar sobre el cambio de contenidos del Museo. ¿Del patronato? «Eso es un tema evidente: un museo de esta envergadura debe tener detrás un patronato. Es una carencia que hemos tenido de siempre y resulta una necesidad para que todo marche mejor».

Gruber recupera el plan de ampliación del Museo a partir del local de la antigua imprenta Martínez. «Hay un espacio ahí muy atractivo, un pulmón que puede dar solución a todo echando imaginación. Encontrar un espacio de ese tamaño que toca casi con el edificio supone una gran oportunidad».

Esa posible ampliación es uno de los temas que se abordarán en la reunión del Consorcio de Museos, anunciada para el mes de septiembre, según indica César Torrellas, concejal de Cultura en Santander. La constitución del patronato también formará parte de la agenda. Mientras, apoya sin dejar espacio para las dudas los cambios en el Museo. «El contenido que se le ha dado y la fórmula expositiva han sido preparados por el director y el equipo de profesionales del Museo, por lo tanto se trata de un criterio muy sujeto. Es lícita la crítica a la forma de exhibir, en la que se viene trabajando desde hace diez años, con una exposición transversal, con carácter atemporal, que pone en relación obras de épocas y formatos diferentes. Las críticas pueden dar lugar a una reflexión por parte del Museo, que creo que siempre va a ser algo positivo».

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